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  • La vulvodinia presenta síntomas como sensación de irritación o ardor que afectan a toda la vulva o solo a una parte como el clítoris o el vestíbulo vaginal

  • La endometriosis es una enfermedad crónica que requiere un plan de gestión para toda la vida que debe prolongar lo máximo posible el uso de las alternativas no quirúrgicas

  • No se debe subestimar el dolor de origen no obstétrico durante el embarazo, ya que, en muchas ocasiones, se retrasa su diagnóstico y no se ofrece a la embarazada un adecuado enfoque terapéutico

  • Muchos de los fármacos que se utilizan para el abordaje del dolor pueden ser perjudiciales para el feto y, por ello, deben evitarse

Bilbao, octubre de 2021.- Los especialistas en dolor crónico ahondan en la situación de la mujer frente al dolor crónico y su tratamiento en el marco del XVII Congreso de la Sociedad Española del Dolor. El caso femenino es de gran importancia, ya que, tal y como exponen los especialistas, hasta un 28% de las mujeres (unos seis millones de españolas) de cualquier edad y etnia padecen dolor vulvar crónico y hasta un 10% de la población femenina en edad fértil presenta dolor pélvico de forma crónica.

En la sesión ‘El dolor del cromosoma X’ de la reunión nacional de los expertos en dolor crónico, Juan García Carrasco, anestesiólogo del Hospital San Juan de Dios de Burgos, presenta la exposición ‘Manejo del dolor en la embarazada’, Lydia Serra Llosa, fisioterapeuta especialista en pelviperineología del Instituto de Fisioterapia Pélvica Integral, expone el ‘Abordaje de la vulvodinia desde la fisioterapia’, y Ramón Usandizaga Elio, jefe de sección del servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario La Paz, se centra en las ‘Novedades en el tratamiento de la endometriosis’.

Dolor vulvar

La vulvodinia se define como el dolor o malestar vulvar crónico que persiste durante más de tres meses y no cuenta con un origen identificable. En la actualidad se calcula que esta situación afecta del 10 al 28% de las mujeres de todos los rangos de edad y etnias. “Las pacientes experimentan sensación de irritación, quemazón, ardor, escozor o carne viva, que pueden afectar a toda la vulva (vulvodinia generalizada) o solo a una parte de la misma como el clítoris (clitoridinia) o el vestíbulo vaginal (vestibulodinia)”, indica Lydia Serra.

La especialista hace hincapié en que este dolor no es un síntoma, sino que es la propia patología. “La vulvodinia se debe considerar una enfermedad de dolor crónico primaria, sin causa identificable, con factores genéticos, infamatorios, hormonales y musculares implicados en su desarrollo.”, explica.

Además, el aspecto psicológico también cuenta con un gran peso a la hora de perpetuar o aumentar la intensidad de la dolencia. Entre ellos se pueden encontrar factores como la angustia psicológica, el pensamiento catastrofista, factores cognitivo-conductuales, la percepción de la enfermedad y la fatiga mental. Todas estas situaciones, para la especialista, “demuestran la importancia de un abordaje multidisciplinar que preste importancia a los aspectos biológicos, psicológicos y sociales de la paciente”.

Por último, Lydia Serra destaca la importancia de la fisioterapia a la hora de abordar el dolor crónico. Así, afirma que “la fisioterapia forma parte de un tratamiento holístico global, multidisciplinar, como primera línea de tratamiento conservador, integrado en un tratamiento médico/farmacológico y psicoterápico, al que se pueden asociar procedimientos invasivos por parte de estas unidades y que deben ser individuales para cada paciente”.

Endometriosis

La endometriosis, que se produce cuando las células del revestimiento del útero se desarrollan en otras zonas del cuerpo, es la causa más frecuente de dolor pélvico crónico en la mujer. Se calcula que afecta del 2 al 10% de las mujeres en edad fértil. De hecho, Usandizaga indica que “es previsible que esta patología se termine por diagnosticar en más de la mitad de las mujeres que presentan dolor pélvico de forma crónica”.

Esta patología presenta como síntomas principales la infertilidad y el dolor. Ante esta situación, tal y como recalca Usandinzaga, “los especialistas en el tratamiento del dolor deben tener en cuenta los deseos de la mujer, sobre todo respecto a su intención de tener hijos”.

El tratamiento de la endometriosis cuenta con vías médicas y quirúrgicas. Los tratamientos médicos no son curativos y se dirigen a controlar los síntomas. Es decir, tratan de evitar la progresión de la enfermedad, prevenir las recurrencias en las mujeres que han sido intervenidas y preservar la fertilidad. Por otro lado, la opción quirúrgica se centra en extirpar todas las lesiones existentes, situación que aumenta el riesgo de complicaciones y secuelas a largo plazo. Respecto a esta última vía de tratamiento, Usandizaga señala que “en base a sus posibles complicaciones, esta opción se reserva para las ocasiones en las que no se consigue controlar el dolor de las pacientes a través del tratamiento no quirúrgico”.

La endometriosis es una enfermedad crónica que requiere un plan de gestión para toda la vida que debe prolongar lo máximo posible el uso de las alternativas no quirúrgicas”, afirma Usandizaga.

Dolor y gestación

En el caso de las mujeres embarazadas, Juan García Carrasco explica que, “no se debe subestimar el dolor de origen no obstétrico durante el embarazo, ya que, en muchas ocasiones, se retrasa su diagnóstico y no se ofrece a la embarazada un adecuado enfoque terapéutico. En muchas situaciones se normalizan episodios dolorosos que pueden desembocar en problemas más graves como el dolor de la cintura pélvica”.

“Cuando surge dolor durante el embarazo, los especialistas se encuentran frente a un enorme hándicap, ya que muchos de los fármacos que se utilizan para abordar estas situaciones pueden ser perjudiciales para el feto”, indica García que, además, explica que “ante una situación como esta, el abordaje terapéutico consiste en un tratamiento farmacológico adecuado, técnicas intervencionistas y terapias no farmacológicas (hábitos de vida saludable, ejercicio físico, técnicas de relajación, yoga, etc.) que permiten controlar el dolor en la mayoría de los casos”.

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