La calidad de vida de las mujeres con cáncer ginecológico está estrechamente vinculada con sus posibilidades de crear la familia después de superar el cáncer, independientemente de su país de origen, si bien el acceso a tratamientos adecuados es diferente en cada país. Esta calidad de vida se ve afectada por la incertidumbre sobre las posibilidades de ser madre, ya que, según un estudio reciente, hasta el 75% de mujeres entre 18 y 45 años con el diagnóstico de cáncer desea tener hijos.
Para profundizar en estas cuestiones, un equipo internacional, formado por científicos italianos, pakistaníes, turcos, brasileños, polacos, taiwaneses, israelíes y españoles, ha realizado un estudio sobre la relación entre la preservación de la fertilidad y la calidad de vida de mujeres con cáncer ginecológico. Según el doctor Jan Tesarik, director de la Clínica MARGen de Granada y coordinador español de la publicación, "el objetivo es reflejar el impacto del cáncer ginecológico sobre la calidad de vida de las mujeres afectadas a través de diferentes culturas, tradiciones y religioens. De esta manera, además de analizar los resultados publicados en la literatura científica, los contribuyentes de diferentes países aportan su propia experiencia con pacientes locales".
La expresión “cáncer ginecológico” se refiere a todo tipo de cáncer que afectan directamente a los órganos reproductores ubicados en la zona pélvica: útero, ovario, vagina y vulva y su incidencia representa el 17% de todos casos de cáncer en las mujeres, con aproximadamente 115.000 casos nuevos por año en Europa. Del este total, aproximadamente 21% de estos cánceres se detectan en mujeres en edad reproductiva, “y 75% de estas mujeres desean tener hijos”, señala el doctor Tesarik.
Para el director de la Clínica MARGen, la clave de una futura maternidad es conservar el útero. Sin embargo, hasta hace poco y para evitar posibles complicaciones, a la mínima sospecha de la presencia de células cancerosas (metástasis), se quitaban todos los órganos reproductivos.
“Sin embargo -explica el doctor Tesarik- los nuevos avances en las terapias del cáncer, y los métodos diagnósticos para controlar su propagación, hacen posibles estrategias mucho menos invasivas”. El científico granadino señala que, en caso de pérdida de los ovarios, “los óvulos deberían ser extraídos y congelados en condiciones que permitan su funcionalidad durante muchos años. Gracias a estos avances, la maternidad puede ser asegurada a la mayoría de las mujeres que sobreviven un cáncer ginecológico, lo que es la clave para superar el estrés y mejorar significadamente la calidad de vida”.