La pandemia provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 ha puesto de relieve todas las carencias presentes en nuestro Sistema Nacional de Salud. Especialmente en materia de salud mental. Un campo históricamente olvidado en términos presupuestarios y que tiene que hacer frente a múltiples tabúes y estigmas sociales. Un escenario que, lejos de mejorar, ha visto como era golpeado con virulencia no solo por la Covid-19 sino por muchas de las medidas adoptadas para detener la propagación del virus.
La necesidad de poner el foco mediático, social y económico sobre la salud mental queda reflejada en un triste dato: en España se suicidan cada día 10 personas y otras 200 lo intentan. El suicidio es la primera causa de muerte no natural en nuestro país. ¿Cuál es la verdadera situación de la salud mental? A esta y otras preguntas responde en ConSalud.es Ana Villota, trabajadora social y forense, fundadora y directora de AISS.
La pandemia ha marcado un punto de inflexión en todo lo relacionado con la salud mental, un campo olvidado en materia presupuestaria y cargado de estigmas y tabúes en el ámbito social. ¿Ha cambiado algo esta fotografía en los últimos meses? ¿Cuál es la realidad de la salud mental en España hoy en día?
Desde el inicio de la pandemia observé un punto de inflexión en el ámbito del mundo de la Salud Mental, un campo que veníamos trabajando en un reducido número de personas, pero que se ha extendido a toda la sociedad, a nivel global. La pandemia ha afectado en todos los indicadores de bienestar que evaluamos los forenses sociales y que, precisamente, son los pilares fundamentales sobre los que se sustenta la estabilidad de la persona. Me refiero a indicadores económicos, rutinas a las que estábamos acostumbrados, redes de apoyo debilitadas a consecuencia de los confinamientos, desbordamiento familiar en el núcleo de los hogares, incremento de divorcios, cambio de roles, empresas que quiebran, deudas inasumibles, procesos de pérdidas familiares y duelos sin despedida para los que no estábamos preparados. Los profesionales sociosanitarios nos hemos visto de la noche a la mañana trabajando en escenarios diferentes con gran parte de la población afectada.
En definitiva, la Salud Mental, que era la eterna olvidada, marcada por el desconocimiento y el rechazo por el miedo infundado, ahora se convierte en la protagonista porque afecta a toda la sociedad y además, de manera global sin importar lugares geográficos ni valores socioeconómicos.
Eso hace que nos veamos obligados a incrementar partidas presupuestarias y a innovar proyectos que ofrezcan cobertura a todas las personas afectadas. La Salud Mental, hasta ahora tabú, es la base de la producción y de nuestro desarrollo comunitario. Sin Salud Mental no hay nada.
En España se suicidan cada día 10 personas y otras 200 lo intentan. Es la primera causa de muerte no natural en nuestro país desde hace años. Sus víctimas casi doblan a las de los accidentes de tráfico. ¿Ha empeorado esta situación debido a la pandemia?
Es pronto para poder hacer una valoración estadística, pero personalmente y como forense social, sí puedo anticipar que en nuestra entidad han aumentado las llamadas solicitando ayuda a consecuencia de síntomas vinculados a factores que pueden llevar al suicidio o a tentativas de suicidio, situación que se ha visto agravada porque ahora hay más personas que los forenses sociales evaluamos como grupos vulnerables. Hablo de demandas de atención por casos de estrés, con aumento de consumo de alcohol, drogas y muy especialmente depresión.
Según el Comité para la Estrategia Nacional de Salud Mental del Ministerio de Sanidad, los trastornos mentales pueden llegar a duplicarse después de la Covid-19. En 2030, el suicidio será la primera causa de discapacidad. ¿Cómo podemos prevenir este pronóstico puesto que es una necesidad social? ¿Qué tenemos que hacer como sociedad y qué deben hacer las instituciones? ¿Cuáles son vuestras propuestas para lograrlo?
Puedo hablar desde mi experiencia profesional como fundadora de una entidad plenamente involucrada en la Salud Mental. Una entidad en la que, hasta ahora, y después de 21 años de ejercicio, no hemos tenido ninguna experiencia de suicidio pese a atender a personas con antecedentes recurrentes. Por lo tanto, esto demuestra que la prevención del suicidio es posible si queremos conseguirlo.
"La Salud Mental, que era la eterna olvidada, marcada por el desconocimiento y el rechazo por el miedo infundado, ahora se convierte en la protagonista porque afecta a toda la sociedad y además, de manera global sin importar lugares geográficos ni valores socioeconómicos"
Lo primero que tenemos que hacer para prevenirlo es entender que no podemos trabajar al individuo de manera aislada. Nuestra propuesta es que el trabajo social debe ser comunitario y debe implicar a todos los agentes sociales. Un trabajo comunitario que engloba a la sociedad civil, y a los ámbitos jurídico, político y empresarial.
Habéis invitado a todas las fuerzas políticas a visitar cualquiera de los pisos y recursos de los que dispone la Asociación para que comprueben cómo se vive en un piso supervisado. ¿Habéis recibido alguna respuesta? ¿Realmente se está implicando la clase política en el problema que supone el ostracismo al que está condenada la salud mental?
Nuestras campañas de sensibilización abarcan la concienciación social para la ruptura del estigma de todos los sectores implicados, entre ellos el sector político. Es fundamental que los políticos legislen conociendo el terreno, es por ello que todos los años hemos invitado a las diferentes fuerzas políticas a visitar nuestros pisos tutelados para que nuestros representantes hablen con nuestros pacientes.
La Comunidad de Madrid lidera en España, a nivel de servicios sociales, una de las mayores infraestructuras de atención. Disponemos de una red muy amplia y de una fuerte afluencia de pacientes del resto de Comunidades que están en situación deficitaria. Evidentemente, hablando de personas nunca va a ser suficiente y siempre tenemos que apostar por ampliar los recursos. A nivel sanitario se necesitan más médicos psiquiatras y más tiempo para ofrecer atención personal.
En este sentido, he de decir que, a nivel político, en la Comunidad de Madrid, sí se han tenido en cuenta nuestras propuestas y sí se ha avanzado en ampliación de recursos psicosociales. Además, la Comunidad de Madrid presenta un perfecto equilibrio público-privado que repercute en la mejora de los servicios al ciudadano posibilitando la libertad de elección de servicios privados que descongestionan las listas de espera pública y reducen gasto público en beneficio de todas aquellas personas que lo necesitan.
¿Qué papel juega la educación en la prevención del suicidio y la no estigmatización de las enfermedades mentales?
La educación juega un papel fundamental en la prevención del suicidio porque es el cauce para romper la cultura del estigma y del descarte, ¿Por qué? Porque las personas con enfermedad mental no piden ayuda por miedo al rechazo, porque reconocer una enfermedad significa ser destituidos de su puesto y ello se traduce en pérdida de empleo, pérdidas afectivas o ser excluidos de los grupos de amigos. Por lo tanto, el primer paso para prevenir el suicidio es pedir ayuda y ponerse en tratamiento.
"La Comunidad de Madrid lidera en España, a nivel de servicios sociales, una de las mayores infraestructuras de atención. Disponemos de una red muy amplia y de una fuerte afluencia de pacientes del resto de Comunidades que están en situación deficitaria"
Por lo tanto, el segundo aspecto es que el suicidio no sólo puede ser abordado a nivel profesional por los equipos que lo trabajamos (trabajadores sociales, psicólogos y psiquiatras) sino que necesitamos una sociedad abierta a la integración y preparada para acogerles y ello se consigue desde la educación.
El espíritu que he marcado en AISS ha estado siempre definido en esta línea. Nuestros pacientes viven plenamente integrados por lo que he marcado una lucha activa que abarca los diferentes sectores, laboral, judicial, a nivel de medios de comunicación que deben estar dispuestos a hablar de estas realidades y desde una perspectiva humana, a nivel político dado que hay una tendencia a ocultar esta realidad, el suicidio se vive como un fracaso familiar, personal y social, por ello no se habla de ello y se oculta.
¿Qué debe mejorarse o modificarse en el marco legal y sociosanitario que permita un abordaje clínico, psiquiátrico, psicológico, político, jurídico y laboral?
Todos los proyectos que he fundado han salvado vidas, ahora bien, necesitamos una sociedad preparada. Mis propuestas desde mi experiencia para mejorar son:
1.Implicación política a través del desarrollo de políticas sociales que fomenten programas de integración y que visibilicen y normalicen esta realidad. En este sentido, y como ya he comentado anteriormente todos los años he invitado a las diferentes fuerzas políticas para que vean de primera mano cómo se vive en un piso supervisado, hablen con nuestros pacientes y hagan leyes ajustadas a esta realidad.
2. Implicación de los medios de comunicación hablando sobre ello. Siempre hemos tenido a los medios muy en cuenta, con el objetivo de buscar su alianza para que se hable de nuestros pacientes con el respeto que merecen, evitando el morbo que tanto les afecta en sus procesos de integración y apostando por el uso de un lenguaje responsable.
3. Implicación del ámbito empresarial para la contratación. Gran parte de las empresas españolas son un ejemplo de solidaridad
4.Implicacion del ámbito jurídico agilizando los procesos de incapacitaciones para su protección. En AISS desarrollamos un programa de protección jurídica y asesoramiento.
Para todos aquellos que piensan que el suicidio es un problema ajeno, ¿qué les dirías?
Que el suicidio se puede prevenir. Que lo primero que hay que hacer es pedir ayuda. Y que entidades como la nuestra trabajan activamente para ayudarles y para integrarles en la sociedad como se merecen, desde la igualdad, con empatía, amor, comprensión y cariño.
Nadie estamos exento de sufrir algún tipo de enfermedad mental como se ha visto durante la pandemia. Debemos preparar a la sociedad para entenderlo y para hablar de ello con naturalidad desde una perspectiva humana, y trabajar a nivel político, jurídico, sanitario, social y empresarial.
Debemos trabajar por una educación integradora y por Así evitaremos la estigmatización dado que hay una tendencia a ocultar esta realidad, el suicidio se vive como un fracaso familiar, personal y social, por ello no se habla de ello y se oculta. Así construiremos entre todos una sociedad mejor.