- Un artículo publicado en ‘Adicciones’, la revista científica de SOCIDROGALCOHOL (con factor impacto de 2’021), destaca el deterioro cognitivo en la dependencia alcohólica.
El alcohol por su efecto neurotóxico produce daño cerebral y neuronal que son intensos a nivel del Hipocampo, Hipotálamo y Cerebelo. Esto tiene una afectación directa en la memoria y la capacidad de aprendizaje. Otra área afectada sería el Córtex Prefrontal, lo que tiene una relación directa con la disfunción ejecutiva. “Aunque el daño es difuso y generalizado, las partes más afectadas son las que regulan la planificación. Por ello la toxicidad cerebral del alcohol vuelve a los consumidores más impulsivos y reduce su capacidad para responder a las demandas sociales, familiares y laborales del día a día”, explica Gerardo Flórez, psiquiatra de la Unidad de Conductas Adictivas del Complejo Hospitalario de Ourense y uno de los autores del artículo.
La atrofia cerebral causada por el abuso del alcohol produce un daño claro en la sustancia blanca y gris y la consiguiente destrucción de neuronas. Cuando el consumo desproporcionado de alcohol llega a causar demencia, esto dificulta el tratamiento, explica Flórez: “Dado que el principal daño se produce en las estructuras del cerebro que regulan la planificación de la conducta se teme que los pacientes con más daño cerebral, y, por lo tanto, más deterioro cognitivo respondan peor a las intervenciones psicoterapeúticas, especialmente las de tipo cognitivo – conductual”. El deterioro cognitivo, sobre todo en lo que se refiere a la planificación, puede dificultar la desintoxicación y deshabituación del paciente. Sin duda, el paciente precisará de más apoyo. Además, una vez desintoxicado y deshabituado las alteraciones cognitivas pueden suponer un importante problema en el día a día con el que el paciente y sus familiares no contaban.
Los consumos de atracón son más dañinos ya que implica que grandes cantidades del agente tóxico alcancen el cerebro y permanezcan en él hasta que el hígado complete su metabolización. “Hay que recordar que la tolerancia al alcohol es cerebral y no hepática”. Estas ingestas masivas conllevan que cantidades muy significativas de alcohol permanezcan en el organismo, y por ello en el cerebro, durante horas, produciendo un daño directo. “Esto no quiere decir que el consumo abusivo que no se realiza en atracón sea seguro, simplemente es menos dañino, pero al final producirá su daño”, matiza el profesional y añade: “Este modo de consumo en atracón, puede hacer que en el futuro nos encontremos con mayores problemas de demencias en las personas con adicción, dado el consumo en forma de atracón que están realizando a día de hoy los jóvenes”.
El grado de daño causado al cerebro y el grado de demencia alcohólica va a depender de cantidad de alcohol consumida, de cómo se ha consumido, y de los déficits nutricionales que ha traído el consumo abusivo de alcohol.
Sin embargo, las alteraciones son parcialmente reversibles, dependen del nivel de daño adquirido. “Podemos establecer que tras un año de abstinencia completa existe una reversibilidad del 50%, esto como regla general”. Esto es reversible si se alcanza la abstinencia prolongada, lo que permitirá recuperar parte de las perdidas producidas a nivel cerebral. Esto irá acompañado de una mejoría de las funciones cognitivas y motoras, aunque la velocidad será lenta, sobre todo en lo referente a las funciones ejecutivas.
Además, hay que destacar que las mujeres son aún más vulnerables a los efectos neurotóxicos del alcohol, lo que implica también una recuperación más lenta.
El daño cerebral causado por el alcohol puede ir desde un deterioro cognitivo leve, pasando por un trastorno amnésico persistente (o Síndrome de Korsakoff), hasta la demencia grave.
Este daño cerebral, causado por el alcohol, puede ser parcialmente reversible cuando el paciente deja de tomar bebidas alcohólicas por completo, sobre todo en las primeras etapas, cuando el deterioro cognitivo es todavía leve. Sin embargo, una vez llegado a la demencia alcohólica el deterioro es ya persistente, como sucede con la demencia de Alzheimer, con la cual se suele confundir, ya que presenta los mismos síntomas.
Una vez instaurado el deterioro cognitivo, el consumo de bebidas alcohólicas va a producir una grave desorganización del comportamiento del paciente, con potenciales graves consecuencias inter-personales, además de la discapacidad persistente, la cual seguirá empeorando progresivamente. Mientras que si, con la ayuda de un tratamiento especializado del alcoholismo, consigue mantenerse sin tomar bebidas alcohólicas, sus alteraciones del comportamiento y su desadaptación serán mucho menores, a pesar de la persistencia de su deterioro cognitivo.