- La falta de especialistas en el sistema público de salud balear impide la investigación y docencia, puede suponer errores y retrasos en el diagnóstico. Además, provoca desconocimiento y escasa valoración de la especialidad y, además, una gran presión asistencial para la única alergóloga en las Islas, adscrita a otro servicio
- A los pacientes con enfermedades alérgicas sólo les queda optar por la sanidad privada o asistir, por indicación de la sanidad pública balear, a los sistemas de salud de otras Comunidades Autónomas
Mahón, 13 de mayo de 2022. Con motivo de la celebración de la sexta edición de Alergomenorca, unas jornadas que reunión hoy y mañana a casi medio centenar de especialistas en alergología para ponerse al día en los temas de su especialidad, se ha insistido en una anomalía histórica que provoca especiales graves dificultades a las personas con enfermedades alérgicas que residen en las Islas Baleares: se trata de la única comunidad autónoma que no cuenta con un Servicio de Alergología en el sistema público sanitario. Ante este hecho, alergólogos y pacientes han manifestado la importancia de que se impulse, de manera urgente, un servicio público de alergias, para poner solución a esta injusta situación de inequidad, que afecta a su calidad de vida.
César Alías, jefe Unidad de Alergología Clínica Corachan y uno de los coordinadores de Alergomenorca, ha indicado que “el tratamiento de cualquier enfermedad es primordial para mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de los pacientes, pero previo a ello es la existencia de un correcto mecanismo y capacidad de diagnóstico. Por este motivo, la alergia se halla infratratada e infradiagnosticada en Baleares, recayendo en un insostenible coste para la ciudadanía en términos de calidad de vida, de pérdida de productividad y de un exceso de uso de los servicios de urgencias”.
“En Baleares hay determinados servicios que no se están dando, cosa que no ocurre en el resto de CC AA, por lo que los residentes en Baleares se pueden considerar ciudadanos de segunda. Un ejemplo claro es la desensibilización a los alimentos para pacientes pediátricos o a fármacos tan importantes como los quimioterápicos. En otras regiones, los pacientes sí tienen este tipo de servicio en la sanidad pública, aquí, sin embargo, muchos deben pasar por la sanidad privada o viajar a hospitales de otras comunidades autonómicas”, ha explicado. El Dr. Alías ha lamentado que la solución para estos pacientes es, simplemente, “evitar alimentos o fármacos que generen reacción alérgica grave y esperar no recibir picaduras de himenópteros”.
Taller de alergia a alimentos
Durante las jornadas, además de la situación actual de la especialidad de alergia en Baleares o el desafío que supone ser una persona alérgica residente en esta CC AA, se han tratado otros temas de interés como qué papel juega la mastocitosis y su tratamiento, y las alergias alimentarias en un taller práctico para niños, y sus familiares. En este encuentro, además, se ha contado con la presencia de pacientes que han podido aportar su testimonio en primera persona.
Mercedes Escarrer, pediatra y organizadora del taller de alergias alimentarias para los más jóvenes y sus familias, ha explicado que “en el diagnóstico de la alergia alimentaria es clave una buena historia clínica, detallando la forma de ingesta del alimento (crudo o cocinado) y los intervalos de aparición de los síntomas (menos de 2 horas)”. En la sesión impartida ha querido recalcar que es muy importante enseñar a los pacientes y sus familias a leer el etiquetado de los alimentos, aunque sean de consumo habitual por la familia, para que la situación no altere la calidad de vida del niño y su familia.
“Nacer con alergia en Baleares no debería suponer un problema”. Antonio Valero, presidente de la Sociedad Española de Alergología (SEAIC), que desde hace casi dos décadas lucha para revertir esta situación, ha señalado que va en contra de la equidad. Así, en el foro se ha puesto de manifiesto cómo Baleares no está cumpliendo con la Ley de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud, por la que se establece la obligación de garantizar las prestaciones sanitarias en condiciones de igualdad efectiva en el territorio. Y es que, las alergias respiratorias, alimentarias, a medicamentos y a la picadura de determinados himenópteros y demás animales, por su elevada prevalencia, se han convertido en un verdadero problema de salud pública con una prevalencia estimada del 25% de la población en Baleares. Sin embargo, factores ambientales y genéticos apuntan un ascenso considerable de las enfermedades alérgicas, previendo la Organización Mundial de la Salud que éstas afecten a la mitad de la población en los próximos 20 años. Por ello, OMS recomienda un alergólogo por cada 50.000 habitantes.
En el caso de Baleares, no existe ningún Servicio Público de Alergología, pues tan sólo se cuenta con una especialista adscrita a Otorrinolaringología de Son Espases, en Palma. En este sentido, Sendy Chugo, alergóloga adjunta en el Hospital Universitario Son Espases, ha puesto de relieve, a través de datos, la situación en el sistema público de salud balear: un único alergólogo para cubrir 1,2 millones de habitantes, cuando en las Islas Canarias se cuenta con 32.
PNL aprobada por unanimidad
No obstante, la solución a esta situación se ve cada día más cerca, tras la aprobación por unanimidad el pasado marzo, en la Comisión de Salud del Parlamento balear, de una Proposición No de Ley que insta a la Conselleria de Salut a avanzar en la aprobación y puesta en marcha de un servicio, dentro del Plan de Salud 2021-2025, que acabe con la discriminación de los pacientes alérgicos baleares.
Los pacientes también han ofrecido su testimonio en Alergomenorca. Esther Sintes y Alicia Apellaniz, madres de hijos con alergia al huevo y a la leche, han relatado “la odisea para tratar la alergia a estos dos alimentos básicos, teniendo que acudir a la privada o a la sanidad pública de Catalunya para conseguir el tratamiento de desensibilización al huevo y la leche de sus hijos”. Y han añadido: “¿si no hubiéramos tenido los recursos económicos, ¿qué hubiera pasado con nuestros hijos?” Otro caso singular provocado por la falta de especialistas en el sistema público es el de los alérgicos a himenópteros y otros animales. Así, por ejemplo, apicultores como Fernando Cardona y Josep Venegas se han visto abocados a sufragarse de su bolsillo el tratamiento necesario e iniciar un periplo burocrático que no ha tenido éxito para costearse una vacuna que está aprobada e incluida en la cartera de servicios del SNS.
El retraso en el diagnóstico y tratamiento conlleva, además, otras consecuencias asociadas a la vacunación de la COVID-19 para población de riesgo. En Baleares, no han sido estudiadas las reacciones alérgicas en la gran mayoría de la población, condición indispensable para la administración de cualquier vacuna. Por tanto, la realidad es que, mientras la mayoría de los pacientes alérgicos puede vacunarse contra la COVID sin problemas, el circuito para llegar a la autorización sufre una importante demora, la cual es otorgada por la única especialista en alergología de Islas Baleares.
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