Simposio “Innovando en Nutrición Infantil, desde la lactancia hasta las fórmulas infantiles” de Nutricia
- La creación de un entorno óptimo para la proliferación excesiva de ciertas bacterias, como estafilococos y estreptococos, es la causa más habitual de mastitis. Este hecho conduce a un desequilibrio en la microbiota de la mama.
- El estudio PREMIUM, recientemente publicado en la revista Microorganisms, ha mostrado que la suplementación con la cepa probiótica Lactobacillus salivarius PS2 reduce el riesgo de desarrollar mastitis hasta en un 59% de los casos.
- En el ámbito de las fórmulas infantiles, los especialistas han subrayado los beneficios de los lípidos procedentes de la grasa láctea, que tienen una mayor cantidad de b-palmitato -el ácido palmítico más abundante en la leche humana- y que logra que las grasas y el calcio se absorban mejor.
Madrid, 28 de junio de 2023.- En la actualidad, cuando se habla de mastitis, generalmente nos referimos a una inflamación de la mama que ocasiona dolor local y que suele ir acompañada de fiebre o afectación del estado general. “Pero existen también lo que denominamos “mastitis subagudas o subclínicas”, en las que se produce la inflamación del pecho de la madre lactante, pero solo con afectación local, como hinchazón, dolor, sensación de quemazón y reducción de la secreción de la leche, e Incluso, a veces, solo se manifestan como dolor cuando se da el pecho al bebé”, explica la Dra. Rosaura Leis, del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela y coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría. El análisis de la situación de este tipo de mastitis ha centrado el simposio “Innovando en Nutrición Infantil, desde la lactancia hasta las fórmulas infantiles” organizado por Nutricia en el marco del congreso de la Asociación Española de Pediatría.
Según los expertos, este tipo de mastitis “es de gran importancia, porque, según las diferentes estadísticas, hasta una tercera parte de las madres pueden abandonar la lactancia debido a esta causa”. Por esta razón, el Dr. Guillermo Álvarez de Calatayud, del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y presidente de SEMiPyP (Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos), ha hecho hincapié en el rol que puede desempeñar la microbiota en el abordaje de estas mastitis, ya que “un desequilibrio en la microbiota puede asociarse a la presencia de mastitis. Por este motivo, ensayos clínicos con probióticos para modular dicha microbiota, han sido llevados a cabo con bastante eficacia tanto en la prevención como en el tratamiento”.
La creación de un entorno óptimo para la proliferación excesiva de ciertas bacterias, como estafilococos y estreptococos, es la causa más habitual de mastitis1. Este hecho conduce a un desequilibrio en la microbiota de la mama2-4. El tratamiento habitual para la mastitis es el uso de antibióticos1 que, sin embargo, puede fracasar si las bacterias causantes son resistentes al antibiótico prescrito y, además, puede alterar la microbiota materna, lo que ha propiciado la investigación hacia nuevas opciones alternativas para la prevención de la mastitis que puedan beneficiar tanto a la microbiota de la madre como del bebé.
El estudio PREMIUM recientemente publicado en la revista Microorganisms y que ha contado con el apoyo de Nutricia, ha mostrado que la suplementación con determinados probióticos reduce el riesgo de desarrollar mastitis hasta en un 59% de los casos5. La investigación, liderada por el profesor Juan Miguel Rodríguez, catedrático del Departamento de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid, revela que una intervención nutricional con la cepa probiótica Lactobacillus salivarius PS2 puede ayudar a prevenir esta complicación de la lactancia5.
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud en las personas que los consumen6. Como parte del estudio, 328 mujeres embarazadas sanas de cuatro países diferentes recibieron un suplemento diario de probióticos con L. salivarius PS2 o un placebo desde la semana 35 de embarazo y hasta la semana 12 tras el parto5. Los resultados mostraron que las madres que recibieron la suplementación probiótica tenían 59% menos probabilidades de desarrollar mastitis en comparación con las que recibieron un placebo. Incluso en caso de mastitis, el grupo que recibió el probiótico experimentó menos dolor en la mama y usó menos antibióticos, aunque las diferencias en esos valores no llegaron a ser estadísticamente significativas.
Desde la lactancia hasta las fórmulas infantiles
A lo largo del simposio, los expertos también revisaron el valor nutricional de los lípidos para el bebé, ya que constituyen el segundo macronutriente mayoritario en la leche materna, por delante de los HMOs, y aportan un 50% de la energía7. En este sentido, las fórmulas infantiles, cuyos lípidos proceden de la grasa láctea, tienen una mayor cantidad de b-palmitato (frente a las fórmulas cuyos lípidos proceden de aceites vegetales), lo que las acercan al perfil lipídico presente de manera natural en la leche materna8-10. El b-palmitato es el ácido palmítico más abundante en la leche humana; uno de sus cometidos es hacer que las grasas y el calcio se absorban mejor y, por tanto, que no se formen jabones cálcicos en las heces del bebé10,11.
De cara al futuro, la Dra. Cristina Campoy, de la Universidad de Granada, augura: “Se espera que próximamente haya un cambio muy relevante de la composición y capacidades funcionales de las fórmulas infantiles que, sin duda, puede suponer un paso más en la búsqueda de la similitud a la leche materna”.
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