- La detección temprana de lesiones precancerosas causadas por el virus del papiloma humano (VPH) permite tratarlas más fácilmente con el fin de evitar que se desarrolle un cáncer de cérvix. En España, se diagnostican alrededor de 2.511 nuevos casos al año por este tumor y se producen alrededor de 840 muertes anuales.
- Actualmente, un test de diagnóstico molecular, basado en la amplificación del ARNm del VPH, detecta tanto la presencia como la persistencia del VPH en el cuello de útero de la mujer, lo que potencialmente puede derivar en el desarrollo de lesiones precancerosas.
- Según un estudio desarrollado en Alemania, con la participación de 10.040 mujeres que acudían a su cribado rutinario, esta prueba de detección basada en ARN permitió predecir el posible riesgo de desarrollo de lesiones precancerosas en la mujer por un período de tiempo de hasta 6 años y reducir en un 23% los errores de diagnóstico por falsos positivos clínicos.
- En una población de un millón de mujeres, el test de ARN evitaría el diagnóstico erróneo de 12.000 mujeres, es decir, unas 130.000 mujeres en toda España entre 30 y 60 años, edades en las que se realizan los test de detección.
MADRID, 02 de abril de 2019.- El diagnóstico precoz del cáncer cérvix previene hasta el 80% de los casos y, en ello, están jugando un papel fundamental las pruebas de detección que permiten identificar las lesiones precancerosas en fases en las que todavía pueden tratarse fácilmente. Unas pruebas entre las que se encuentra el test de diagnóstico molecular del virus del papiloma humano (VPH), basado en la amplificación del ARN del virus, que anticipa el riesgo de desarrollo de lesiones precancerosas en la mujer por un período de tiempo de hasta 6 años y reduce en un 23% los errores de diagnóstico por falsos positivos clínicos.
El cáncer de cérvix es el cuarto más frecuente en las mujeres a nivel mundial. En 2018, hubo 570.000 nuevos casos y más de 300.000 mujeres murieron a causa de esta enfermedad, según los últimos datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, se diagnostican alrededor de 2.511 nuevos casos de cáncer de cuello de útero y se producen alrededor de 840 muertes cada año, lo que sitúa a esta patología en la décima causa de muerte entre las mujeres españolas.
ARN vs ADN en la detección de lesiones por VPH
En la actualidad, existen tres tipos diferentes de pruebas de detección recomendadas por la OMS para evaluar el riesgo de desarrollar lesiones precursoras de cáncer de cérvix: citología (convencional o en base líquida), la inspección visual tras la aplicación de ácido acético y los nuevos tests de diagnóstico molecular del VPH.
A diferencia de la citología, que busca los cambios en las células, las nuevas pruebas de diagnóstico molecular se centran en el virus. Los test de ADN localizan determinados genes del VPH, pero no permiten diferenciar entre la mera presencia del virus y la infección activa. Por el contrario, las pruebas de ARNm detectan infección activa por VPH susceptible de dar lugar a lesiones precancerosas.
Esta detección no solo de la presencia sino de la infección activa por parte de las pruebas moleculares basadas en ARN del VPH está permitiendo en la actualidad predecir el posible riesgo de desarrollo de lesiones precancerosas en la mujer por un período de tiempo de hasta 6 años y reducir en un 23% los errores de diagnóstico por falsos positivos clínicos en comparación con los tests basados en detección de ADN.
Así se ha demostrado en Alemania, mediante un estudio realizado en 10.040 mujeres que acudieron a su cribado de rutina y cuyos resultados se han publicado en la revista Journal of Clinical Microbiology firmados por el profesor Thomas Iftner, jefe de la División de Virología Experimental del Instituto de Virología Médica y Epidemiología de las Enfermedades Virales de la Universidad de Tuebingen (Alemania). Dichos resultados concluyen que la prueba de diagnóstico molecular basada en ARN supone un cribado más preciso y específico, ya que predice las infecciones con una excelente sensibilidad (capacidad de la prueba para detectar la enfermedad) y una mayor especificidad (capacidad de la prueba para detectar la ausencia de la enfermedad) 4.
De hecho, en una población de un millón de mujeres, el test evitaría el diagnóstico erróneo de 12.000 mujeres, es decir, unas 130.000 mujeres en toda España entre 30 y 60 años, edades en las que se realizan los test de detección. Además, les permitiría ahorrarse los exámenes de seguimiento para confirmar la presencia de lesiones precancerosas y los sobretratamientos innecesarios, disminuyendo la ansiedad de las pacientes.
“Una estrategia óptima de cribado debería identificar las situaciones con riesgo de progresión a cáncer de cérvix, maximizando así los beneficios de un programa de cribado, pero al tiempo debería evitar el sobrediagnóstico y, con él, el seguimiento innecesario de mujeres que no presentan riesgo real de desarrollar cáncer en los próximos 5 años”, explica Miguel Sainz de los Terreros, el director de Medical Affairs de Hologic, compañía de tecnología médica dedicada principalmente a mejorar la salud y el bienestar de las mujeres mediante la detección precoz de enfermedades y que ha desarrollado el test Aptima® VPH.
A esta realidad, añade otro aspecto no menos importante: “Un diagnóstico preciso reduce la ansiedad innecesaria provocada por los diagnósticos erróneos y el sobretratamiento, con los costes asociados para el sistema sanitario. Debido a la amplitud de la población de cribado, incluso una diferencia mínima en el sobrediagnóstico puede tener un efecto considerable en el número de mujeres incluidas en el cribado y en los costes sanitarios asociados al mismo”.
Cáncer de cuello uterino
El VPH es la causa más frecuente de transmisión sexual, ya que casi el 80% de las personas sexualmente activas contraen el virus en algún momento de su vida. En el 90% de los casos, las infecciones son inocuas y remiten de forma espontánea al cabo de 1 o 2 años. Si la infección persiste, ciertos tipos de VPH de alto riesgo oncogénico pueden llegar a provocar lesiones precancerosas que, de no tratarse, podrían dar lugar a un cáncer. Pueden ser necesarios hasta 20 o 30 años para que una infección persistente se convierta en cáncer. De estos tipos de alto riesgo, el 16 y 18, en concreto, son los que más comúnmente se asocian a estas lesiones malignas.
Por ello, cada vez son más las pruebas de detección que se llevan a cabo para analizar el riesgo de desarrollar lesiones precancerosas o cancerosas. En este sentido, la precisión del diagnóstico se puede mejorar mediante el uso de pruebas basadas en ARNm como el test Aptima® HPV, que detecta específicamente el ARNm de los oncogenes E6/E7 y, en consecuencia, aumenta la especificidad, con un excelente nivel de sensibilidad equivalente a la de los tests basados en la detección de ADN. La existencia de este ARNm es un indicador de actividad del VPH y, por tanto, de persistencia de la infección, con el consiguiente riesgo asociado de desarrollo de cáncer.