La enfermedad venosa crónica (o insuficiencia venosa crónica) es la enfermedad más frecuente en toda la patología vascular y una de las más habituales en el ámbito médico. “Por eso, más allá del médico especialista, es fundamental que todos los profesionales sanitarios conozcan los tres pilares básicos para hacer frente a los síntomas y a la evolución de esta enfermedad”, explica el Dr. Rodrigo Rial, del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Las tres medidas claves a las que se refiere el Dr. Rial son las medidas posturales, la terapia compresiva y el tratamiento farmacológico con flebotónicos y fármacos venoactivos.
La enfermedad venosa crónica es una patología evolutiva. Si no se pone tratamiento y no se aplican las medidas oportunas, puede acarrear importantes consecuencias para el paciente. “Generalmente esta enfermedad se identifica con las simples varices, pero si se descuida, es una condición que puede llegar a complicarse con edemas, cambios de coloración en la piel por la hipertensión venosa e incluso, en los casos más graves, con úlceras venosas”, puntualiza el Dr. Rial. Por eso, frenar la evolución de la enfermedad en las primeras fases es clave.
La sensación de piernas cansadas en muchas ocasiones se asume como una situación normal. Pero, si esto ocurre de forma habitual, es fundamental acudir en busca de consejo médico o farmacéutico. “El médico de Atención Primaria e, incluso, el farmacéutico pueden ocuparse a veces de la detección de los primeros síntomas. Ellos pueden decidir, o bien derivar al especialista, o bien recomendar las medidas oportunas para frenar el avance de la enfermedad”, concreta el doctor.
Entre las medidas que se deben tomar, los tratamientos flebotónicos o fármacos venoactivos, como complemento a las medias de compresión, consiguen aliviar la hinchazón, la sensación de pesadez, el cansancio y el dolor.
El embarazo, principal factor de riesgo
Según datos que maneja el Capítulo Español de Flebología de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular, un 30% de la población española presenta varices. Las mujeres son, con una clara prevalencia, las más afectadas. “El embarazo es la principal razón de que esto sea así, ya que, durante la gestación, la mujer sufre una compresión directa de las venas de la pelvis y en la vena cava, aumentando la presión en el interior de las venas”, indica el especialista. Además, la subida de los niveles de progesterona, entre otros cambios hormonales, durante este periodo, relaja la pared de las venas y provoca que se tiendan a dilatar y a enfermar con más facilidad.
Pero, además, la enfermedad venosa crónica tiene una importante carga genética: “la inmensa mayoría de las personas que tienen algún grado de EVC tiene algún antecedente familiar”, advierte el Dr. Rial, quien continúa: “si bien en estos caso es difícil luchar contra la enfermedad, sí podemos hacer frente a todos los factores adquiridos, luchando contra el sedentarismo con ejercicio físico moderado, adoptando las medidas posturales correctas y utilizando medias elásticas compresivas”.