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Los simbióticos son “una mezcla que comprende microorganismos vivos y sustratos utilizados selectivamente por los microorganismos del hospedador que confiere un beneficio para la salud del hospedador". Así lo recoge la nueva definición consensuada y aprobada recientemente por la ISAPP (International Scientific Association of Probiotics and Prebiotics) y que ha sido analizada en el simposio “Estrategias nutricionales para reforzar el sistema inmunitario del bebé a través de la microbiota”, organizado por Nutricia en el I Congreso Digital de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

Existen dos maneras para poder enfocar este concepto de simbiótico. El enfoque complementario combina un prebiótico y un probiótico que funcionan independientemente para obtener beneficios para la salud. Y en el enfoque sinérgico, el sustrato prebiótico es utilizado por el microorganismo vivo coadministrado, para mejorar su funcionalidad. En este caso, los componentes del simbiótico trabajan juntos para obtener los beneficios sobre la salud deseados”, explica el Dr. Guillermo Álvarez Calatayud, de la Sección de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid y presidente de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP). Por esta razón, los expertos hacen especial hincapié en que estas combinaciones de prebióticos y probióticos deben seleccionarse cuidadosamente en función del conocimiento de los patrones específicos de utilización de carbohidratos de las diferentes especies y cepas bacterianas.

En el ámbito de la nutrición infantil, existen numerosos estudios que han evidenciado que la suplementación con fórmulas lácteas infantiles con simbióticos aumenta considerablemente la colonización intestinal del lactante, sobre todo por bifidobacterias, en comparación con las fórmulas lácteas sin suplemento, lo que contribuye al desarrollo de un sólido mutualismo entre el huésped y su microbiota y, por tanto, en su salud.

Otro ensayo clínico multicéntrico, doble ciego, demostró que una fórmula extensamente hidrolizada complementada con la mezcla simbiótica scGOS/lcFOS (9:1) y B. breve M-16V reduce la gravedad de los síntomas alérgicos en bebés con dermatitis atópica mediada por IgE de manera más eficaz que una fórmula extensamente hidrolizada sin simbióticos. Además, tras un año de seguimiento, los bebés que habían tomado la fórmula con el simbiótico tuvieron menor prevalencia de síntomas similares al asma y un menor uso de medicamentos para el asma.

Más allá, en el caso de los bebés con alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) no mediada por IgE, varios estudios han valorado los efectos de la mezcla simbiótica scFOS/lcFOS y B. breve M-16V junto a una fórmula extensamente hidrolizada. “Entre los resultados, se observó una mayor colonización fecal por bifidobacterias a las 26 semanas con beneficios clínicos, como una disminución de la prevalencia de otitis y menor necesidad de utilizar medición tópica para la dermatitis que los controles”, explica el Dr. Álvarez Calatayud.

Postbióticos: nuevos en la familia de los bióticos

Los postbióticos son los últimos en llegar a la familia de los bióticos. “Tentativamente también se les conoce como parabióticos, metabióticos e, incluso, ghostbiotics al tratar de referirnos a los compuestos bioactivos que no entran en las categorías conocidas de probióticos, prebióticos o simbióticos y que se definirían como las células bacterianas no viables y los metabolitos de fermentación de alimentos producidos por las bacterias viables y los sustratos”, advierte la Dra. María del Carmen Collado, investigadora en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC).

Existe una creciente evidencia sobre los efectos en la salud de los microorganismos no viables y los metabolitos que se pueden producir por fermentación o por su acción sobre los componentes alimentarios. Por lo tanto, se necesita una definición con consenso internacional para referirse a todos estos compuestos para un etiquetado y comunicación adecuados a los consumidores y para fines de control y regulación de calidad.

Durante el encuentro, la Dra. Collado también ha alabado la lactancia materna como el mejor método de alimentación para los neonatos. La leche materna incluye componentes inmunológicos, oligosacáridos (HMOs), bacterias y metabolitos bacterianos, que modulan el desarrollo de la microbiota intestinal, favoreciendo a su vez el desarrollo del tracto gastrointestinal y del sistema inmune, y en el patrón de crecimiento. “No podemos olvidar que la leche humana proporciona una nutrición óptima durante los primeros meses de vida, desempeñando un papel clave en la promoción del crecimiento y desarrollo saludable del bebé”, concluye la Dra. Collado.

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