La época navideña trae consigo atracones de comida y cambios en los hábitos alimenticios y las rutinas, algo que puede provocar en niños una alteración en el equilibrio de la microbiota intestinal y generar molestias estomacales. En Navidad se consumen alimentos en exceso, especialmente aquellos ricos en grasas, azúcares y condimentos, que pueden causar dolor abdominal, hinchazón o gases, y afectar tanto al bienestar físico como emocional.
“Un ejemplo de trastorno funcional digestivo es el Síndrome del Intestino Irritable (SII), que afecta a 1 de cada 4 niños y que cada vez es más frecuente entre los jóvenes. Además, en la época navideña puede acrecentarse, por lo que debemos estar especialmente alerta y tomar ciertas precauciones para evitar que se produzcan molestias”, explica la doctora Ana Ortiz, gerente del Área de Salud de Grupo Farmasierra y experta en tecnología de los alimentos.
En este sentido, mantener la microbiota intestinal estable es fundamental para tener una buena salud digestiva. Así, la doctora Ortiz propone dos claves fundamentales para encontrar el equilibrio de los niños en Navidad, tanto con una alimentación responsable, como con una buena organización y rutinas.
Alimentación responsable
En España, se estima que un 32% de la población menor de 16 años presenta trastornos gastrointestinales funcionales, y el dolor abdominal es responsable de hasta el 24% de las consultas en Gastroenterología Pediátrica. Para evitar que estas cifras crezcan durante las navidades es fundamental seguir los siguientes consejos:
Cuidar la alimentación. La Navidad, entre otras cosas, se caracteriza por comer turrones, chocolates o mazapán algo que debemos intentar controlar. Al igual que el tamaño de las raciones, los niños necesitan una cantidad menor de calorías por lo que las raciones deben ser acordes. Por último, hay que evitar lo máximo posible las grasas y fritos e incluir alimentos saludables como frutas, verduras y alimentos ricos en fibra, que favorecen la digestión y mantienen el equilibrio intestinal.
Comer con tranquilidad. Aunque a veces puede suponer un reto, y más en esta época, hay que intentar que los niños coman despacio y mastiquen bien la comida. Esto favorece la digestión y se previenen molestias o pesadez estomacal.
Complementar con probióticos. Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, pueden ayudar a restaurar el equilibrio de la microbiota intestinal. Un ejemplo es la cepa única 35624® de Bifidobacterium longum. “Este probiótico se ha mostrado eficaz en la reducción de síntomas digestivos como el dolor abdominal, los gases o la distensión, ayudando a los niños a disfrutar de la Navidad sin que sus trastornos digestivos interfieran”, detalla la gerente del Área de Salud de Grupo Farmasierra.
Organización y rutinas
En periodo vacacional es normal que se alteren los horarios y rutinas de los más pequeños. “Sin embargo, es muy importante mantener un orden para evitar desequilibrios”, explica la doctora. Los tres puntos más importantes para mantenerlos son:
Dormir las horas adecuadas según la edad. Dependiente de la edad los niños deben dormir una cantidad de horas, cuanto más pequeños, más horas de sueño necesitan. Esto varía desde las 14 horas para los de menos de 11 meses hasta las 9 horas para los de 16 años.
Respetar los horarios de las comidas. Mantener las rutinas es imprescindible si queremos mantener un equilibrio. Además, nos ayudará a controlar la frecuencia en la que se hacen las comidas.
Controlar el estrés. Las emociones y nerviosismo propios de esta época pueden hacer que los más jóvenes sufran episodios de estrés que a su vez desequilibran la microbiota intestinal. Es importante darles espacios más tranquilos para compensar estos momentos.
