Controversias y actualización de novedades en el XXXVI Congreso Nacional de FSED
- Se advierten aún importantes obstáculos en la insulinización, fruto de la inercia terapéutica y las reticencias de los pacientes, causando un retraso injustificado en la implementación de este tratamiento, con consecuencias negativas
- La próxima comercialización de insulinas semanales plantea, según los expertos, importantes ventajas que van desde la comodidad para el paciente y la reducción de la carga terapéutica a la mejoría de adherencia y control glucémico
- “La insulina sigue siendo un tratamiento muy importante en la diabetes tipo 2 (y, cuando está indicada, debe iniciarse sin demora); la proporción de pacientes que reciben este tratamiento no se ha reducido”, afirma el Dr. Antonio Pérez Pérez, presidente de la FSED
A Coruña, 24 de abril.- La insulinización es el proceso de tratamiento de la diabetes con insulina, generalmente cuando otros métodos no son suficientes para controlar los niveles de glucosa en sangre. Se utiliza tanto en la diabetes tipo 1 como en la tipo 2, y puede ser necesaria de manera temporal o permanente según las necesidades del paciente. Ha sido, clásicamente, un recurso terapéutico esencial en el manejo de esta enfermedad; sin embargo, como se pone de relieve en elXXXVI Congreso Nacional de la Fundación de la Sociedad Española de Diabetes (FSED), aún subsisten barreras importantes, recelos y temores, que esperan soslayarse con la aparición de nuevas formulaciones (incluyendo las insulinas semanales).
Con el desarrollo de nuevas clases de medicamentos para la diabetes tipo 2 y obesidad, especialmente los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón tipo 1 (AR GLP-1), que ofrecen beneficios significativos para lograr un buen control glucémico con menor riesgo de hipoglucemia, pérdida de peso y protección cardiorrenal, se ha cuestionado si la terapia con insulina aún tiene un papel en el manejo de la diabetes tipo 2 (DM2). Sin embargo, como defiende el Dr. Antonio Pérez Pérez, presidente de la Fundación SED, “la insulina sigue siendo un tratamiento muy importante en la diabetes tipo 2 (y, cuando está indicada, debe iniciarse sin demora), y la proporción de pacientes que reciben este tratamiento no se ha reducido”.
Y es que, según añade este experto, que protagoniza en el Congreso un encuentro con el experto sobre esta temática, “la insulinización sigue siendo el tratamiento de elección en situaciones clínicas específicas, pero sobre todo cuando las demás medidas terapéuticas no proporcionan un control adecuado de la glucemia, una situación que puede ocurrir en la mayoría de las personas con DM2 tras una larga evolución de la enfermedad en el tiempo”. Desafortunadamente, aclara el director de Unidad del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), “los pacientes tratados con insulina son generalmente los que presentan peor control glucémico”.
Con todo, resulta imprescindible efectuar una óptima selección de los pacientes candidatos a iniciar el tratamiento con insulina, “para evitar que se retrase cuando está clínicamente indicada”, así como “se deben conocer las estrategias para su intensificación (para optimizar el control) y desintensificación (para reducir los riesgos)”, indica el Dr. Pérez Pérez.
Superar barreras, revertir inercias
De esta forma se pretenden, además, combatir muchas de las trabas que actualmente rodean al tratamiento con insulina. Y es que, como reconoce la Dra. Alba Galdón Sanz-Pastor, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid), “la primera barrera de la insulinoterapia es no ser conscientes de las barreras que aún existen: hay que identificarlas”. Entre ellas, según enumera, se encuentra “la inercia clínica, el miedo del paciente a la inyección, el estigma asociado a la insulina, y la falta de tiempo y/o de formación en el entorno asistencial”.
Esto supone, entre otras consecuencias, un retraso injustificado en el empleo de la insulina, con un importante impacto clínico: “demora en el control glucémico, mayor riesgo de complicaciones micro y macrovasculares, y peor calidad de vida”, según destaca la Dra. Galdón, quien también aporta algunas posibles soluciones para superar esta situación; a su juicio, “podemos mejorar la implementación de la insulinización en las personas que la necesitan a través de educación diabetológica estructurada, toma compartida de decisiones, apoyo emocional y uso racional de nuevas insulinas con mejor perfil de adherencia”.
En relación con este último aspecto, se considera fundamental la aparición de nuevas formulaciones y, de hecho, los datos procedentes de los ensayos clínicos indican que las insulinas semanales podrían facilitar el proceso de insulinización. “La idea de una inyección semanal es mucho más asumible para los pacientes. Esta posología reduce la carga terapéutica y, sin duda, mejora la adherencia y, por lo tanto, el control glucémico”, resume la especialista del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, quien considera “imprescindible escuchar al paciente e incorporarle en el proceso de toma de decisión”.
Las promesas y realidades de las insulinas semanales
En la misma línea se expresa la Dra. Chantal Mathieu, que actualmente preside la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), para quien no cabe duda que “las nuevas insulinas semanales reducirán la carga terapéutica”.
Durante muchos años, las guías clínicas han sugerido iniciar la administración de insulina en personas con DM2 utilizando una insulina basal. Ahora se dispone de la oportunidad de hacerlo no una vez al día, sino una vez a la semana. Esto, en opinión de la responsable del Departamento de Endocrinología en el Hospital Universitario Gasthuisberg de Lovaina (Bélgica), “permitirá iniciar la administración de insulina en personas con diabetes tipo 2 de forma aún más sencilla”.
Los estudios con las dos insulinas más avanzadas en su desarrollo (ICODEC, ya aprobada por la EMA, y efsitora, que acaba de finalizar la fase 3) demuestran que una insulina semanal es eficaz y segura cuando se utiliza como componente basal en personas con diabetes tipo 2. Esto se ha demostrado en personas con DM2 que inician el tratamiento con insulina por primera vez (sin experiencia previa en insulina) o que ya reciben insulina basal (solo basal o en el contexto de un bolo basal). En la diabetes tipo 1, el concepto de insulina basal una vez a la semana es menos claro, ya que ambas insulinas semanales muestran un aumento del riesgo de hipoglucemia (estudios ONWARDS 6 y QWINT 5).
La Dra. Chantal Mathieu reconoce estar “impresionada por la solidez de los datos con ambas insulinas”. En el programa ONWARDS, ICODEC demostró superioridad en la reducción de la hemoglobina glicosilada (HbA1c) en comparación con la administración diaria de degludec o glargina 100U en personas con diabetes tipo 2 con o sin experiencia previa en el empleo de insulina. En el programa QWINT, se observó una reducción de la HbA1c similar en comparación con la administración diaria de insulina basal en personas con diabetes tipo 2 y experiencia en el tratamiento con insulina. Como subraya la presidente de la EASD, “en el caso de la diabetes tipo 1, ambas insulinas semanales se han mostrado eficaces para reducir la HbA1c, pero con un aumento del riesgo de hipoglucemia”.
En definitiva, como concluye la Dra. Mathieu, “los datos actualmente disponibles sobre las insulinas semanales son muy impresionantes en cuanto a eficacia y seguridad, y ahora estamos empezando a aprender cómo usarlas de forma rutinaria y, por lo tanto, qué hacer con el ayuno, el ejercicio,...”. En su opinión, “las insulinas semanales se convertirán en la forma de iniciar el tratamiento con insulina en personas con diabetes tipo 2 que necesiten insulinización”.
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