q Las dificultades y la sobrecarga de trabajo que supone la conciliación de la vida laboral y familiar causan problemas de salud en las mujeres
q Según la III Encuesta Europea de Condiciones del Trabajo, la mujer desempeña trabajos más monótonos, con salarios menores, menos perspectivas de promoción y más precariedad laboral.
q Las políticas de salud laboral realizadas desde una óptica masculina dejan de lado los principales problemas de salud laboral de las mujeres.
q La perspectiva de género y salud debería estar presente en las políticas de diferentes ámbitos, como la economía, el trabajo, la familia o la educación.
Madrid, 3 de marzo de 2004.- La incorporación de la mujer española al mercado laboral ha sido más tardía que en otros países de la Unión Europea, pero se ha llevado a cabo a un ritmo más acelerado. Así, en 1980 la tasa de actividad femenina en nuestro país era de un 27% y en 2002 de un 41%, frente al 48% en Europa el mismo año.
Esta incorporación al mercado laboral ha repercutido de forma notable en su salud, tanto de forma positiva, ya que les ha ayudado a desarrollarse personal y profesionalmente, además de proporcionarle independencia y autonomía; como de forma negativa. ?A pesar de la mayor carga de trabajo entre las mujeres ocupadas, su estado de salud es mejor que el de las amas de casa, pero sus estilos de vida son más insaludables?, explica la doctora Lucía Artazcoz, del Grupo de Género y Salud Pública de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) y ponente del Coloquio ANIS sobre Salud, Género y Trabajo en la Mujer del Siglo XXI, celebrado hoy en colaboración con la División de Salud de la Mujer de Novartis y la Asociación de la Prensa de Madrid.
La doctora Artazcoz afirma que ?el paro, no sólo afecta la salud de los hombres, sino que es la causa, junto con otros factores, del mal estado de salud mental en la mujer, sobre todo en las solteras, que supusieron el 37% del total de mujeres paradas en el año 2003. Además, el trabajo sin contrato tiene un impacto extraordinario en el estado de salud mental de las mujeres?.
Entre las soluciones para que la ocupación laboral no cause un deterioro en la salud y calidad de vida de la mujer, la doctora Artazcoz señala ?la necesidad de cambiar las políticas de salud laboral realizadas desde una óptica masculina y la puesta en marcha de políticas para fomentar la entrada de las mujeres en el mercado laboral acompañadas de otras para facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar?.
?Asimismo?, añade esta experta, ?la perspectiva de género y salud debería estar implícita en las políticas de diferentes ámbitos, como la economía, el trabajo, la familia, la educación, etc.?.
Trabajo, familia y salud
Uno de los problemas a los que se enfrenta la mujer con un trabajo fuera del hogar es la conciliación de la vida laboral con la familiar. Según la doctora Artazcoz, ?existen diversas formas de llevar a cabo esta conciliación, como recurrir a la ayuda de padres o suegros, contratar a trabajadoras domésticas, trabajar a tiempo parcial o hacer una doble jornada de trabajo, lo que conlleva un mal estado de salud en general, la limitación crónica de la actividad habitual, un aumento del riesgo de trastornos crónicos de salud, la realización de menos ejercicio físico en el tiempo libre y menos horas de sueño?.
La III Encuesta Europea de Condiciones del Trabajo pone de manifiesto que el trabajo a tiempo parcial se concentra en un pequeño número de ocupaciones de mayor monotonía, con menor oportunidad para aprender y peor pagadas en términos de precio por hora trabajada. ?El trabajo parcial tiene otras consecuencias indirectas, como la limitación de las perspectivas de promoción, la reducción de las pensiones de jubilación y la disminución de la presencia de las mujeres en la vida pública?, explica la doctora Artazcoz. ?En España, esta situación se agrava si tenemos en cuenta que el 53% de las mujeres que trabajan a tiempo parcial tiene contratos temporales?.
En otras ocasiones, las mujeres optan por abandonar el mercado laboral para atender sus responsabilidades familiares, de forma que el número y proporción de mujeres que abandonan el trabajo remunerado por razones personales o responsabilidades familiares ha aumentado de 60.000 en 1992 a 117.500 en 2002. Según la doctora Artazcoz, ?este abandono se concentra en las ocupaciones menos cualificadas y las trabajadoras de servicios de restauración y comercio?.
Patologías en aumento
Con su incorporación al mercado laboral, la mujer ha adquirido una serie de hábitos nocivos para la salud, como el consumo de tabaco y alcohol, que están repercutiendo de forma muy negativa sobre su salud. Además la falta de tiempo se asocia a un número insuficiente de horas de sueño y poco ejercicio físico en el tiempo libre. En este sentido, se estima que previsiblemente en los próximos diez años el cáncer de pulmón será la primera causa de mortalidad por cáncer en la mujer, por encima incluso del cáncer de mama.
Mujer y trabajo en España
En España, el paro laboral en la mujer ha adquirido una importancia creciente últimas décadas. Así, la contribución de las mujeres al paro ha pasado del 34% en 1982 al 57% en el año 2003. Durante este año, además, el volumen del paro femenino de larga duración (igual o superior a dos años) duplicó al masculino (298.000 mujeres frente a 148.000 hombres). ?La mujer en nuestro país tiene menor variedad de ocupaciones que el hombre y a menudo en su trabajo pagado reproduce el rol tradicional en la familia?, explica la doctora Artazcoz. ?Por ejemplo, hay el doble de mujeres que hombres que trabajan en la educación, el triple de mujeres que hombres en trabajos de sanidad y servicios sociales y ocho veces más mujeres que hombres trabajan en servicio doméstico?.
Por otra parte, e independientemente de la edad y la cualificación, las mujeres ocupan menos cargos de responsabilidad. Así, según datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales recogidos de la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística, del total de cargos de dirección de la Administración Pública y de empresas de 10 o más asalariados, sólo el 18,17% estaba ocupado por mujeres durante el último cuatrimestre del 2003.
Esta situación se refleja también en las diferencias de género en los salarios, de forma que los resultados de la III Encuesta Europea de Condiciones del Trabajo indican que en el 36,36% de las mujeres el salario laboral es bajo (frente al 13,89% de los hombres) y que sólo el 12,99% de las mujeres (frente al 29,17% de los hombres) tiene un salario alto. ?Las conclusiones de esta Encuesta ponen de manifiesto que el trabajo que desempeña la mujer en comparación con el hombre es más monótono, con un salario menor, con menos perspectivas de promoción y con más precariedad laboral, acoso moral y sexual y más exigencias?, concluye la doctora Artazcoz.
En comparación con la Unión Europea, el porcentaje de mujeres que en España trabajan a tiempo parcial es menor (el 17% frente al 33%), hay más tasa femenina de paro (16,3% en España frente al 8,6% en la Unión Europea) y más inestabilidad laboral. Así, la inestabilidad laboral en España está presente en el 34,2% de las mujeres que trabajan y en la Unión Europea en el 10,3%.
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