Valencia, 14 de mayo de 2018. Farmamundi y la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C (PLAFHC) de Galicia lanzan el libro ‘Hepatitis C: La revolución de los pacientes’. En 238 páginas, la publicación recoge, a través de la mirada de diez profesionales expertos en salud, todo lo que ha sucedido en los tres últimos años hasta que el gobierno ha decidido universalizar los tratamientos. Desde el diagnóstico, clínica y epidemiología de la enfermedad, pasando por la evolución de los tratamientos, con el ejemplo del sofosbuvir, y el cambio de políticas, donde destacan algunos retos, como prestar mayor atención a los enfermos de los centros penitenciarios y a las personas migrantes o la puesta en marcha de un plan de detección precoz y vigilancia de la hepatitis C en los sistemas de Atención Primaria.
“Es imprescindible una acción política coordinada de los gobiernos y autoridades sanitarias internacionales que acote los derechos de las industrias farmacéuticas de modo que ese acceso sea factible. En nuestro país se han dado pasos gigantescos en apenas tres años, pero quedan aspectos cruciales por resolver tanto en las políticas sanitarias del Sistema Nacional de Salud (SNS) como en la escala global. La humanidad tiene ante si uno de los desafíos más hermosos de su historia: acabar con un virus que afecta a 71 millones de infectados crónicos en el mundo y que causa unas 400.000 muertes anuales. La posibilidad de erradicar una enfermedad vírica es una oportunidad histórica que solo cuenta con el precedente de la viruela (erradicada en 1980) y no podemos desaprovecharla”, afirma el presidente de la PLAFHC de Galicia y uno de los coordinadores del libro, Enrique Costas.
Desafíos para la eliminación de la enfermedad a nivel global
Hasta el año 2015, España contabilizaba 12 muertes diarias provocadas por el virus de la hepatitis C. Sin embargo, mediante la intervención de la PLAFHC, la comunidad científica, instituciones sanitarias, organizaciones como Farmamundi y la movilización de la sociedad civil, se ha logrado que más de 99.000 afectados, tengan acceso a los tratamientos de última generación y que hayan eliminado el virus. “Pero quedan retos por conseguir. En el momento de imprimirse este libro todavía no se ha publicado ni puesto en marcha el plan de detección precoz y vigilancia de la hepatitis C en los sistemas de Atención Primaria. La fase que se pondrá en marcha se centrará únicamente en las personas definidas como «grupos de riesgo» (aquellas que pertenecen a determinados grupos de edad, o que por su procedencia, hábitos o comportamientos de exposición tienen mayor probabilidad estadística de haber sido infectadas)”, explica el portavoz de patentes de Farmamundi y también coordinador del libro, Xosé María Torres.
Desde las plataformas de pacientes y en las conclusiones de la última reunión de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) se considera imprescindible este programa de detección, que permitirá hacer emerger y tratar la considerable «bolsa oculta» de personas infectadas no diagnosticadas si queremos cumplir con el objetivo de erradicación de la OMS para el 2030.
Más atención a la población de los centros penitenciarios y personas migrantes
Es necesario hacer una mención específica a la situación en los centros penitenciarios. Con unas tasas de prevalencia de la infección que solo tienen parangón entre las poblaciones de algunos países empobrecidos (20%, de los que el 26,8% están coinfectados con VIH, en datos del Plan Estratégico Nacional para el abordaje de la Hepatitis C (PENHC) y a pesar de ser uno de los objetivos prioritarios definidos en el Plan, la población penitenciaria es, sin embargo, la gran olvidada. “El plan ha llegado a las cárceles tarde y a cuentagotas. A pesar de ser el único medio en que el 100% de los infectados están identificados, los tratamientos siguen llegando a un ritmo muy lento”, continúa Costas.
También preocupan las personas migrantes en situación administrativa irregular. “Las reformas sanitarias han hecho que en la mayoría de comunidades autónomas gran parte de ellas se hayan visto privadas de tarjeta sanitaria y, por tanto, del acceso regular a los servicios de Atención Primaria”, prosigue Costas, que continua explicando que esta situación provoca que una masa importante de población, procedente en muchos casos de países con altas tasas de prevalencia del VHC (lo que les convierte en grupo de riesgo), vayan a quedar previsiblemente fuera del plan de detección que se va a poner en marcha, si esta situación no es contemplada de forma específica en el mismo.
Por último, no podemos omitir una cruel realidad: la erradicación es un objetivo que solo se puede alcanzar actuando a escala global. “El hecho de que en muchos países empobrecidos, donde precisamente las tasas de prevalencia de la infección por VHC son más altas, el acceso a los fármacos antivirales de acción directa sea prácticamente imposible, tanto para los individuos como para los sistemas sanitarios debido a su alto coste, es una realidad que no puede ser tolerada, ni en términos de ética social ni si realmente queremos que se cumpla el objetivo de la OMS. Si bien se han producido avances mediante la cesión de licencias para algunas áreas y países concretos, todavía quedan muchas zonas excluidas de un acceso razonable a los nuevos fármacos”, concluye el asesor especial en salud y desarrollo The South Centre y presidente de la Cátedra de Farmamundi ‘Derecho a la salud y acceso a medicamentos’ en la Universidad Complutense de Madrid, Germán Velásquez, autor, además, de uno de los capítulos del libro.
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