- El webinar “Impacto del COVID-19 en el Trasplante”, organizado por Astellas Pharma con el aval de la Sociedad Española Trasplante y la Sociedad Española de Trasplante Hepático, y la participación de la Organización Nacional de Trasplantes, ha reunido a más de 350 especialistas para valorar la situación del trasplante en el contexto de la pandemia por COVID-19.
- La actividad de donación y trasplantes en España ha disminuido un 85% desde que se declaró el estado de alarma, lo que ha significado pasar de siete donantes al día a uno y de realizar 16 trasplantes diarios a dos.
- Hasta el 16 de abril, se han realizado 74 trasplantes, gran parte en pacientes en urgencia cero o expectativa de supervivencia limitada, o muy difíciles de trasplantar como los hiperinmunizados o pediátricos.
- La inmunosupresión en el paciente trasplantado no parece ser determinante en el empeoramiento de la infección y podría ejercer un efecto protector frente a la reacción inflamatoria por SARS-CoV-2, según están observando los especialistas en trasplante.
- Otra de las preocupaciones es el proceso de desescalada, debido a la lista de espera por el retraso de operaciones y la seguridad en la atención de pacientes libres de COVID-19 en los hospitales.
El impacto del COVID-19 en los pacientes trasplantados en España ha sido abordado en el webinar “Impacto del COVID-19 en el Trasplante”, organizado por la compañía Astellas Pharma con el aval de la Sociedad Española de Trasplante (SET) y la Sociedad Española de Trasplante Hepático (SETH) y la participación de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), ante la preocupación existente por el contagio por parte de este grupo de riesgo y su manejo ante la posibilidad de desarrollar formas graves de la enfermedad.
A esta sesión científica on-line asistieron más de 350 especialistas en trasplante, farmacia hospitalaria, enfermedades infecciosas y enfermería, tanto españoles como de diferentes países de Latinoamérica. “Estamos sorprendidos ante esta situación desconocida producida por un virus sencillo que sin embargo produce un daño tremendo porque es un completo extraño para nuestro organismo y, por tanto, no estamos inmunológicamente preparados frente a él”, afirmó el moderador del webinar el Dr. José María Aguado, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital 12 de Octubre de Madrid, quien explicó que en este contexto es muy importante compartir conocimientos en cuanto a la trascendencia de la infección por COVID-19 en las personas trasplantadas, así como su tratamiento, evolución e incidencia real.
En este sentido, se informó del estudio liderado por la ONT y desarrollado en colaboración con los equipos de trasplante de todas las comunidades autónomas, en el que se está recogiendo pormenorizadamente cómo está afectando este virus a las personas trasplantadas. “Actualmente no hay ningún caso sospechoso de transmisión de COVID-19 a partir del órgano donado”, explicó la Dra. Beatriz Domínguez-Gil, directora general de la ONT durante su comparecencia en esta sesión científica, quien dio a conocer el perfil del paciente trasplantado con COVID-19: varón (68% de los casos), de 60 años y con una mediana de 56 meses viviendo con el órgano trasplantado.
En su intervención, la Dra. Beatriz Domínguez-Gil destacó el “importante impacto” que la crisis sanitaria originada por el SARS-COV-2 ha tenido en la donación y el trasplante de órganos en España, puesto que la actividad ha disminuido un 85% desde que se declarara el estado de alarma el pasado 13 de marzo. “Hemos pasado de siete donantes al día a uno y de realizar 16 trasplantes diarios a dos”, explicando seguidamente que “hemos realizado aun así 74 trasplantes hasta el 16 de abril, siendo 12 de ellos en niños. Pueden parecer pocos trasplantes, pero cada uno de ellos ha supuesto un enorme esfuerzo por parte de los profesionales implicados. Casi un milagro en medio de una tormenta perfecta”.
En esta situación excepcional, desde la ONT se ha optado por un principio de máxima precaución, primando la seguridad. Se han emitido recomendaciones tanto para el proceso de donación como de trasplante. En el caso de la donación, se descartan los casos confirmados o con clínica compatible con COVID-19. En el resto de potenciales donantes se realiza cribado para SARS-CoV-2, descartándose la donación si el resultado es positivo o no concluyente. También se ha optado por postponer la donación en vivo. En cuanto al trasplante, se está realizando una evaluación de manera individualizada caso por caso, atendiendo a la situación clínica del paciente, a los recursos disponibles en UCI y de quirófano, y a la existencia de condiciones ideales de aislamiento. Se recomienda el cribado de pacientes para SARS-CoV-2 antes del trasplante. “El mayor reto, muy relacionado con la seguridad del paciente, ha sido la saturación del sistema sanitario y de las Unidades de Cuidados Intensivos. Nos encontramos ante una carrera de obstáculos”, aseveró la directora general de la ONT “ante lo que el sistema ha dado prioridad a los pacientes que se encuentran en urgencia cero o en situación crítica, con una expectativa de supervivencia limitada, y a pacientes muy difíciles de trasplantar, como son los hiperinmunizados y pediátricos”.
El factor de la inmunosupresión en el paciente trasplantado e infectado
En España, líder mundial en donación y trasplante de órganos, el mayor volumen de trasplantes que se realizan anualmente es de tipo renal, seguido de hepático. Uno de los mayores expertos en este último tipo de trasplante, el Dr. Miquel Navasa, del Hospital Clínic de Barcelona, afirmó en su intervención durante el webinar que, si en un principio parecería que en este grupo de pacientes trasplantados hay un riesgo mayor de infección al estar inmunodeprimidos, “la intensidad de la inmunosupresión no parece tener un papel determinante, pero se recomienda parar el micofenolato mofetilo en los casos sin insuficiencia respiratoria y parar los anticalcineurínicos en los pacientes graves.”
A su juicio, las comorbilidades podrían ser realmente los condicionantes más importantes de mortalidad en el trasplante, incluido el hepático, como la obesidad, hipertensión arterial, diabetes o una mala función renal. Esta mortalidad, y según resultados preliminares de un registro de la Sociedad Española de Trasplante Hepático de pacientes con COVID-19, sería del 10% de los casos infectados.
Por su parte, el Dr. Amado Andrés Belmonte, coordinador de trasplantes del Hospital Universitario 12 de Octubre y experto en Nefrología explicó que la tasa de mortalidad por COVID-19 en trasplante renal ronda el 20% de los pacientes que desarrollan neumonía, tanto por su experiencia en el Hospital 12 de Octubre como del registro llevado a cabo por la Sociedad Española de Nefrología. Afirmó además que del 80% que sobrevive no se ha registrado además ningún rechazo agudo del riñón trasplantado; ya que otra de las preocupaciones de los especialistas del impacto de la infección en el paciente es la pérdida del injerto.
Ambos especialistas abordaron además otro de los retos que están afrontando, como es el manejo de sus pacientes tras infectarse por COVID-19.
Según el especialista del Servicio de Nefrología, el objetivo es tratar por teléfono mediante controles diarios y mantener en el domicilio a los pacientes con infecciones leves (en torno al 85%). Pero, “a los pacientes con fiebre mayor a 38ºC y/o disnea se les hace ir al hospital por un circuito seguro y ante el diagnóstico positivo de infección por coronavirus se les hospitaliza”.
En el marco de esta sesión científica, el Dr. Andrés también compartió la estrategia de tratamiento diseñada por el Hospital 12 de Octubre, basada en cinco pilares, con el propósito de manejar el virus. El primero de estos pilares es no retirar totalmente la inmunosupresión. “En pacientes con neumonía, se dejó monoterapia con tacrolimus manteniendo niveles entre 5-7 ng/ml, suspendiendo los otros inmunosupresores acompañantes del inhibidor de la calcineurina excepto los esteroides que podían subirse con el fin de compensar el descenso de la inmunosupresión y controlar la fase inflamatoria”. Además, en personas hiperinmunizadas, podía completarse la inmunosupresión con inmunoglobulina humana inespecífica. Los otros pilares involucrados en el manejo del COVID-19 fueron antivirales, antibióticos, antiinflamatorios y anticoagulación.
Por último, los especialistas abordaron el futuro inmediato, ante el inicio del proceso de desescalada, analizando algunos aspectos como el posible impacto de la drástica reducción del número de trasplantes realizados en la lista de espera. “No hemos visto un aumento de la mortalidad en la lista de espera por el momento; probablemente por la priorización del paciente grave”, afirmó la directora general de la ONT.
“La desescalada no va a ser tan fácil”, explicó en Dr. Navasa, ya que se han retrasado visitas y pruebas, hay que planificar circuitos y salas libres del COVID, buscar donantes idóneos y tener en cuenta “que hay profesionales sanitarios muy agotados física y mentalmente”.