- Hasta el 50-70% de embriones humanos preimplantatorios son aneuploides, lo que quiere decir que tienen un número incorrecto de cromosomas. La aneuploidia es la causa principal de infertilidad y abortos espontáneos.
- Hasta ahora se suponía que las anomalías cromosómicas se debían principalmente a errores de la maturación de óvulos. Sin embargo, un estudio recientemente publicado rompe con esta idea y demuestra que el uso de un agente químico durante un corto tiempo entre la obtención de los ovocitos y la fecundación puede arreglar este problema.
- Estos resultados resaltan la importancia clínica de la evaluación de los óvulos recién fecundados, tal como propuesta por el investigador granadino, el doctor Jan Tesarik, hace más de 20 años y practicada por el equipo biológico de la clínica MARGen de Granada, liderado por la doctora Raquel Mendoza Tesarik. Esta evaluación permite distinguir los embriones con la mejor capacidad de desarrollo para ser transferidos en el útero en los procesos de fecundación in vitro (FIV), sin recurso a métodos invasivos y costosos de diagnóstico genético preimplantacional.
Entre 50% y 70% de los embriones humanos preimplantatorios (recién formados) son aneuploides, lo que significa que su número de cromosomas no es correcto. Esta condición resulta en un fallo de implantación, que impide el embarazo, o una pérdida de embarazo, ya establecido, mediante un aborto espontáneo. Hasta ahora se suponía que las anomalías cromosómicas de los embriones humanos de debían principalmente a errores ocurridos durante la maturación de los óvulos. Sin embargo, nuevos estudios demuestran que la mayoría de estas anomalías está causada por errores que se producen durante una fase final de la maturación o pronto después de su fecundación.
Las conclusiones de un estudio recién publicado en una revista científica International Journal of Infertility and Fetal Medicine van incluso más lejos, demostrando que el destino del futuro embrión se decide sólo a unas pocas horas después de la fecundación, incluso antes de que el óvulo fecundado (cigoto) empiece su primera división celular. Durante este período del tiempo, las anomalías que predisponen el futuro embrión para sufrir anomalías cromosómicas se pueden detectar mediante una evaluación no invasiva del cigoto, descubierto por el doctor Jan Tesarik hace más de 20 años y, desde entonces aplicado sistemáticamente por el equipo biológico de la clínica MARGen de Granada, liderado por la doctora Raquel Mendoza Tesarik, para seleccionar los mejores embriones para ser transferidos en el útero de las pacientes después de la fecunación in vitro (FIV).
Las primeras fases del desarrollo embrionario
Durante algo más de 1 día después de la fecundación, el óvulo fecundado aún no se divide, y el ADN, tanto el proveniente del óvulo y el aportado por el espermatozoide, se mantienen físicamente separados en dos núcleos, llamados pronúcleo femenino y pronúcleo masculino, respectivamente. La primera división celular del cigoto, el verdadero inicio del desarrollo embrionario, se produce unas 30 horas después de la fecundación. Antes de que esta división se produzca, los dos pronúcleos se disuelven y el ADN masculino y el femenino se unen para formar el ADN único del futuro embrión (un proceso llamado singamia).
El estudio recién publicado demuestra que una serie de cambios tiene que ocurrir en ambos pronúcleos antes de la singamia, para asegurar la normalidad cromosómica del embrión. En breve, antes de la singamia los dos pronúcleos se acercan uno al otro hasta entrar en un contacto íntimo. En el mismo tiempo el ADN de ambos pronúcleos tiene que desplazarse hacia la zona del contacto y permanecer allí hasta el momento de la disolución de los pronúcleos.
Este pre-arreglo es necesario para que el mecanismo controlando la inminente división celular pueda captar la totalidad de los cromosomas y distribuir los correctamente entre ambas células resultantes. A no ser así, es probable que algún cromosoma de uno u otro pronúcleo se quede fuera de alcance del sistema y resulte excluido de la división, lo que ocasionará una anomalía cromosómica. Pero los mismos autores del estudio no solo resaltan los criterios del doctor Tesarik que permiten evaluar, de una manera no invasiva en embriones vivos, si la migración adecuada del ADN en ambos pronúcleos está completa antes de la primera división del cigoto.
Además, proponen un tratamiento de los ovocitos in vitro para coordinar la progresión de la maturación nuclear y la citoplasmática con el fin de alcanzar el equilibrio deseado. Un equilibrio necesario para disminuir el riesgo de las anomalías cromosómicas en los embriones, el causante principal de los fracasos de la fecundación in vitro (FIV), de los abortos espontáneos y de algunas enfermedades genéticas de la descendencia.
Los doctores Tesarik y Mendoza Tesarik comentan: “El tratamiento propuesto es experimental, por el momento, y necesitará más evaluaciones para confirmar su seguridad para la aplicación clínica. Sin embargo, los resultados del estudio confirman nuestra experiencia de la detección temprana y no invasiva de las anomalías cromosómicas en los embriones resultantes de las diferentes técnicas de FIV. En la Clínica MARGen utilizamos la evaluación no invasiva de los cigotos durante años, con excelentes resultados en cuanto a la selección de los mejores embriones para transferir en el útero de la futura madre o para congelar para su uso posterior. Sin embargo, resultados del último estudio añaden argumentos a la base científica de este tipo de evaluación.” “De hecho, la evaluación de los cigotos tiene más precisión que cualquier evaluación posterior de embriones en diferentes fases de división celular”, concluyen los doctores.