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  • La Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM), con la colaboración de Faes Farma, ha presentado “Estilo de vida y cáncer de mama. Actuaciones antes, durante y después del tratamiento”, una publicación que recoge las recomendaciones más actuales relacionadas con esta enfermedad.
  • La vitamina D y el cáncer mantienen una estrecha vinculación. Distintos estudios epidemiológicos han mostrado que en zonas con mayor exposición a los rayos UVB existe una menor incidencia y mortalidad en hasta 13 tipos de cáncer, entre ellos, mama, colon, ovario y próstata[i].
  • Se ha observado hasta un 82% menos de incidencia de cáncer de mama en el seguimiento prospectivo de hasta 4 años en las mujeres con valores de 25(OH)D ≥60 ng/ml respecto a aquellas con valores por debajo de 20 ng/ml[ii].

La Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM), con la colaboración de varias compañías, entre ellas Faes Farma, ha presentado “Estilo de vida y cáncer de mama. Actuaciones antes, durante y después del tratamiento”, una publicación que recoge las recomendaciones más actuales relacionadas con esta enfermedad. En concreto, se hace un recorrido por los distintos factores epidemiológicos relacionados con el cáncer de mama y cómo estos factores interactúan a la hora de condicionar la aparición y la evolución del cáncer o su interferencia con la calidad de vida de los pacientes tras haberlo padecido.

Se trata de un completo monográfico actualizado con las últimas recomendaciones promovidas por esta sociedad médica en una importante variedad de temas relativos al cáncer de mama. Uno de estos temas hace referencia a la relación existente entre vitamina D (también llamada hormona D) y este tipo de patología oncológica.

Respecto a este último punto, el Dr. José Luis Neyro, miembro de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y consultor senior de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Cruces de Bilbao, explica: “Se han desarrollado diversas investigaciones epidemiológicas que relacionan los niveles de la hormona D con el riesgo de aparición del cáncer de mama, siendo este el de mayor prevalencia en las mujeres y se ha llegado a considerar que hasta 1 de cada 8 podrá desarrollar este tumor maligno a lo largo de su vida[iii]. Existen relaciones epidemiológicas serias y con fuerte evidencia que muestran que las mujeres con niveles más altos de vitamina D tienen menos riesgo de desarrollar un cáncer de mama que las que lo tienen deficitario”[iv].

La hormona D en el cáncer de mama, una simbiosis necesaria antes, durante y después de la enfermedad

Cuando hablamos de vitamina D, sus efectos sobre el tejido óseo son los más conocidos. Pero cabe destacar que la vitamina D es en realidad un complejo sistema hormonal que ejerce su acción en prácticamente todos los órganos y tejidos, ya que el receptor para la vitamina D (VDR) se halla en casi todas las células del organismo. Esta es la razón por la que la vitamina D y el cáncer mantienen una estrecha vinculación. En concreto, distintos estudios epidemiológicos han demostrado que en zonas con mayor exposición a los rayos UVB existe una menor incidencia y mortalidad en hasta 13 tipos de cáncer, entre ellos mama, colon, ovario y próstata1.

La vitamina D presenta actividad a través de la vía del receptor de la vitamina D (VDR) sobre las células tumorales y, de forma indirecta, regulando el comportamiento de las mismas. Específicamente, cuando hablamos de cáncer de mama, se ha observado que el receptor VDR parece ser importante para su progresión a metástasis y que niveles bajos de 25-hidroxivitamina D podrían favorecer esta progresión.[v]

Concretamente, se ha observado hasta un 82% menos de incidencia de esta patología de mama en el seguimiento prospectivo de hasta 4 años en las mujeres con valores de 25(OH)D3 ≥ 60 ng/ml respecto a aquellas con valores por debajo de 20 ng/ml2. En este sentido, los especialistas consideran el déficit de vitamina D como un factor modificable para el riesgo de cáncer de mama2.

En opinión del Dr. Neyro “la determinación de los niveles de 25(OH)D deberían formar parte inexcusable del estudio de cualquier mujer con cáncer de mama y actuar, en consecuencia, en base a esos niveles, para suplementar en los casos necesarios y durante todo el tiempo que sea preciso. Al margen del cáncer de mama, téngase en cuenta que, como sucede con otras hormonas esteroideas, su secreción va decreciendo de manera constante más allá de los 40-50 años”.

Afectación de los huesos en cáncer de mama

Algunas pacientes con cáncer de mama, sobre todo aquellas que reciben el tratamiento de inhibidores de la aromatasa, padecen alteraciones a nivel músculo esquelético con una pérdida de masa ósea y un mayor riesgo de fracturas osteoporóticas, como consecuencia del propio tratamiento. Por ello, los expertos apuntan a que, en el transcurso de un cáncer de mama, es importante mantener niveles adecuados de vitamina D para evitar fracturas[vi],[vii].

“El cáncer de mama per se no produce afectación ósea (más allá de que el hueso y el esqueleto en general sea uno de los lugares más prevalentes de las metástasis del cáncer de mama). Lo que realmente daña el hueso, disminuye su resistencia y produce graves alteraciones del metabolismo mineral de estas pacientes es la gran cantidad de efectos secundarios provenientes, primero, de la quimioterapia y también de determinadas formas de hormonoterapia, particularmente todo lo que tiene que ver con los diferentes inhibidores de aromatasa que son mandatorios y por tiempos de entre 5 y 10 años de duración en aquellas pacientes con cánceres de mama con receptores hormonales positivos para estrógenos y para progesterona. Así las cosas, como parte del estudio de un cáncer de mama, además de realizar determinación de niveles de 25 hidroxi vitamina D, se debería incorporar de manera obligatoria una densitometría ósea para conocer el estado de la masa ósea de la paciente”, señala el especialista en Ginecología.


[i] Grant WB. An estimate of premature cancer mortality in the U.S. due to inadequate doses of solar ultraviolet-B radiation. Cancer. 2002 Mar 15;94(6):1867-75.

[ii] Mc Donnell SL, Baggerly CA, French C.B et al. Breast cancer risk markedly lower with serum 25-hydroxyvitamin D concentrations ≥60 vs <20 ng/ml (150 vs 50 nmol/L): Pooled analysis of two randomized trials and a prospective cohort. PLoS One. 2018 Jun 15;13(6):e0199265

[iii] Datos del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama GEICAM. El cáncer de mama en España. Situación actual. Disponible en:

https://www.geicam.org/sala-de-prensa/el-cancer-de-mama-en-espana#:~:text=En%20cuanto%20a%20la%20tasa,de%201%20de%20cada%208 Último acceso, 21.12.2022

[iv] O'Brien KM, Harmon QE, Jackson CL, et al.. Vitamin D concentrations and breast cancer incidence among Black/African American and non-Black Hispanic/Latina women.                                                                                                                        Cancer. 2022 Apr 25. doi: 10.1002/cncr.34198. Epub ahead of print. PMID: 35466399.

[v] Aggarwal A, Feldman D, Feldman BJ. Identification of tumor-autonomous and indirect effects of vitamin D action that inhibit breast cancer growth and tumor progression. J Steroid Biochem Mol Biol. 2018 Mar;177:155-158.

[vi] Rodríguez-Sanz M, Prieto-Alhambra D, Servitja S et al. Al-related BMD variation in actual price conditions: A prospective cohort study. Endocr Relat Cancer. 2016;23(4):303-12.

[vii] Hadji P, Aapro MS, Body JJ et al. Management of Aromatase Inhibitor-Associated Bone Loss (AIBL) in postmenopausal women with hormone sensitive breast cancer: Joint position statement of the IOF, CABS, ECTS, IEG, ESCEO IMS, and SIOG. J Bone Oncol. 2017 Mar 23;7:1-12.

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