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  • Optimizar el tratamiento de los pacientes con alteraciones cognitivas es imprescindible para producirles la menor toxicidad posible.
  • Entre un grupo de pacientes con infección por VIH hay un problema de consumo de drogas no comerciales que tienen un objetivo de evasión y de suplir determinadas carencias emocionales, de seguridad y afecto.

Barcelona, 18 de mayo de 2018- El VIH es un virus que puede afectar al sistema nervioso central y producir una serie de alteraciones que se manifiestan a nivel cognitivo, motor, y del área psiquiátrica. Las más frecuentes son las alteraciones cognitivas que, según los últimos estudios, las sufren entre un 20 y un 70% de los pacientes infectados por VIH. La mayoría de estas afectaciones son leves pero pueden llegar a producir cuadros de demencia. Por eso, es muy importante conseguir un diagnóstico y tratamiento precoz de estos pacientes. Esta es una de las principales conclusiones del curso Retos de la Patología del SNC en la Consulta VIH organizado por Gilead en Barcelona.

La jornada ha comenzado con una charla magistral de la Dra. Sarah B. Joseph, de la University of North Carolina at Chapel Hill y, a continuación, se han llevado a cabo tres talleres con el objetivo de facilitar a los profesionales que han asistido y que atienden diariamente a personas VIH+, el aprendizaje en el manejo de problemas emergentes en la población VIH.

Existe mucho interés en conocer si el VIH establece reservorios competentes para la replicación en el sistema nervioso central (SNC), sin embargo, es difícil estudiar directamente las células cerebrales infectadas por el VIH en las personas vivas. En palabras de la Dra. Sarah B. Joseph, de la University of North Carolina at Chapel Hill, “recientemente, se han utilizado modelos de infección por VIH en primates para demostrar que los reservorios virales competentes para la replicación pueden persistir en el sistema nervioso central a pesar de una terapia antirretroviral extensa. El siguiente paso es caracterizar estos reservorios en modelos animales que representen mejor la infección por VIH en humanos y evaluar si contribuyen al rebote viral si se detiene el tratamiento. Por último, dado que los reservorios pueden permanecer durante el mismo, se deben evaluar las estrategias de curación para analizar su capacidad de eliminarlos del sistema nervioso central”.

En el grupo de trabajo dirigido por el Dr. Ignacio Pérez-Valero, del Hospital Universitario La Paz, se han explicado las técnicas utilizadas en la consulta para realizar el diagnóstico a los pacientes, “lo primero que realizamos son una serie de test que evalúan la función neurocognitiva en las áreas que más frecuentemente afectan al VIH como son el nivel psicomotriz, la atención, concentración, funciones ejecutivas o procesamiento. En los pacientes en los que estos test tienen resultados alterados se evalúa, a través de pruebas de neuroimagen, evaluaciones, resonancia magnética, pruebas de laboratorio, punción lumbar, etc. si este deterioro está relacionado con el VIH o si existe otra causa que lo está produciendo. Una vez realizadas estas pruebas, se optimiza el tratamiento del paciente, intentando que sea efectivo y produciendo la menor toxicidad posible ya que hay antirretrovirales que pueden favorecer la aparición de estas alteraciones o síntomas”.

Por otra parte, entre un determinado grupo de pacientes con infección por VIH hay un problema de consumo de drogas no comerciales que tienen un objetivo de evasión y de suplir determinadas carencias emocionales, de seguridad y afecto. Esto conlleva graves consecuencias de adicción y patologías psiquiátricas así como vulnerabilidad ante enfermedades de transmisión sexual por tener relaciones no controladas.

En palabras del Dr. Esteban Martínez, del Hospital Clínic de Barcelona, “más del 50% de los pacientes infectados por VIH confiesan haber consumido drogas, por ejemplo, para intentar tener relaciones sexuales más satisfactorias. Estas drogas son variadas, van desde el alcohol a la cocaína, metanfetamina, popper u otras sustancias que se pueden tomar combinadas. En ocasiones, las personas que consumen drogas tienen algunas alteraciones psicológicas o de la personalidad que pueden dar lugar a depresión u otros problemas psiquiátricos. En varios estudios europeos de prevalencia, se ha afirmado que 1 de cada 3 personas adultas con infección por VIH, han tenido en algún momento depresión.” ha afirmado el Dr. Martínez.

Por último, el Dr. Jordi Blanch, del hospital Clínic de Barcelona ha mostrado en su grupo de trabajo la alta prevalencia de los trastornos del sueño en la población VIH y se han expuesto las distintas formas de poder manejar estos trastornos. Su abordaje y tratamiento en las personas con VIH requiere un conocimiento de los múltiples factores condicionantes. Lo más importante es poder dar pautas conductuales que eviten tener que recurrir a los psicofármacos, más concretamente, a los hipnóticos y sedantes.

Esta reunión ha estado coordinada por el Dr. Esteban Martínez, del Hospital Clínic de Barcelona; el Dr. Jordi Blanch, del Hospital Clínic de Barcelona; y el Dr. Ignacio Pérez-Valero, del Hospital Universitario La Paz; y ha contado con la charla magistral de la Dra. Sarah B. Joseph, de la University of North Carolina at Chapel Hill en EEUU.

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