El desfibrilador ya forma parte de las políticas activas de prevención del riesgo cardiovascular. Ya sea por la creación voluntaria de espacios cardioprotegidos como por el desarrollo de normativas de diferentes comunidades autónomas, que obligan y regulan su utilización en espacios públicos fuera del ámbito sanitario, estos dispositivos van siendo más frecuentes en la vida diaria.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), las enfermedades del sistema circulatorio estuvieron en el origen de casi el 30 % de los fallecimientos en 2016. Estos datos se enmarcan en el Día Europeo de la Prevención del Riesgo Cardiovascular, que se celebra cada 14 de marzo, y fomenta tanto los hábitos saludables como la cardioprotección con desfibriladores para poder atender con éxito posibles emergencias cardíacas.
Dentro de estas muertes, las enfermedades isquémicas del corazón (infarto, angina de pecho…) y las cerebrovasculares ocuparon el primer y segundo lugar en número de defunciones, si bien en ambas hubo un descenso de muertes respecto al año anterior (5,1% y 4,6%). Por género, las enfermedades isquémicas del corazón fueron la primera causa de muerte en hombres, aunque causaron un 2,5 % menos de muertes que en 2015. Entre las mujeres fueron las enfermedades cerebrovasculares, con una reducción del 4,8%.
“Los desfibriladores son el eje de los espacios cardioprotegidos –valora Nuño Azcona, director general de B+Safe-, y en los últimos años han salvado muchas vidas. Cada vez son más las mutuas y empresas de prevención de riesgos laborales que los prescriben como un elemento de seguridad y de alto valor añadido. Sin embargo, España sigue estando entre los países a la cola de Europa con menos desfibriladores disponibles”.
El Dr. Ignacio Fernández Lozano, coordinador del proyecto SEC-PCR de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) asegura que “la muerte súbita cardiaca es una de las causas de muerte más frecuente en los países desarrollados y muchas veces la infraestimamos”. Para mejorar el pronóstico y atención de la parada cardiaca, la reanimación cardiopulmonar (RCP) “debe iniciarse en menos de tres minutos desde el comienzo del cuadro y es necesaria también la presencia en el entorno de un desfibrilador”, añade.
Cambios legislativos
Actualmente, siete comunidades autónomas españolas cuentan con desarrollos legislativos que regulan y obligan a la utilización de desfibriladores en determinados espacios públicos fuera del ámbito sanitario: País Vasco, Cataluña, Andalucía, Canarias, Asturias, Comunidad de Madrid y Comunidad Valenciana. Estas dos últimas se han sumado en 2017 a un compromiso afianzado del que no forman parte el resto de regiones españolas, que siguen la legislación nacional de 2009, que tan solo recomienda la apuesta por estos equipos y delega en las CCAA la decisión de hacerla obligatoria.
Las comunidades donde la presencia de desfibriladores es obligatoria su disponibilidad en grandes establecimientos comerciales, aeropuertos, estaciones de autobuses y ferrocarril, estaciones de metro, establecimientos públicos con grandes aforos, organismos con gran afluencia de público, complejos deportivos, centros educativos, centros de trabajo o establecimientos hoteleros, entre otros.
Proyecto+Vida: Cardioprotección activa
Durante el pasado 2017 el Proyecto+Vida de B+Safe cardioprotegió a más de 750.000 personas que participaron en eventos de toda España, que se desarrollaron con la seguridad añadida de contar con desfibriladores y personal formado en Reanimación Cardiopulmonar (RCP). Entre los eventos cardioprotegidos hubo maratones, competiciones de esquí, conciertos, eventos solidarios o fiestas populares como la Feria de Málaga.
Impulsado por B+Safe, el Proyecto+Vida es una iniciativa creada para fomentar el cuidado del corazón y la cardioprotección real y eficaz. Su objetivo es crear una cultura de prevención y de capacidad de respuesta mediante la formación y la solidaridad que permita combatir con éxito el elevado número de muertes provocadas por las paradas cardiacas en España.
Según Nuño Azcona, Director General de B+Safe, la presencia de desfibriladores es imprescindible por el gran número de participantes y público que asiste a ellos. “Hay que tener en cuenta que, en caso de un accidente cardiaco,, hay que actuar con garantías en menos de cinco minutos para salvar la vida de la víctima”. En este sentido, añade Azcona, “el compromiso del Proyecto+Vida no solo consiste en prestar los dispositivos, sino también en generar concienciación sobre el paro cardíaco, ya que los accidentes cardíacos pueden tener un buen final si hay personas cerca con formación en RCP y un desfibrilador”.