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·         La acumulación de fósforo en el organismo resulta nociva para los pacientes de ERC, produciendo alteraciones de hueso y calcificaciones de los vasos sanguíneos

 

Málaga, 29 de septiembre de 2016. Profesionales en el área de Nefrología se reúnen mañana en la jornada Knowledge Exchange in Renal Care (Intercambio de conocimientos sobre cuidados renales), con la colaboración de la compañía biotecnológica Shire y avalada por la Sociedad Española de Nefrología, con el objetivo de realizar una actualización de los principales factores implicados en las alteraciones del metabolismo mineral del paciente con insuficiencia renal. Estas alteraciones son responsables, entre otros problemas, de una mala función vascular y cardiaca, complicaciones que incrementan la mortalidad de los pacientes con Enfermedad Renal Crónica (ERC). “Estas alteraciones son muy complejas y en continuo cambio, pues existen muchos grupos estudiándolas, y que introducen avances casi constantemente. Además, el nefrólogo emplea tiempo y recursos en el control de las alteraciones del metabolismo mineral. Por todo ello, esta jornada es de gran interés para los especialistas”, apunta el doctor Emilio González Parra, Jefe de la Unidad diálisis del Servicio de Nefrología en Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

 

Entre las grandes novedades de la jornada, se encuentra los avances en la investigación de la implicación del factor fibroblástico 23 (FGF23) en estos pacientes.  Al inicio de la ERC, se altera el metabolismo mineral porque el riñón es el principal órgano regulador del fósforo, elemento que es esencial, pero que si se acumula en el organismo resulta nocivo. “Al disminuir su eliminación urinaria el paciente renal retiene fosforo, desencadenándose una situación de envejecimiento prematuro con aparición de alteraciones en el hueso y calcificaciones en otros tejidos no óseos, especialmente en los vasos sanguíneos, lo que incrementa el riesgo cardiovascular. Estas complicaciones cardiovasculares constituyen la principal causa de mortalidad en el paciente renal”, explica la doctora María Luisa González Casaús, investigadora/experta en metabolismo mineral del Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla.

 

Para controlar el balance de fósforo en nuestro organismo, se produce en el hueso FGF23, una hormona cuya función es impedir que se produzca una retención de fosforo en el organismo. Ésta se eleva cuando se altera la función renal para forzar la excreción de fosfato en lo que queda de riñón sano. Cuando encontramos valores de FGF23 excesivamente elevados en sangre, sabemos que ese paciente tiene más complicaciones con el fósforo, aunque aún sea normal en sangre, lo que nos indicaría la necesidad de instaurar el tratamiento. Además, diversos estudios muestran que los pacientes que tienen niveles extremadamente aumentados de FGF23, evolucionan peor y deben recurrir antes a la diálisis como tratamiento. Por otra parte, y aun tratándose de un mecanismo compensador, el exceso de FGF23 puede pasar factura al organismo porque produce, entre otras complicaciones, fibrosis y aumento de la masa cardíaca. Esto justifica que estos pacientes muestren mayor mortalidad cardiovascular.

 

Con todo esto, los especialistas han descubierto la importancia de controlar el fósforo en sangre: “La única forma de compensar la pérdida de eliminación de fosforo por orina al alterarse la función del riñón es controlar su absorción intestinal, inicialmente con una dieta restrictiva en proteínas, ya que son la principal fuente de fósforo. Para evitar desnutrición por la dieta se utilizan los quelantes del fósforo, fármacos que captan el fósforo de los alimentos evitando que se absorba en el intestino. Algunos quelantes reducen además los niveles sanguíneos de FGF23. El problema que se plantea es que los quelantes en general, y especialmente estos más potentes se indican cuando ya se encuentra aumentado el fosforo sanguíneo y en ese momento llegamos tarde porque nuestro paciente ya está calcificado”, afirma la doctora González Casaús.

 

Por tanto, se ha demostrado que es importante que los especialistas en nefrología tengan un nuevo enfoque terapéutico para intentar mejorar la evolución de la ERC. En palabras de la especialista: “El nuevo objetivo del tratamiento debería ser el control del FGF23 más allá del propio control del fósforo, mejorando así las posibles complicaciones y comorbilidades en los pacientes renales. Este nuevo escenario reduciría el riesgo de mortalidad de los pacientes”.

 

Además de los tratamientos para controlar el fósforo y el factor FGF23, es importante que los pacientes sigan una dieta: “Restringimos el fósforo, el líquido y el potasio, y en pacientes con estadios 3-5, también las proteínas. Esta dieta es compleja ya que se debe evitar que el paciente se desnutra. Además, se debe buscar que no se pierda el sabor y que el paciente pueda disfrutar comiendo. Por ello, con los quelantes de fósforo, el paciente puede comer mayor variedad de alimentos y hacer que no se complique su día a día”, explica el doctor González Parra.

 

Una enfermedad que afecta a 4 millones de personas

 

La Sociedad Española de Nefrología realizó un estudio epidemiológico[i] hace unos años en el que se observó que un 9% de la población española padece insuficiencia renal, lo que supone más de 4 millones de personas. Pero además se pudo comprobar que un alto porcentaje de pacientes lo desconocen, por lo que esta enfermedad se detecta en muchas ocasiones cuando el estadio ya es avanzado.

 

Se trata de una enfermedad muy diversa con distintos estadios y comorbilidades según los pacientes, aunque las más habituales son las cardiovasculares. Esto supone una gran variedad de tratamientos, algunos de ellos muy complejos, para evitar la progresión de la enfermedad renal, pero también otros para controlar los factores de riesgo cardiovascular.

 

“Estos pacientes están tratados con una media superior a 10 comprimidos al día. Uno de los problemas es conseguir que el paciente no se canse y deje de tomar la medicación. Son tratamientos crónicos, cuyos efectos no se notan inmediatamente. Por ese motivo la adherencia no es siempre la necesaria y el nefrólogo tiene una difícil misión para conseguirlo. Si el paciente conociera realmente la importancia del tratamiento, no lo suspendería”, concluye el doctor González Parra.

 

Acerca de Shire

 

Shire es la compañía biotecnológica líder a nivel mundial centrada en cuidar a las personas con enfermedades raras y otras condiciones especiales. Tenemos productos punteros en más de 100 países en distintas áreas terapéuticas, incluyendo Hematología, Inmunología, Neurociencias, Enfermedades Lisosomales, Gastrointestinal / Medicina Interna / Endocrinología y Angioedema Hereditario; una franquicia creciente en Oncología; y un pipeline emergente e innovador en Oftalmología.

 

Nuestros empleados vienen a trabajar todos los días con una misión compartida: desarrollar y suministrar terapias innovadoras para los cientos de millones de personas en el mundo afectadas por enfermedades raras y otras condiciones de alta especialización, y que carecen de terapias eficaces para vivir con la mejor calidad posible.

 

Para más información: http://shirenefrologia.es/

 

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