En octubre de 2007, la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) elaboró la denominada Declaración de Sevilla, una norma deontológica sobre información e informadores de la salud gestada con la voluntad de ser un instrumento útil para que los profesionales ejerzan libre y responsablemente su labor. En este decálogo, se les recuerda la necesidad de “ser conscientes de que la información que administramos educa en salud” y de que a partir de ésta “los ciudadanos toman decisiones que les atañen”.
Este manifiesto, al que ahora se adhiere la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), nace en noviembre de 2012 con la voluntad de profundizar en nuestro compromiso ético con la audiencia como periodistas que informan de salud, un reto excepcional que nos debe obligar a practicar la cautela en nuestro ejercicio profesional.
Hay cuestiones de salud que nos plantean desafíos adicionales ya que una información deficiente o incorrecta puede dar lugar a una decisión desafortunada con impacto sobre la salud general. Este puede ser el caso de la vacunación, una de las medidas de salud pública que más ha contribuido a mejorar la expectativa y la calidad de vida de la sociedad en su conjunto. En este marco de actuación, como profesionales, tenemos la obligación de ser rigurosos y precisos en la información que manejamos, así como objetivos y equilibrados a la hora de transmitirla a la población.
Este manifiesto ha sido consensuado con un grupo formado por más de 20 periodistas expertos en información de salud de algunos de los medios de comunicación españoles con mayor representatividad, reunidos con motivo del taller monográfico Network ANIS por una comunicación responsable en vacunación convocado a instancias de ANIS, con el apoyo de la Asociación Española de Vacunología (AEV) y el Observatorio para el Estudio de las Vacunas.
ESTAS SON LAS CONCLUSIONES ALCANZADAS
Los periodistas y los medios que informan de cuestiones relacionadas con la vacunación tenemos la responsabilidad de…
1. ENTENDER LAS BASES DEL PROCESO DE INVESTIGACIÓN MÉDICO-CIENTÍFICA DE LAS VACUNAS. O, en caso contrario, al menos, acudir a expertos competentes y, en caso de duda, renunciar a publicar una información sesgada, no contrastada o apoyada en testimonios no acreditados.
2. BUSCAR FUENTES ACREDITADAS A LA HORA DE INFORMAR SOBRE VACUNACIÓN.
En vacunación no hay creencias, hay realidades. Debemos seleccionar las fuentes teniendo como guía el interés público y acreditar la procedencia de las informaciones que nos suministran. Debemos establecer criterios como la pertenencia a sociedades científicas o publicaciones que permitan certificar la credibilidad científica de la fuente.
3. NO DIFUNDIR INFORMACIONES BASADAS EN UNA ÚNICA FUENTE. La complejidad de la información sobre vacunación difícilmente se puede resolver acudiendo a una única fuente, por lo que se deben evitar las noticias basadas en un único punto de vista.
4. HUIR DEL SENSACIONALISMO. Evitar el periodismo testimonial fácil y el dramatismo sin comprobar los datos aportados. Para ello, debemos solicitar a las fuentes de información que colaboren en la correcta interpretación y valoración de la relevancia de los datos científicos.
5. SER TRANSPARENTES EN LA INFORMACIÓN. Conocer los vínculos entre las fuentes de información y quiénes las promueven, así como desvelar su identidad si fuera pertinente para su correcta interpretación. No debemos permitir la politización de la salud pública, por lo que debemos exigir mayor transparencia a todas las entidades involucradas en la transmisión de información en vacunación: desde industria farmacéutica hasta las administraciones sanitarias públicas.
6. SER RIGUROSOS CON LOS DATOS QUE MANEJAMOS. Ser precisos en la información y facilitar a nuestra audiencia el mayor número posible de claves, datos, testimonios, referencias… que ayuden a interpretarla correctamente. La información que se ofrezca debe basarse en la evidencia científica. Asimismo, los argumentos de tipo clínico deben diferenciarse claramente de otros como los económicos para evitar la confusión en la audiencia. Como parte de los datos, debemos informar de los efectos adversos, pero también de las consecuencias para la población que conlleva la no vacunación.
7. CUIDADO CON INTERNET. Si acudimos a Internet, debemos asegurarnos de que consultamos webs acreditadas con sellos de calidad del ámbito científico (HoN Code, WMA…). El uso de la información obtenida en Internet no excluye la responsabilidad de contrastar su veracidad y, sobre todo, su vigencia.
8. BUSCAR LA ORIGINALIDAD EN EL ENFOQUE SIN COMPROMETER EL RIGOR. Ser originales en la exposición y en el enfoque de la información no debe impedirnos mantener como premisas el rigor, el equilibrio y la precisión.
9. EXIGIR DE LAS INSTITUCIONES SU CORRESPONSABILIDAD EN LA DIVULGACIÓN SOBRE VACUNACIÓN. Los periodistas y los medios que informan de cuestiones relacionadas con la vacunación consideramos que, para ejercer nuestra tarea con responsabilidad en las mejores condiciones, necesitamos un compromiso inequívoco con la divulgación sobre vacunación por parte de las instituciones sanitarias públicas y privadas y de los profesionales e investigadores como fuentes de información. Lograr altas coberturas en vacunación entre los profesionales sanitarios constituiría un ejemplo para la población.
10. FAVORECER LA FORMACIÓN CONTINUADA. Con el fin de poder hacer de estos propósitos de interés general una realidad, solicitamos recursos formativos para que los profesionales podamos contar con información y conocimientos actualizados en materia de salud y medicina en general y, de vacunación, en concreto.
Adjunto