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Un nuevo protocolo en los tratamientos de fertilidad basados en la donación de óvulos permite lograr el éxito en el 80% de los casos. Desarrollado por el equipo del doctor Jan Tesarik, el nuevo protocolo, denominado CODE (Customised Oocyte Donation Enhancement), se ha dado a conocer en el último número de la revista británica European Medical Journal.

Ovulo 3 GPS

Según el doctor Tesarik, la clave de protocolo reside en la utilización de óvulos no congelados, donados por mujeres jóvenes y una preparación personalizada para cada paciente. Con la edad de la mujer, disminuyen tanto la cantidad de óvulos disponibles en sus ovarios (reserva ovárica) como la calidad de cada uno de ellos. Aunque las posibilidades de tener hijos con sus propios óvulos, incluso para las mujeres de edades relativamente avanzadas, han aumentado considerablemente en los últimos años, para la mayoría de mujeres de 40 años o más, la donación de óvulos representa la alternativa más eficiente y con una mejor relación coste beneficio. Sin embargo, la donación de óvulos tampoco tiene un éxito en 100% de los casos.

En nuestro programa de donación de óvulos -explica Tesarik- utilizamos óvulos no congelados, y de donantes muy jóvenes, de máximo 25 años de edad, cuando la ley española fija la edad máxima de donante a 35 años”. La relación entre la edad de la donante y la probabilidad de embarazo en la receptora de los óvulos es bien conocida desde 1997. En aquellas fechas, la tasa de embarazo era del 26,6% con donantes de más de 32 años y del 43,5% con donantes más jóvenes. En los últimos 20 años, gracias a los avances en la FIV las tasas de embarazo han aumentado, sin embargo se mantiene la diferencia en la tasa de éxito utilizando óvulos no congelados frente a los congelados, que es del 51,1% frente al 30,7% respectivamente, según un análisis de 30160 tentativas de donación de óvulos realizadas en Estados Unidos, publicado este año.

El protocolo CORE surgió a partir del análisis de los casos de fracaso de donación de óvulos. “Y nos dimos cuenta -explica Tesarik- de que, casi nunca, es una casualidad”. Así, las mujeres que quedaban embarazadas en la primera vez no tenían problemas cuando decidían tener otro hijo. En paralelo, existían casos de fracasos repetidos en las mismas parejas. Un análisis meticuloso de estos casos indicaba que, aunque la causa principal sea la baja calidad de los óvulos, esta condición fue acompañada de otros tipos de problemas que la donación de óvulos por sí misma no puede resolver. La base del protocolo CODE es la individualización de la acción diagnóstica y terapéutica en cada pareja que entra en el programa de donación de los óvulos. “La mayoría de estas parejas tiene una amplia historia de tratamientos previos de infertilidad, y es importante analizar meticulosamente todos los datos disponibles”, subraya el doctor Tesarik. “Por ejemplo, si el tratamiento FIV no dio resultados esperados cuando la mujer era joven y con una buena reserva ovárica, tenía que haber una causa, que tampoco se resolvería utilizando los óvulos de donante”.

El primer paso del protocolo CODE consiste en la búsqueda de todos los problemas, de la mujer y del hombre, no relacionados con la calidad de los óvulos. En los hombres, el problema “oculto” más frecuente es la fragmentación excesiva del ADN de los espermatozoides. En las mujeres se buscan formaciones patológicas (pólipos o adherencias) en la cavidad uterina, anomalías de flujo sanguíneo en el útero, adenomiosis, y anomalías endocrinas, tales la diabetes y prediabetes, o disfunción de la glándula tiroidea.

Después de la resolución terapéutica de las anomalías detectadas, la paciente entra en el protocolo de la preparación de su útero para acoger los embriones formados utilizando los óvulos donados. Durante este periodo es muy importante respectar las particularidades de la respuesta de cada mujer a los tratamientos recibidos. En el protocolo CODE se realizan por lo menos tres exámenes en esta fase de preparación, incluyendo no sólo la evaluación ecográfica del revestimiento interno de la cavidad uterina (endometrio), sino también los valores hormonales en la sangre. Según los resultados obtenidos, el protocolo puede ser modificado para asegurar el crecimiento adecuado del endometrio. En algunos casos puede ayudar la inclusión de la hormona de crecimiento para mejorar la evolución del endometrio en casos resistentes al tratamiento convencional.

La tercera fase del protocolo CODE se centra en el periodo posterior a la transferencia de los embriones. “Las mujeres que reciben embriones formados con óvulos donados – concluye Tesarik- sufren anomalías de las concentraciones de diferentes hormonas, sobre todo de la progesterona, en la sangre con más frecuencia en comparación con la reproducción natural o incluso con la FIV con los propios óvulos de la paciente. Este riesgo tiene que ser controlado por los análisis de la sangre el mismo día de la transferencia de los embriones y después por lo menos una vez antes del primer test de embarazo. La detección de una anomalía se puede corregir inmediatamente, sin esperar el resultado del test del embarazo, cuando ya es demasiado tarde para actuar de una manera efectiva”.

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