La pandemia de covid-19 puso en primera línea informativa a la salud y la medicina como nunca se había visto antes. Esto obligó a los medios generalistas a cambiar sus dinámicas de información, pero los especializados tampoco se vieron exentos del tsunami que supuso la pandemia. Sonia Moreno es periodista en Diario Médico, una de las cabeceras de referencia en nuestro país de prensa especializada en medicina.
Con ella hemos querido hablar para saber cómo fue trabajar durante la pandemia como periodista en un medio especializado.
- ¿En qué momento fuiste consciente de que la covid-19 era algo más importante de lo que se pensaba al principio?
- Es cierto que, en los primeros momentos, los mensajes eran tranquilizadores, pero no solo desde las instituciones oficiales. Virólogos con los que hablaba consideraban que el nuevo coronavirus sería como una gripe, quizá un poco más grave o algo más letal. Creo que se quería evitar un alarmismo injustificado, como ocurrió con la alerta sanitaria de la gripe A de 2009, que finalmente no tuvo la virulencia anunciada. Personalmente, el momento en que me di cuenta de la gravedad de lo que llegaba fue antes del estado de alarma, cuando médicos de hospitales madrileños que no eran especialistas en enfermedades infecciosas empezaron a avisarnos de que la situación se complicaba también para ellos y que estaban notando ya que no había recursos suficientes.
- En los momentos iniciales de la pandemia hubo mucha falta de información, y luego llegó en una avalancha. Desde un medio especializado como Diario Médico, ¿cómo fue gestionar esos dos momentos, el de la falta de información y luego el del exceso?
- No sé si al principio hubo falta de información o más bien de información útil, que aportara valor. Entonces las noticias que nos llegaban se centraban, sobre todo, en el goteo de casos de infecciones en nuestro entorno, cuando era evidente que era más necesario conocer datos sobre las características de la enfermedad que causaba el virus y su letalidad, y sobre cómo evitar los contagios. En torno a todo eso había más bien confusión, algo lógico, por otra parte, si se piensa que también los científicos y los médicos estaban ante un enemigo desconocido. A medida que fueron sabiendo más sobre el coronavirus SARS-CoV-2, empezaron a llegar los primeros resultados de las investigaciones. Por suerte, el trabajo en una redacción se hace en equipo, y eso facilita centrarse en diferentes aspectos de la pandemia, unos en la gestión de la emergencia sanitaria y en la epidemiología, y otros en la parte más médica, como fue mi caso. Aun así, siempre han faltado manos para cubrir lo que llegaba. Tenías la sensación de trabajar en cadena, y de que cuando acababas de escribir sobre un tratamiento, un avance en el conocimiento del virus o una nueva hipótesis fisiopatológica, ya había otras novedades esperando para ser difundidas.
- ¿Hasta qué punto fue complicado encontrar fuentes de información que fueran fiables y fidedignas, en los momentos más complicados de la pandemia?
- Como periodista especializada en medicina, estoy acostumbrada a manejar las revistas que cuentan con unos filtros de revisión por pares, pero en esta emergencia sanitaria incluso publicaciones de primer nivel científico no aguantaron la presión mundial por saber del nuevo virus y, sobre todo, por conocer cómo tratarlo, y se precipitaron al publicar algunos estudios. Ahí está el patinazo de la hidroxicloroquina, por ejemplo, aunque creo que eso fue un reflejo de la impotencia de los médicos ante los pacientes que se morían y de cómo intentaban hacer algo por ayudarlos.
- ¿Respondió la comunidad científica y médica de una forma adecuada a la necesidad de información?
- Desde el primer momento se volcaron con los medios de comunicación. Incluso en los momentos más terribles, han sacado un hueco para informar. Por mi parte, he agradecido y tomado más en consideración a aquellos profesionales cautos, que reconocían no saber muchas cosas; con ellos había más posibilidades de ponerte sobre la pista de investigaciones relevantes. Gracias a su paciencia, escuchando, hemos aprendido mucho, ha sido todo un máster en virología.
- ¿Cómo afectó el confinamiento a tu labor de periodista?
- Sobre todo los primeros meses los recuerdo muy duros, porque era imposible desentenderse de la pandemia, todo era covid-19, de la mañana a la noche. A todo ello, hay que añadir la situación de precariedad endémica del periodismo, que ni siquiera en momentos de alta intensidad laboral, como este, al menos para la prensa de salud, se ha podido librar de la sombra de los ERTE y los ERE. Trabajar a distancia fue un desafío que creo que hemos superado con nota. Aunque nunca había tratado con tanta gente así, pues en nuestra profesión lo normal es hacer las entrevistas en los hospitales y los laboratorios, lo cierto es que, gracias a la tecnología, se ha demostrado que podemos cerrar periódicos sin perder el trabajo en equipo y desde casa.
- Durante mucho tiempo –y todavía hoy bastante– resultó imposible hablar de cualquier cosa que no fuera covid-19. ¿Cómo se gestionó en Diario Médico esa focalización en un único tema, siendo un medio que ha intentado siempre ofrecer los avances de todas las disciplinas médicas?
- Aún hoy cuesta mucho salirse del guión y hablar de otras cosas, aunque la vida sigue y, como se ha visto, las enfermedades que no son covid-19 no paran. Probablemente, al igual que ha ocurrido con la atención sanitaria del cáncer o de ciertas patologías quirúrgicas, por poner un ejemplo, también se ha resentido su atención informativa. Poco a poco, intentamos recuperarla.
- ¿Cómo calificarías la gestión informativa de toda la pandemia?
- En general, los medios se han volcado en informar apelando a los expertos y con los datos de que se disponía en cada momento, teniendo en cuenta que, a medida que se avanzaba en el conocimiento, no era raro contar con evidencias incluso contradictorias. Pero es que la ciencia es así, da pasos en falso y lleva su ritmo, que es más bien lento. Desde los medios especializados, hemos asistido a una globalización de nuestras fuentes. Médicos y científicos habituales en la prensa sanitaria han pasado a copar todos los espacios informativos, y creo que en eso la sociedad en general ha ganado, porque se ha dado a conocer mejor a un colectivo de profesionales muy preparado y comprometido con su trabajo. También creo que ha sido importante, al menos así lo hemos intentado en Diario Médico, escuchar a expertos diferentes. Es imposible saber de todo y por eso es bueno contar con voces diversas y apropiadas.
- ¿Hay algo que quedará de toda esta pandemia para el futuro en el trabajo de los periodistas?
- Además del baño en virología que ha supuesto este año, centrados prácticamente en un solo tema, creo que para el futuro quedará una forma de trabajar, puede que híbrida, en la que ganen peso la comunicación y el trabajo telemáticos. También habrá que ver cómo afectará la crisis económica al sector.