El maltrato siempre es repugnante, pero cuando se hace contra menores todavía lo es más.
Por eso, hoy os traigo una noticia dura, que durante cuatro años, en el periodo que va desde 2010 a 2014, en la Comunidad Valenciana los médicos han alertado de alrededor de 3.300 casos de maltrato infantil, en números redondos.
Los médicos son los primeros que lo detectan
Los médicos, tanto los de urgencias, como los especialistas y en especial los médicos de familia, son los primeros que detectan el maltrato, pues lo normal es que los padres acudan al médico cuando han lesionado a su hijo.
Como es evidente, siempre intentan engañar al personal sanitario, el cual ya está entrenado y sabe diferenciar muy bien un moratón proveniente de una caída del que procede de un golpe de los padres.
Lo mismo pasa con las roturas de huesos, ya que algunos llegan incluso fracturar los huesos de sus hijos, de forma que cuando llegan al médico intentan decirle que se han caído, algo que los médicos no creen.
De esta forma, gracias a los sanitarios se detectan una enorme cantidad de casos de maltrato que pasarían desapercibidos o que tardarían más en detectarse, aumentando el daño que sufren los menores.
No sólo denuncian maltratos físicos
Cuando pensamos en casos de maltrato físico, siempre se nos viene a la cabeza los golpes, pero en muchas ocasiones este maltrato consiste en la desatención, en la falta de higiene o incluso en una mala alimentación, algo que no se puede consentir.
Los médicos también detectan maltrato psicológico, que en algunas ocasiones se exterioriza mediante autolesiones, como cortes. Los niños no están bien y lo manifiestan cortándose, quizá con la esperanza de llamar la atención de alguien.
Por supuesto, también se dan cuenta de los peores abusos que se pueden cometer contra un menor, esos que todos imaginamos y que me niego siquiera a nombrar.
Hay una estrecha colaboración con la policía
Por suerte para los menores, los protocolos funcionan muy bien, de forma que los médicos están obligados a informar de forma inmediata a las autoridades ante cualquier sospecha de malos tratos.
Eso significa que se avisa a la policía, que interviene en los casos más graves llegando a detener a los padres en el acto, cuando se ve que hay un riesgo claro para el menor, por lo que la protección no puede ser mejor.
Como podéis ver, los médicos están muy implicados, pues de otra manera es imposible detectar estos casos de malos tratos contra menores, lo que quiere decir que el sistema funciona. Posiblemente sea mejorable, como todo, pero ahora mismo ha demostrado que funciona muy bien.
