El tsunami que supuso la primera ola de la pandemia de la COVID-19 afectó a toda la sociedad y nos obligó a cambiar nuestra forma de trabajar. Uno de los sectores que más se tuvieron que reinventar dentro del periodismo fue la televisión.
La imposibilidad de desplazar cámaras y la virtualización necesaria para mantener las distancias sociales obligó a emplear recursos que hasta entonces no se habían ni imaginado como posibles, tales como entrevistas a través de Skype o ruedas de prensa empleando Zoom. Isabel Otero es redactora en Las Mañanas de TVE, uno de los dos únicos espacios que el ente público consideró esenciales y que mantuvo su actividad. Con ella hemos querido hablar para saber cómo ha sido trabajar durante la pandemia en una televisión.
- ¿Cómo recuerdas que fue trabajar en los primeros compases de la pandemia de la COVID-19?
- Al principio fue un poco de desconcierto porque no teníamos nada clara la información ni había un protocolo de cómo actuar para evitar la infección. No hay que olvidar que nuestros reporteros estaban en primera línea. Si había un caso en una residencia o en un hospital, allí estaban nuestros reporteros en la puerta. Era una época en la que por ejemplo no había que usar mascarillas. No había que usar pero tampoco teníamos. Luego el equipo de producción se puso enseguida a localizar las mascarillas y el material para los redactores. Al principio también los reporteros de calle regresaban a la redacción y hubo varias bajas, porque suponemos que traían con ellos el virus. Luego ya se establecieron criterios. Así hicimos distintos grupos de trabajo, se fomentó mucho el teletrabajo, los reporteros de calle iban directamente de su casa a los directos, los micros se envolvían con papel film, siempre que se pudiera se empleaba la pértiga para que hubiera más distancia social… En TVE también se decidió qué programas seguían y nosotros fuimos uno de los esenciales, y así estuvimos trabajando toda la pandemia. Es cierto que se fomentó el teletrabajo, pero en televisión esto no es fácil, por la agilidad e inmediatez que exige un programa en directo. Así que al principio hubo un poco de caos. Pero enseguida la cadena reaccionó estableciendo protocolos de seguridad y hubo un cambio en la dinámica informativa. Nosotros somos un magacín y en ese momento la actualidad era el coronavirus. Yo recuerdo que el pico de audiencia eran las ruedas de prensa de Fernando Simón, que al principio eran por las mañanas y nos pillaban en pleno directo. Así que cortábamos lo que estuviéramos haciendo, fuera lo que fuese, para emitirlas en directo.
- ¿Cuándo tuviste la impresión de que nos estábamos enfrentando con algo más grave de lo que se intuía al principio?
- Pues realmente muy al comienzo de todo. Yo me di cuenta porque nosotros al principio rotulábamos y dábamos los casos en directo. Un día hubo un caso, y después dos, tres cuatro y cuando nos dimos cuenta ya íbamos por veinticinco. Eso fue con los contagios, no eran todavía muertes. Y entonces empezamos también a dar los fallecimientos hasta que tuvimos que parar porque no los podíamos dar en tiempo real. Eso sí que fue un cambio, cuando tuvimos que pasar de dar los datos de fallecidos recogidos por el Ministerio de Sanidad con la nota de prensa del día después. Eso para mí fue el punto de inflexión. También cuando se decretó el confinamiento general, cuando solo podíamos ir a trabajar los esenciales y veías las calles tan vacías.
- ¿Supuso una complicación extra para las televisiones precisamente este confinamiento?
- Hubo que llevar a cabo un cambio tecnológico, que probablemente vaya a quedar para el futuro. En televisión durante los peores momentos de la pandemia no podías mandar una cámara a casa de nadie porque había mucho riesgo de contagio. Entonces empezaron a usarse otros métodos, como Skype, Zoom o sistemas de multiconferencia dentro de la televisión. Eso era algo impensable antes, pero ahora ya se ha normalizado y puedes hacer perfectamente una entrevista a Margarita del Val con Skype.
- Los primeros compases de esta pandemia también se caracterizaron porque no había información clara ni precisa. ¿Cómo se manejó esta carencia?
- Lo que nosotros hicimos fue siempre recurrir a expertos. Queríamos tener un aval científico en la información de nuestro programa y de hecho teníamos todos los días en nuestro plató a un médico de sociedades científicas reputadas. Incluso nosotros tenemos un colaborador científico como Jorge Alcalde, y además contábamos con un experto médico. Al principio también teníamos preguntas de la calle, ya que la gente tenía muchas dudas que nos hacían llegar por WhatsApp o por cualquier otra forma, e intentábamos responder a estas inquietudes con expertos. Preguntas que ahora pueden parecer tontas, como cada cuántas horas había que cambiar la mascarilla. Pero hay que entender que en aquel momento nadie tenía idea de lo que era una mascarilla quirúrgica o cómo se tenía que usar.
- También en los primeros compases hubo cierto descontrol con los datos de las fuentes oficiales, porque no coincidían las cifras que daban unos y otros. ¿Fue difícil de gestionar?
- Yo recuerdo un día en que casi eran contradictorios los datos de la Comunidad de Madrid con los del Ministerio de Sanidad. En teoría cada comunidad reportaba sus datos al Ministerio y este los centralizaba. Pero un día había una gran diferencia entre los fallecimientos de la Comunidad de Madrid y los que el Ministerio de Sanidad reportaba de la misma comunidad. Estuvimos llamando a ambos sitios y no acabamos de saber el porqué de esta diferencia. Luego descubrimos que era que unos reportaban al día siguiente los datos y si era un fin de semana se producía una gran diferencia, por eso los martes siempre había datos distintos.
- Además en los primeros momentos de la pandemia también hubo falta de información acerca del virus y cómo se comportaba. ¿Supuso un problema para vosotros?
- Para nosotros no fue tan complicado, ya que nuestro programa es un magacín de actualidad de mañana. Entonces, la información fundamental que demandan nuestros espectadores es la más básica. Tenían que saber cuántos fallecimientos había, los brotes que se producían o la gran crisis que hubo en las residencias, que fue donde más fallecimientos hubo. Y nosotros teníamos que informar sobre esto. Siempre que salía un estudio, lo que hacíamos era confirmar que tuviera un aval científico y que fuera riguroso. Como es cierto que teníamos nuestro plantel de expertos, era fácil contrastarlo, porque además también éramos periodistas que llevábamos más de veinte años informado de sanidad y disponíamos de un background para saber a quién recurrir para contrastar una información.
- ¿La transformación de las ruedas de prensa en un formato virtual para la televisión supuso un problema?
- En las ruedas de prensa iniciales sobre el avance de la pandemia se podían plantear preguntas. Se hacían a través de Zoom, los diferentes medios se acreditaban y eran en abierto para todas las televisiones y medios de comunicación, así que podíamos pinchar la señal. Es verdad que se perdía la inmediatez de estar allí en directo, pero realmente, como todos los periodistas queríamos la misma información, aquello era útil porque a todos nos valían las mismas preguntas realmente. Lo que primaba entonces era la rueda de prensa en directo. Se perdió en calidad a la hora de recurrir a otros medios técnicos en lugar de mandar a una cámara al sitio, pero se ganó a lo mejor un pelín en la inmediatez. ¿Que tú necesitabas contrastar algo o dar una información de un experto?, pues podías llamarlo por Skype, algo que antes era impensable.
- ¿Regresarán las ruedas de prensa solo presenciales?
- Las ruedas de prensa tienen una doble vertiente. Por un lado, la información que se da exactamente en ellas y que es la misma para todos los medios. Esto puede hacerse forma digital, porque acaba siendo el mismo formato: todos preguntan y todos escuchan. Pero luego las ruedas de prensa también tienen una cercanía personal. Tú puedes hablar con alguien de la rueda de prensa que maneja otra información o hacer contacto con otros periodistas, que también es importante porque te enseñan a ver de otra manera la información. En persona hay un aliciente extra que en una rueda de prensa telemática no vas a conseguir, y es la información que también te da el tomarte un café antes o después con alguno de los protagonistas de las ruedas de prensa. Por eso no creo que las presenciales vayan a desaparecer.
- ¿Hubo muchos más cambios en vuestra forma de trabajar?
- Lo cierto es que eso funcionó muy bien en TVE. Se estableció un protocolo de COVID y, como te decía antes, los reporteros iban al lugar del directo desde su casa y no pasaban por redacción. Pero también hubo más cambios. Los coches de producción, por ejemplo, en los que antes podían viajar un equipo de tres personas más el conductor, pasaron a ser usados solo por una persona que debía ir en el asiento trasero y en diagonal con el conductor para mantener la distancia. Se fomentó el teletrabajo, sobre todo en las personas con más factores de riesgo. Todo esto hizo aumentar también mucho el ingenio y la solidaridad. Se vio también la necesidad de informar y nadie se escapaba, todo el mundo daba todo lo posible de sí mismo, porque veíamos que la gente demandaba información. Todo el mundo arrimó el hombro y se involucró muchísimo.
- ¿Las restricciones para mantener las distancias sociales obligaron a aprovechar herramientas infrautilizadas hasta entonces?
- Pues sí, de hecho se crearon grupos de Telegram y WhatsApp desde las instituciones, que funcionaban muy bien, porque nos mandaban los datos a todos los que estábamos acreditados al mismo tiempo. No me pareció que en ningún momento quisieran ocultar nada desde las fuentes oficiales. Lo que pasa es que a veces nosotros queríamos hacer una información pormenorizada o detallada por comunidades autónomas. Cuando la fuente a la que recurríamos era el Ministerio de Sanidad, es verdad que los datos estaban centralizados pero no eran tan detallados. Así que teníamos que ir llamando comunidad por comunidad. Pero creo que todo el mundo se volcó, y por supuesto también los periodistas de los gabinetes de prensa, conscientes de que era una situación excepcional.
- ¿El teletrabajo también ha llegado para quedarse en el mundo de la televisión?
- En el periodista de televisión no creo que esto sea posible. A lo mejor hay un porcentaje muy bajo de periodistas que puedan teletrabajar, como aquellos con factores de riesgo, pero no serán igual de eficaces. Te hablo del periodista de televisión, no de otros profesionales. Yo creo que en nuestro medio el teletrabajo no se impondrá. Se podrán hacer retenes o distintos grupos de trabajo para dividirse en caso de nuevas olas, para poder continuar con el trabajo externo de redacción, pero no creo que el futuro sea que el 80% de la plantilla de la televisión teletrabaje.
- ¿En qué momento empezasteis a considerar que era necesario dejar de centrar toda la información en el COVID-19 y empezar a recuperar otros temas?
- No sabría decirte cuándo pasó eso exactamente. Ahora sigue primando el COVID, aunque haya bajado la intensidad. Pero todo acaba relacionándose de alguna manera. Por ejemplo, si das los datos del paro, estos se relacionan con los ERTES que produjo el COVID; si hablas de turismo, las medidas que se toman para reducir su incidencia; si haces una feria, ya estás contando que es la primera postpandemia. El COVID lo sigue dominando todo más o menos, quizás excepto en el tema de los sucesos. No sabría decir la fecha exacta en la que cambió la tendencia, pero más o menos debió ser alrededor de septiembre del año pasado.