El movimiento en la transformación digital de los edificios está experimentando un fuerte crecimiento[1] con una predicción en el crecimiento de las ventas en tecnología de edificios inteligentes en la región en torno al 30 % anual. Los edificios no residenciales, incluyendo los hospitales, son responsables de entre el 10 % y el 15 % de las emisiones de carbono,[2] por lo que reducir su consumo es una contribución considerable para la salud y el atractivo de los entornos urbanos. Los edificios inteligentes pueden tener el potencial de ahorrar aproximadamente del 15 % al 25 % en costes energéticos y este ahorro debe ser un objetivo tanto para los propietarios de edificios del sector público como privado ya que buscan generar ahorros en nombre de los accionistas y para los contribuyentes. De lo contrario, cada día que pasa representa una pérdida de ahorro y una pérdida de los beneficios derivados de los edificios inteligentes.
Se definen como edificios inteligentes aquellos que utilizan tecnología avanzada para lograr una serie de beneficios.[3] Estos incluyen: mejora del rendimiento del edificio en áreas como la energía, operaciones, seguridad, y confort; reducción de los costes de instalación de equipos, operaciones y servicios; y generación de índices de satisfacción del usuario significativamente más altos. Para conseguir estos objetivos, todos los edificios inteligentes requieren la infraestructura inteligente que permite la digitalización.
Los datos procedentes de estos sistemas de edificios inteligentes aportan a la infraestructura de una instalación un cerebro y una voz. Estos datos se aplican a través de controles inteligentes para edificios – tanto en el sector público como en el comercial – lo que aporta a los edificios un "sistema nervioso central" que equilibra y concilia intereses competitivos como la minimización energética, el confort del ocupante y la estabilidad de la red.
Los hospitales proporcionan un entorno donde las tecnologías y los controles de los edificios inteligentes pueden aportar una rentabilidad de la inversión muy sustancial. Desde el punto de vista de la eficiencia energética, los controles de los edificios inteligentes crean unidades calefactoras discretas con termostatos individuales y control automático de puertas, para garantizar que, mientras las unidades estén preparadas para el uso cuando sea necesario, se reduzca al mínimo el consumo innecesario.
Los controles de iluminación utilizan sensores para iluminar las áreas según se necesite, en lugar de todo el tiempo. La tecnología LED no solo ahorra en consumo energético, sino que también ofrece combinaciones de color y luminosidad sofisticadas para gestionar la comodidad, el estado de ánimo e incluso los resultados del paciente, así como la concentración y productividad del personal. Se ha demostrado que la luz afecta a los resultados de los pacientes en los entornos sanitarios, como la reducción de la depresión en los pacientes, la reducción de las estancias en los hospitales, la mejora del sueño y del ritmo circadiano, o la reducción de la agitación en los pacientes con demencia. En los departamentos de Urgencias y Emergencias, los beneficios relacionados incluyen el alivio del dolor y la mejora de la adaptación del personal a los turnos nocturnos.[4]
El "cerebro digital" de un edificio inteligente también puede conectar personas, equipos y sedes a través del Internet de las cosas (IoT). Este "seguimiento de activos" puede supervisar y gestionar el acceso a los equipos móviles importantes para que puedan localizarse rápidamente y llegar al punto donde se necesiten. Del mismo modo, los sistemas de dispensarios automatizados pueden rastrear con precisión dónde se encuentran las recetas en el edificio, lo que a menudo reduce radicalmente la sobreprescripción de recetas o las repeticiones innecesarias. Incluso activos tan simples como las camas de hospital ya disponen de sensores a través de los cuales el personal puede introducir el estado de la cama – ocupación, esterilización, disponibilidad – permitiendo un control central y una asignación de admisiones mucho más puntuales y efectivos.
Los sistemas de edificios inteligentes también rastrean la presencia y ubicación de los pacientes, visitantes, personal médico y personal de asistencia. Los flujos de trabajo y las rutinas del personal se pueden rastrear y analizar para mejorar la eficiencia y la efectividad del trabajo. La ubicación del personal médico es evidentemente crítica para la gestión del paciente – especialmente en las emergencias o al tratar con pacientes particularmente vulnerables – y puede incorporar flujos de trabajo automatizados a través de una serie de equipos de primera, segunda y tercera respuesta para que los eventos críticos no sufran retrasos en la respuesta experta. El seguimiento del personal a través de dispositivos móviles también contribuye en materia de protección de trabajadores aislados o expuestos en el entorno sanitario con alertas de "hombre caído" y procedimientos de escalada automatizados.
Cuando se trata de seguridad, la vigilancia remota a través de una serie de tecnologías de sensores y CCTV, ayuda a reducir los efectos de las falsas alarmas, y a que el personal pase de la vigilancia y validación manual a la gestión activa del edificio. En un entorno donde las personas están más expuestas a riesgos porque están enfermas o potencialmente inmóviles, esto es tanto una cuestión de gestión de la seguridad como de protección.
Comprender las ventajas de los hospitales inteligentes es una cosa, encontrar formas prácticas, asequibles y sostenibles de conseguir el paso al edificio inteligente es otra. Cuando es difícil para una organización justificar la priorización de la inversión de capital, existe la tentación de no hacer nada. Pero cada día que pasa y un hospital no se convierte en "inteligente" es un día en el que se renuncia al ahorro, se consumen recursos naturales innecesarios y no se atienden las prestaciones sociales destinadas a los pacientes y empleados.
Por lo tanto, los CFO del sector hospitalario pioneros buscan cada vez más soluciones en las que el proveedor de un "servicio", como la conversión de edificios inteligentes, aplique técnicas y soluciones financieras que acaben con la necesidad de dedicar capital propio, agrupando la conversión de los edificios inteligentes en una cuota mensual a lo largo de un período contractual acordado. La conversión de edificios inteligentes sigue ofreciendo beneficios atractivos en cuanto a costes y capacidades de los que las organizaciones desean beneficiarse, incluso si se muestran reacias a invertir su capital para este fin.
En otras palabras, buscan cada vez más formas de pagar por resultados, en este caso ahorro de energía y otras ventajas derivadas del edificio inteligente. En el caso de los edificios inteligentes, esto está llevando al surgimiento de un concepto denominado "Edificios inteligentes como un Servicio"[5] – a veces llamado "servitización". Los arrendadores y los propietarios-ocupantes conservan su capital para iniciativas de crecimiento y mejora y optan por dejar que las empresas de servicios tecnológicos integrados financien la transformación digital de sus edificios. Hay diversos modelos modernos de financiación que permiten que esto ocurra, pero el más atractivo de ellos es el de los socios de soluciones inteligentes que pueden hacerlo a bajo coste o a coste cero para el propietario del edificio, ya sea público o privado. La investigación de SFS[6] ha estimado que el valor de la conversión a edificios inteligentes de los hospitales que podrían habilitarse en términos conservadores a través de la autofinanciación en España es de 236 millones de USD.
Con el uso de técnicas de financiación inteligentes, el proveedor de soluciones integradas aporta tecnologías y sistemas para crear edificios inteligentes que ofrecen un nivel de ahorro energético claramente predecible. La reducción de los costes de energía se aprovecha después para financiar eficazmente el coste de la conversión. Aunque el nivel de reducción de energía variará en función del clima externo, el coste de la energía y otros factores, en la mayoría de los casos el ahorro puede reflejarse de forma fiable en una estructura de financiación que permita la autofinanciación de las mejoras de los edificios inteligentes en cualquier parte del mundo. El proveedor de soluciones acuerda un contrato de conversión del edificio con el propietario durante un período predeterminado, después del cual el propietario se beneficia de un consumo de energía reducido y continuo, junto con todos los demás beneficios añadidos de los edificios inteligentes. El propietario del edificio no ha tenido que arriesgar capital y ha conservado sus propios fondos para dedicarlos a actividades de desarrollo estratégicamente importantes, ya sea para el crecimiento comercial o para mejorar los servicios públicos.
Con los presupuestos bajo presión, algunos CFO del sector hospitalario pueden suponer que no es posible invertir en la conversión a edificios inteligentes. Sin embargo, la realidad es que ahora existen técnicas de financiación que permiten a los hospitales capitalizar los muchos beneficios derivados de los edificios inteligentes con un coste neto bajo o coste cero. Al aplazar la conversión de los edificios inteligentes, se pierden los ahorros asociados, y las prestaciones destinadas a los pacientes y empleados siguen sin poder materializarse.
Descargue el informe completo aquí: www.siemens.com/smart-start-for-smart-buildings
[1] Markets and Markets, El mercado de los edificios inteligentes por tipo (Software de automatización de edificios, Servicios), Tipo de construcción (Sistema de seguridad inteligente, Sistema de gestión
de energía del edificio, Gestión de infraestructuras, y Sistema de gestión de red), Previsión regional-global hasta 2022, Junio de 2017, Orbis Research,
Informe global de investigación del mercado de los edificios inteligentes y Previsión para 2018-2023, Feb. 2018
[2] Ver por ejemplo: Comité sobre cambio climático, varios; World Bank Group, Ciudades y Cambio climático, 2010
[3] Fuente: Siemens Building Technologies
[4] Ver, por ejemplo: A.C. Verceles, X. Liu, M.L. Terrin, S.M. Scharf, C. Shanholz, A. Harris, B. Ayanleye, A. Parker, G. Netzer, Journal of Critical Care, Niveles
de luz ambiental y resultados en cuidados críticos, Feb. 2013; A. Joseph, Impacto de la luz sobre los resultados en los centros sanitarios, Centre for Health Design, 2006; et al.
[5] Ver, por ejemplo: ITEA, BaaS “El Edificio como un Servicio" como facilitador técnico para futuros ecosistemas de automatización de edificios, 2016
[6] Inicio inteligente para los edificios inteligentes, 2018