Médicos internistas de todo el país se han congregado el pasado viernes, 23 de febrero, en la IV Reunión del Grupo de Gestión Clínica de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) para discutir aspectos y compartir experiencias y novedades en este campo con la mirada puesta en la efectividad de los procesos sanitarios, la sostenibilidad del sistema y la excelencia y calidad en la atención. Entre otros temas, se han analizado tendencias y estrategias en gestión clínica dentro de la Medicina Interna, herramientas de gestión innovadoras para mejorar continuamente la calidad del servicio o cómo incorporar a la práctica clínica los estándares de excelencia.
El Sistema Nacional de Salud (SNS) se enfrenta en los próximos años a varios “retos relevantes”, en palabras de la Dra. Raquel Barba, médico internista, coordinadora del Grupo de Gestión Clínica de la SEMI y responsable del Área Médica del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, por un lado “el envejecimiento de la población y el aumento de las enfermedades crónicas, que condicionan aumento de la demanda asistencial” y, por otro, “un aumento de la demanda relacionado con diferentes estilos de vida y con una diferente relación con la salud de las personas más jóvenes, que solicitan con más frecuencia asistencia sanitaria inmediata”.
“Todo ello en un entorno en el que el número de profesionales no puede asumir fácilmente este aumento de demanda. Los internistas, con su capacidad de atención global al paciente, pueden hacer un abordaje adecuado de los pacientes pluripatológicos. La visión generalista será esencial en paciente con multimorbilidad, tan frecuente en el envejecimiento”, recalca la Dra. Barba.
También se ha incidido en la reunión en que “debemos ‘aprovecharnos’ de las oportunidades que nos dan estas herramientas para poder gestionar mejor: se gestiona mejor cuando tenemos más información, y mucho mejor si la información se estructura de forma adecuada y tenemos herramientas que nos ayudan a interpretar esa información”.
Es evidente, incide la Dra. Barba, que herramientas como el “Soporte a la Toma de Decisiones Clínicas, utilizando sistemas de IA que proporcionan recomendaciones basadas en la mejor evidencia disponible y en los patrones aprendidos de grandes conjuntos de datos, mejoran el diagnóstico y la personalización del tratamiento, y que la automatización de procesos para realizar tareas administrativas y repetitivas, puede liberar tiempo valioso del personal médico para la atención directa al paciente”.
Se ha enfatizado durante el encuentro, inaugurado tanto por la Dra. Raquel Barba como por el Dr. José Manuel Porcel, vicepresidente 2º de la SEMI, que la “historia clínica electrónica, los sistemas de prescripción o las plataformas de telemedicina pueden ayudar a la gestión en un entorno de falta de profesionales. Los análisis predictivos y el Big Data ayudan tanto a identificar patrones, a predecir tendencias, a personalizar tratamientos e incluso a prevenir enfermedades, y además sirven para ser más eficientes y gestionar mejor el cada día de nuestro trabajo”.
“Nos enfrentamos a desafíos significativos que incluyen el envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades crónicas, la necesidad de integración de nuevas tecnologías y la presión por mantener la sostenibilidad del sistema sanitario”, recuerda la Dra. Barba.
“Debemos promover un modelo de atención que se centre en las necesidades globales del paciente, especialmente en aquellos con enfermedades crónicas y múltiples patologías, donde la Medicina Interna juega un papel central. Es importante fomentar la creación y consolidación de equipos multidisciplinares que incluyan internistas, enfermeras, trabajadores sociales, y otros especialistas según sea necesario, para ofrecer una atención más coordinada y eficiente”, incide.
Por otro lado, se ha indicado que “es básico para nosotros, mejorar la comunicación y la integración entre la atención primaria y la hospitalaria, facilitando transiciones entre los diferentes niveles de atención, y promover prácticas basadas en la eficiencia, evitando intervenciones innecesarias y fomentando el uso racional de los recursos diagnósticos y terapéuticos”. También “avanzar hacia modelos sanitarios que prioricen la calidad y los resultados en salud, en lugar de la cantidad de servicios prestados”.