Muchos casos de infertilidad inexplicada tienen su origen en una insuficiencia en la secreción de la hormona progesterona, producida por el ovario después de la ovulación y responsable de asegurar la anidación del embrión.
Un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Granada (UGR) y la clínica MARGen de esa ciudad, publicado en el último número de la revista estadounidense Current Opinion in Gynecology and Obstetrics, demuestra que algunas mujeres no alcanzan embarazo por un problema relativamente banal y de fácil solución.
Los efectos de esta insuficiencia son conocidos desde 1940, sin embargo su patología cayó en el olvido por la dificultad de monitorizar la secreción de progesterona en ciclos naturales, ya que se necesitan análisis repetitivos en cada ciclo menstrual, sin conocer el momento exacto de la ovulación y sin saber si el óvulo liberado ha sido fecundado. Por esta razón, en casos de infertilidad femenina “inexplicada”, lo habitual es realizar tratamientos de reproducción asistida sin buscar la verdadera causa de la infertilidad.
Según el doctor Jan Tesarik, director del estudio, “la opción de reproducción asistida tiene la ventaja de saber el momento exacto de la ovulación y poder corregir la insuficiencia de progesterona en el período adecuado. Sin embargo, también agrava el problema y hace más difícil mantener el nivel de esta hormona en los valores compatibles con el embarazo”.
En un trabajo anterior del mismo equipo, se comprobó que algunas mujeres con fracasos de la Fecundación in Vitro (FIV) tenían valores anormalmente bajos de la hormona progesterona, y el nuevo estudio ha analizado el efecto de esta insuficiencia en la reproducción natural.
“El problema de la secreción de progesterona se ha relacionado fundamentalmente con ciertas técnicas de reproducción asistida, olvidando que también puede darse en la reproducción natural. La realidad es que a muchas mujeres con esta anomalía se les trata con técnicas de la reproducción asistida, mucho más costosas y sin ninguna ventaja añadida”.
El estudio del equipo granadino propone una técnica sencilla basada en detectar el momento de la ovulación, recomendar las relaciones sexuales en este período, medir repetidamente la concentración de progesterona en la sangre durante los días siguientes y corregir las insuficiencias por un tratamiento de sustitución o con fármacos que activan la secreción de esta hormona. “Un sistema que no necesita recurrir a una costosa FIV, mucho más sencillo y económico”, concluye Tesarik.