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  • No es normal que sangren las encías
  • El tratamiento de la periodontitis es altamente eficaz, logrando mantener en la mayor parte de los casos los dientes naturales
  • Lo que realmente limpia los dientes y elimina la placa bacteriana es el uso adecuado y eficaz del cepillo, con la frecuencia y el tiempo necesario
  • No es más eficaz el colutorio porque “pique” más ni tampoco el cepillo de dientes con las cerdas más duras
  • El mal aliento tiene su origen, en casi un 90% de los casos, en una mala salud bucal

A fuerza de repetirse y perpetuarse en el tiempo, algunas creencias y mitos terminan por imponerse, a pesar de no contar con una base científica sólida que las soporte o por tratarse simplemente de ideas erróneas. Con la campaña “Cuida tus Encías”, aparte de ofrecer consejos prácticos sobre el cuidado de la boca y concienciar sobre su importancia en la salud general, se pretende ayudar a desmontar estas medias verdades.

Habitualmente, se tiene la impresión de que las enfermedades de las encías ( o periodontales) no son especialmente frecuentes ni importantes. Sin embargo, en España afectan actualmente a 8 de cada 10 adultos de más de 35 años, y recientes estudios publicados confirman que la periodontitis avanzada es la sexta enfermedad más prevalente del planeta, afectando a un 11,2% de la población mundial. Y no solo eso, estas enfermedades también influyen muy negativamente en la salud general: lo que pasa en las encías, no se queda en las encías.

Son muchas las confusiones y controversias que se mantienen entre la población española, errores que dificultan el cuidado de la salud oral y la realización de una correcta higiene bucodental. A modo de ejemplo, señalamos una decena de estos falsos mitos o errores comunes.

  1. Es normal que sangren las encías

Si cualquier herida o zona sangrante en el cuerpo es una señal de alarma, ¿por qué no suele preocupar en exceso el hecho de que una encía sangre? Es frecuente la aceptación popular de que el sangrado de las encías es algo normal e intrascendente.

Una encía sana no debe sangrar y, si lo hace, es porque algo no va bien. La mayoría de los pacientes atribuye el sangrado al hecho de cepillarse con un determinado tipo de cepillo (más duro) o a la técnica empleada (con mayor fuerza), sin saber que la causa del sangrado es una enfermedad de sus encías y que debe ser tratada. El sangrado de las encías es un signo de inflamación y de enfermedad.

2. Si no duele, no es importante

El hecho de no tener dolor en las encías no es signo de una buena salud bucodental. En los estadíos iniciales de muchos trastornos periodontales la enfermedad puede pasar desapercibida, sin síntomas evidentes y cambios mínimos (por eso se llama a la periodontitis ‘la enfermedad invisible’).

Y es que, al margen de consecuencias ya bien conocidas (pérdida de dientes, problemas de masticación, alteraciones estéticas,…), la presencia de una enfermedad periodontal se asocia a problemas de salud general tan importantes como la diabetes (mayor riesgo de que aparezca y mayor dificultad para controlarla), las enfermedades cardiovasculares, el riesgo de parto prematuro e, incluso, la disminución del rendimiento deportivo.

3. Los fumadores están “protegidos” frente a la enfermedad periodontal

La enfermedad periodontal suele estar enmascarada en los fumadores, al ser menos frecuente y patente uno de los principales signos de alarma que llevan a muchas personas a consultar a su odontólogo: el sangrado de las encías. Los fumadores no sólo tienen tres veces más riesgo de sufrir periodontitis y de que ésta progrese más rápidamente, sino que en muchas ocasiones, al no sangrar se suele retrasar el diagnóstico y, por lo tanto, se retrasa la puesta en marcha del tratamiento más oportuno para esta enfermedad.

4. Los tratamientos de mantenimiento me desgastan los dientes 

La parte más dura del cuerpo es el “armazón” que recubre el diente, es decir, el esmalte dentario: su dureza llega hasta 7, de la escala de Mohs, donde el numero 1 es el talco y el 10 es el diamante. El diente es la parte del organismo más resistente y dura.

Los mantenimientos periodontales son indispensables para el paciente con periodontitis, puesto que es necesario eliminar periódicamente los depósitos de placa bacteriana y cálculo con una regularidad para así evitar la recaída y progresión de la enfermedad. Es una etapa fundamental del tratamiento y la única manera de conseguir el control de la enfermedad periodontal a largo plazo.  Este tratamiento continuado no tiene repercusión, ni produce desgaste del diente.

5. El tratamiento periodontal no sirve para evitar la pérdida dentaria

            La enfermedad periodontal provoca pérdida de hueso alrededor de los dientes. Sin el tratamiento adecuado y en fases avanzadas de la enfermedad los dientes comienzan a moverse y al final se pierden. El tratamiento de la periodontitis es altamente eficaz, manteniendo los dientes en la mayor parte de los casos. Se puede, por tanto, evitar la pérdida ósea y en algunos casos, incluso, recuperar parte del hueso perdido con técnicas regenerativas específicas.

6. Cuanta más espuma hace el dentífrico, más limpia…Y mejor con un cepillo de cerdas duras

            La mayoría de las pastas dentales contienen en su formulación básica espumantes, junto a otros productos (agentes abrasivos, humectantes, aglutinantes, saborizantes y conservantes). Las pastas dentríficas usadas para el tratamiento o prevención de problemas bucales incorporan, además, ingredientes activos específicos con fines antibacterianos, desensibilizantes, preventivos de la caries,…Pero lo que realmente asegurar una limpieza adecuada de los dientes y elimina la placa bacteriana es el uso adecuado y eficaz del cepillo.

            La efectividad en la higiene bucal no depende tanto del agente espumante, sino de otros componentes que se incorporan en la pasta pero sobre todo, de la técnica empleada. La duración del cepillado y el método empleado son claves para el éxito.

Mayoritariamente se acepta que los cepillos duros son más efectivos para eliminar la placa bacteriana y las manchas en los dientes, pero esto no es necesariamente cierto. En realidad, el cepillado con un cepillo de cerdas duras o el cepillado brusco o traumático puede producir  desgaste en el esmalte y retracción en las encías, quedando expuesta la raíz de la pieza dental.

7. El colutorio…cuanto más “pica”, más cura

            Muchas personas creen que un enjuague bucal fuerte o con mucho alcohol es mejor para la salud de las encías. Los enjuagues con un alto contenido en alcohol no siempre son más eficaces y en algunos casos pueden producir sequedad de los tejidos orales. El uso adicional de estos productos refuerza la higiene oral, pero nunca sustituyen al cepillado. Los enjuagues por sí solos, en ausencia de cepillado o con un cepillado rápido, no tienen efecto o eficacia suficiente para el control de la placa bacteriana. Idealmente, se debería utilizar el colutorio por recomendación del dentista que será quién valore cuál es el más adecuado para cada persona

8. El mal aliento o halitosis se debe a problemas digestivos

            El mal aliento de origen digestivo es menos frecuente de lo que se piensa. En realidad, la halitosis o mal aliento se origina en un 85-90 % de las veces en la cavidad oral. El mal olor procede del efecto de las bacterias anaerobias que hay en la boca, que son capaces de degradar productos de la alimentación (produciéndose compuestos sulfurados, que son los responsables de este mal olor).

           Una higiene oral deficiente, la existencia de enfermedad periodontal, la acumulación de bacterias y la putrefacción de restos de comida son, entre otros, factores de riesgo para causar halitosis. En caso de ausencia de enfermedad periodontal, si existe halitosis lo más frecuente es que sea de origen lingual; por eso, es necesario también cepillar la lengua.

9. Las limpiezas periódicas de boca sustituyen el tratamiento periodontal

            Las limpiezas periódicas no sustituyen el tratamiento periodontal, ya que el tratamiento periodontal no es solamente una limpieza de boca, sino una actuación médica individualizada según la situación de cada paciente en un momento concreto. El periodoncista, como especialista con la formación adecuada para establecer las indicaciones de tratamiento para cada paciente,  instaurará el protocolo más idóneo, supervisará la evolución y las necesidades especificas.

   

10. Mascar un chicle puede sustituir la higiene bucal

Tanto comer alimentos crujientes (frutas y verduras) como mascar chicle favorece la autolimpieza dental por su acción mecánica. Sin embargo, la acción de mascar lo que en realidad hace es un efecto de arrastre y un aumento de la salivación, que son acciones muy beneficiosas para la salud bucal.

La acción de mascar chicle (mejor sin azúcar, por supuesto) contribuye a la eliminación de la placa y duplica el flujo de saliva. Masticar chicle es un fuerte estímulo para la secreción de bicarbonato sódico en la saliva; esto eleva el pH en la placa, neutralizando los ácidos y favoreciendo la mineralización del esmalte de los dientes (aunque se puede lograr lo mismo comiendo un trozo de queso duro al final de las comidas). Sin embargo, no se pueden generalizar estos beneficios que se derivan del hecho de masticar chicle y, menos aún, considerar que esta acción sustituye a otras acciones básicas que componen la higiene bucal diaria

            Y, por cierto, en salud bucodental no vale el ya me cepillaré los dientes por la mañana…” Al dormir se produce menos saliva, y el movimiento de nuestra lengua, mejillas y labios es menor. Esta situación favorece el crecimiento de las bacterias causantes de la caries y de las enfermedades de las encías. Desde que nos acostamos hasta el día siguiente, tras el desayuno, pueden transcurrir más de 10 horas; como consecuencia de la disminución de producción de saliva durante la noche, nuestra boca está más desprotegida y las bacterias  pueden adherirse más fácilmente a nuestros dientes. Por ello, es absolutamente necesario limpiar cada diente meticulosamente antes de dormir. Si hay un cepillado imprescindible a lo largo del día, es el que debe hacerse antes de acostarnos.

Para más información:

Paco Romero / Laura Demaría Tfno. 639 64 55 70 / 638 041 638;

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