El pueblo cántabro de Hazas de Cesto, con sólo 429 habitantes, se ha convertido en el pueblo cardioprotegido más pequeño de España, tras instalar un desfibrilador DOC en las dependencias municipales. La iniciativa, llevada a cabo con la empresa B+Safe, ha incluido la formación en RCP/SVB (Resucitación Cardiopulmonar/Soporte Vital Básico) y uso del DESA (desfibrilador semiautomático) a 8 personas y charlas sobre la cardioprotección y estas técnicas al resto de los vecinos.
“Creemos que, independientemente del tamaño de un pueblo, es muy que es importante que el municipio esté cardioprotegido y mejorar la seguridad de todos nuestros vecinos ante un evento cardíaco“, explica el alcalde de la localidad, José María Ruiz.
En esta iniciativa, Hazas de Cesto, situado en pleno corazón de la Comarca de Trasmiera en Cantabria, se coloca también en la vanguardia tecnológica que le convierte en uno de los pocos municipios que cuenta con un servicio integral de cardioprotección inteligente. “El sistema monitoriza el equipo, asegurando su correcto funcionamiento en el caso de que se a necesario, además de ofrecer un servicio de teleasistencia que guía al usuario en la manera de proceder si se produce un accidente cardiaco. “Saber cómo realizar una RCP y contar con un desfibrilador puede ser la diferencia entre la vida y la muerte”, explica Javier Maeztu, Director de Relaciones Institucionales de B+Safe.
Con la instalación del desfibrilador DOC, el proceso de atención ante una parada cardíaca se agiliza, ya que el propio desfibrilador incorpora un dispositivo conectado 24 horas con telecontrol, tele-asistencia, llamada preferente al 112 y geolocalización.
Espacios cardioprotegidos ‘conectados’
La cardioprotección es una tendencia emergente orientada a la protección del corazón en caso de episodios cardíacos. El gran número de muertes por paro cardíaco en la población, ha animado a gobiernos, empresas, entidades y asociaciones a concienciar a la población y tomar medidas que permitan revertir la situación gracias a la creación de zonas o espacios cardioprotegidos.
Estas zonas cuentan con, según la superficie y la afluencia de público, al menos uno o varios desfibriladores, con un adecuado servicio de mantenimiento y con personas adecuadamente formadas para poder garantizar una rápida actuación en caso de paro cardíaco repentino (para conseguir que vuelva a latir el corazón de la persona afectada), hasta la llegada de los servicios médicos de emergencia.
Para que las posibilidades de supervivencia ante un paro cardíaco repentino sean óptimas, se debe realizar de forma inmediata una resucitación cardiopulmonar (RCP) que permita mantener el flujo necesario de sangre oxigenada al cerebro hasta que se restablezca el ritmo cardíaco normal mediante la descarga eléctrica suministrada por un desfibrilador. El tiempo máximo para aplicar la desfibrilación a una persona que ha sufrido un paro cardiaco repentino es en los primeros 5 minutos.
Hay identificados cuatro pasos críticos para tratar el paro cardíaco repentino, Cadena de Supervivencia:
1. Reconocimiento y llamada al servicio de emergencia.
2. Una rápida resucitación cardiopulmonar (RCP).
3. Desfibrilación temprana.
4. SVA y cuidados post-resucitación.