Diferentes estudios* internacionales aconsejan la vitrificación de óvulos a aquellas mujeres que padecen un cáncer de mama y que quiere preservar su fertilidad. Estos estudios coinciden en que muchos tratamientos, tanto del cáncer ginecológico como del cáncer de mama, disminuyen o destruyen completamente la función reproductiva de la mujer, una pérdida que a menudo origina graves problemas psicológicos, empeoramiento de las relaciones sexuales, y que puede llevar a una degradación general de la convivencia de la pareja.
El cáncer de mama es el segundo tipo de cáncer más frecuente en las mujeres españolas (30%), sólo por detrás del cáncer de pulmón y se estima que 1 de cada 8 mujeres tendrá el cáncer de mama a lo largo de su vida, más de la mitad de ellas en edad reproductiva. Aunque el cáncer de mama no afecta directamente los órganos reproductivos de la mujer, las consecuencias de esta enfermedad para la función reproductiva suele ser devastadora, debido a los tratamientos necesarios para salvar la vida de la mujer. En las mujeres en edad reproductiva, el cáncer de mama es incluso más frecuente que el cáncer de pulmón. Afortunadamente, la mayoría de las mujeres afectadas sobreviven el cáncer y preservar su fertilidad es un objetivo muy importante.
Ambos estudios coinciden en que muchos tratamientos, tanto del cáncer ginecológico como del cáncer de mama, disminuyen o destruyen completamente la función reproductiva de la mujer, una pérdida que a menudo origina graves problemas psicológicos, empeoramiento de las relaciones sexuales (que puede llevar a una degradación general de la convivencia de la pareja), depresión, ansiedad, ira, problemas de relaciones interpersonales, pérdida de autoestima, trastornos del sueño y hasta pensamientos suicidas.
Tanto en el caso del cáncer ginecológico (ovarios, útero, vagina y vulva) como en el del cáncer de mama, el procedimiento de la preparación de la mujer para la extracción y congelación de los óvulos dura unos 10-14 días y no condiciona la terapia del cáncer ni acelera la enfermedad.
Según el doctor Jan Tesarik, director de la Clínica MARGen y autor de uno de los estudios, “En el siglo XX sólo se pensaba en salvar la vida de la paciente, hoy también en preservar su fertilidad. Disponemos de métodos diagnósticos y terapéuticos que nos permiten individualizar el cuidado a la medida de cada paciente, tomando en cuenta diferentes aspectos de su vida sentimental, familiar, social y profesional”.
Este enfoque exige una colaboración entre varios especialistas, un oncólogo, un ginecólogo, un psicólogo y un especialista en medicina reproductiva y “el diagnóstico temprano del cáncer -añade el doctor Tesarik- es muy importante, no sólo para la probabilidad de supervivencia de la paciente, sino también para el éxito de la preservación de fertilidad”.