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24

Nov 2021

Escrito por Comunicación ANIS
España recupera poco a poco las cifras prepandemia en donaciones

Tras suspenderse el año pasado por motivo de la crisis sanitaria generada por la pandemia de la COVID-19, la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), la Coordinación Autonómica de Trasplantes de Aragón y ANIS organizaron una nueva Reunión Anual de Coordinadores de Trasplantes y Profesionales de la Comunicación, que en esta ocasión fue la edición número diecisiete.

Los días 22 y 23 de noviembre, Zaragoza acogió este evento, en el que se contó con la presencia de los mejores expertos en donación y trasplante de España. En su inauguración, junto con la consejera de Sanidad de Aragón, Sira Repollés, y la presidenta de la ONT, Beatriz Domínguez-Gil, estuvo el vicepresidente de ANIS, Fernando Comas. La también vicepresidenta Coral Larrosa se encargó de moderar una de las mesas, El futuro de la donación y el trasplante: ¿hacia dónde vamos?, y en la ceremonia de clausura intervino la delegada de ANIS en Aragón, Melania Bentué.

En la Reunión se dieron charlas que abordaron diferentes aspectos de actualidad como la donación de pacientes de enfermedades neurodegenerativas como la ELA o el desarrollo y utilización de dispositivos ECMO, que permiten mejorar la calidad de los injertos. No se olvidaron tampoco de abordar el impacto y la adaptación del Programa Español de Donación y Trasplantes a la COVID-19.

Recuperando las cifras prepandemia

La pandemia de la COVID-19 supuso un tremendo impacto en el sistema sanitario. Uno de los sectores que más se vieron afectados fue el de los trasplantes, con una paralización total en la primera ola. Luego de un año de récord como fue 2019, la actividad de donación se redujo un 23% y la actividad de trasplante un 19%. Esto supuso entre otras cosas que hasta un millar de pacientes vieran retrasado su trasplante, y se convirtieran en víctimas colaterales del coronavirus.

A pesar de eso, Beatriz Domínguez-Gil, directora de la ONT, señaló que no hubo un incremento de la mortalidad en pacientes en lista de espera en 2020; lo que ocurrió fue que se indicó menos el trasplante y de ahí esas mil personas, en comparación con 2019, que no llegaron a incorporarse a las listas o lo hicieron tardíamente por la saturación del sistema.

Pese a que las cifras de trasplante no han alcanzado los niveles prepandemia, Domínguez-Gil señaló que, si se comparan los diez primeros meses de 2021 con el mismo periodo de 2020, la actividad de donación ha crecido un 6% y la actividad de trasplante un 7%, y reiteró que España cuenta en estos momentos con 37,4 donantes y 93,3 trasplantes por millón de habitantes, “tasas que superan con creces lo logrado en cualquier país del entorno en época prepandémica”. Así, la ONT confía en poder llegar a los 40 donantes por millón de población a finales de 2021 y aproximarse a los 100 trasplantes, en un año en el que se ha registrado una recuperación progresiva.

Recuperación de los tiempos en las listas de espera

Hoy las listas de espera ya han recuperado prácticamente sus tiempos, que en España son muy reducidos en comparación con otros países de Europa: de doce a dieciocho meses para el riñón, pero de menos de cuatro meses para los otros de órganos. Y para enfatizar los tiempos de espera de España, Domínguez-Gil recuerda que en Alemania un paciente debe esperar de media siete años para un trasplante de riñón.

La directora de la ONT subraya que el programa español de trasplantes funciona muy bien, lo que achaca a que está construido sobre un Sistema Nacional de Salud universal y público con capacidad técnica y una sociedad muy solidaria. Pero además, España se distingue por la formación continuada, protocolos de actuación y evaluación de resultados, como la XVII reunión anual de coordinadores de trasplantes celebrada en Zaragoza. Es un modelo organizativo y de gestión que justifica el éxito junto a las vías de mejora que se están poniendo en marcha.

Nuevas formas de conseguir donaciones

Y para aumentar los órganos disponibles, la ONT se ha puesto en marcha. Con la entrada en vigor de la ley de la eutanasia, en junio de 2021, comenzaron a llegar peticiones de personas que solicitaban la prestación de ayuda a morir y, por ende, la donación de sus órganos. De momento han llegado ocho: dos ya han donado órganos que han permitido seis trasplantes y las otras seis peticiones se están valorando.

La ONT está ultimando un protocolo de actuación con los coordinadores de trasplantes, ya que este tipo de fallecimiento es compatible con la donación, si bien la muerte tiene que producirse en el ámbito hospitalario. Se trata, dice Domínguez-Gil, de que la parada cardiorrespiratoria se produzca en un entorno controlado para poder actuar con rapidez y que los órganos sean válidos para trasplantar. Domínguez-Gil explica que, en general, las donaciones de fallecidos se producen a partir de muerte encefálica con daño cerebral catastrófico y la relación del coordinador de trasplantes es con una familia en duelo.

En el caso de personas con enfermedades neurodegenerativas, como la Esclerosis Lalteral Amiotrófica (ELA), son los propios pacientes los que, ante la inminencia de su fallecimiento, se interesan por la donación y mantienen con los coordinadores ese tipo de conversaciones en primera persona. Este año han donado sus órganos 29 personas fallecidas con ELA, 35 en 2020 y 124 desde 2013. En total estas donaciones han permitido realizar 310 trasplantes.

En cuanto a los fallecidos con COVID, Domínguez-Gil precisa que por un lado están los donantes que en el momento de la muerte presentan PCR positivo, es decir, que han sido diagnosticados con COVID, se han curado clínicamente pero persiste la positividad y fallecen por otro motivo. En este caso, la instrucción es clara: si la sintomatología ha sido leve y la carga viral es baja, es seguro ir adelante con la donación. De hecho ya se han realizado seis trasplantes de tres donantes con PCR positiva.

Y luego está el paciente que fallece por COVID. Esta situación se está explorando, pero con visos a que sea una realidad en los próximos meses para todos los órganos, salvo los pulmones. Además de estas novedades, Domínguez-Gil recuerda que en los últimos años ya se pusieron en marcha otras vías de trabajo como la colaboración con cuidados intensivos orientados a la donación, el trasplante de personas de edad avanzada, la donación pediátrica y en asistolia ‒ausencia de latido cardíaco durante más de 5 minutos‒, que ha revolucionado el modelo.

Normalizar la donación

Domínguez-Gil reconoce que el programa de trasplantes se ha resentido a consecuencia de la COVID, pero también ha dado muestras de "recuperación, adaptación a un entorno complejo y reconstrucción". "Y hemos sido capaces de alcanzar unos niveles extraordinarios de actividad en comparación con cualquier país del mundo y, además, hemos seguido innovando", añade. La directora de la ONT sostiene que, teniendo en cuenta lo vívido, deberíamos tener un "altísimo nivel de satisfacción con lo logrado" y como legado dice que le gustaría, más que mejorar cifras que se pueden ver alteradas por factores que escapan al control, "normalizar la donación". Se trataría, dice, que "como política de país y de hospital, la donación se convierta en algo normal en todo proceso de final de vida, y que el paciente pueda ser donante siempre que lo desee".

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