En el Congreso se muestran los resultados de estudio GALIAT, así como sus implicaciones presentes y futuras, y como base para promover las dietas territoriales saludables
- Una mayor adherencia a esta dieta se asocia con menor mortalidad por todas las causas, así como por causas cardiovasculares y cáncer; y podría también reducir el riesgo de depresión e influir positivamente en la microbiota intestinal
- La dieta atlántica, un buen ejemplo de dieta saludable y sostenible, conbeneficios similares a los obtenidos con otros patrones dietéticos saludables
- Se constata una pérdida de seguimiento del patrón de dieta más tradicional
- El patrón dietético actual en Galicia presenta unos índices nutricionales muy inferiores y un impacto medioambiental superior a los que se obtendrían si se siguiera el patrón de dieta atlántica tradicional
- El chef Kike Piñeiro, del restaurante A Horta do Obradoiro (en Santiago de Compostela), realiza en este Congreso un showcooking de dieta atlántica
Santiago de Compostela, noviembre.- La dieta atlántica no es tan popular ni ha sido tan estudiada como la mediterránea, pero se consolida como un buen ejemplo de dieta saludable y sostenible. En el XX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), que se está celebrando en Santiago de Compostela, se presentan los resultados de un reciente estudio europeo que confirman el impacto positivo de la dieta atlántica en la salud.
En concreto, en este trabajo realizado en cuatro países europeos (España, Polonia, República Checa y Reino Unido, cada uno de ellos siguiendo una dieta específica de su territorio) se revela que, después de aproximadamente 13 años de seguimiento, “una mayor adherencia a la dieta atlántica está relacionada con una menor mortalidad por todas las causas, por causas cardiovasculares y por cáncer, con beneficios similares a los de otros patrones dietéticos saludables”, subraya la Prof. Rosario Ortolá, del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. En concreto, aquellas personas cuya dieta se alinea más estrechamente con la dieta atlántica presentan una mortalidad un 15% menor en comparación con quienes siguen patrones alimentarios muy distintos. Estos beneficios se deben principalmente a una reducción en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares (19% menos) y cáncer (8% menos). Tal y como destaca esta experta, “los resultados del estudio sugieren que hay muchas formas de comer de manera saludable, basadas en alimentos propios de cada entorno o país, es decir, que dietas relativamente diferentes pueden tener beneficios similares para la salud”.
Evidencias consistentes…también frente a la obesidad
Estos hallazgos confirman evidencias ya sobradamente conocidas. La adherencia a la dieta atlántica se ha asociado clásicamente con una mejora salud metabólica y las bajas tasas de mortalidad por cardiopatía isquémica registradas en el norte de España y Portugal. También se ha correlacionado con una buena microbiota intestinal, y niveles bajos de varios factores de riesgo cardiovascular, como el colesterol, los triglicéridos, la proteína C reactiva (un marcador de inflamación), resistencia a la insulina, la presión sanguínea, el peso corporal y el perímetro de cintura, entre otros.
Tal y como resume la Prof. Ortolá, “la dieta atlántica se asocia con menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como el infarto de miocardio, así como con menores niveles de marcadores de riesgo coronario y con menor mortalidad por causas cardiovasculares en personas de todas las edades”. Además, según continúa detallando, “este patrón dietético podría también reducir el riesgo de depresión e influir positivamente en la microbiota intestinal, lo que tendría implicaciones para la salud digestiva y general”. Y en personas mayores, la dieta atlántica ha mostrado beneficios sobre la mortalidad similares a los de la dieta mediterránea.
En lo que respecta a la obesidad, este patrón dietético resulta de especial interés. En un estudio de intervención comunitaria realizado en Galicia en el que se proporcionó a los participantes alimentos propios de este patrón dietético, junto con consejos sobre su consumo, “la dieta atlántica se asoció con una reducción del peso corporal, del índice de masa corporal y de medidas de adiposidad, y también del colesterol total y del colesterol LDL”, subraya la experta de Medicina Preventiva y Salud Pública.
Estudio GALIAT, un referente
Y es que en este Congreso se aludirá expresamente a los resultados obtenidos en el estudio GALIAT, que evaluó el impacto de una intervención nutricional basada en la dieta atlántica en la salud metabólica de 250 familias (720 adultos y niños), divididas aleatoriamente en grupos de intervención y control. Durante 6 meses, las 126 familias del grupo de intervención participaron en un programa de educación nutricional y gastronómica diseñado para fomentar cambios sostenibles en los hábitos alimentarios.
Como informa la coordinadora de este estudio, María del Mar Calvo Malvar, del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, “en 6 meses, los adultos del grupo de intervención perdieron 1,1 kg de peso corporal y redujeron 5,2 mg/dl de colesterol total en comparación con el grupo control. También se observaron mejoras en otras variables antropométricas y niveles de colesterol LDL, confirmando los efectos positivos de la dieta atlántica sobre la adiposidad y el perfil lipídico”.
Adicionalmente, la intervención redujo en un tercio el riesgo de desarrollar síndrome metabólico en el grupo de intervención frente a los controles. “Este hallazgo es especialmente importante”, a juicio de la Dra. Calvo, puesto que se trata de un trastorno que afecta a casi un 25% de la población adulta mundial, y su diagnóstico incrementa mucho la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y/o enfermedades cerebrovasculares.
Desde el punto de vista de la sostenibilidad medioambiental, el consumo de alimentos registrado en el grupo de intervención presentó una reducción en la huella de carbono de 0.17 kg CO2eq/persona/día en comparación al consumo hecho por los controles. “Esta diferencia no alcanzó la significación estadística debido a la falta de potencia estadística del estudio, que estaba inicialmente diseñado para detectar cambios en parámetros metabólicos; calculamos que un tamaño de muestra de 2000 participantes hubiera sido suficiente para obtenerla”, asegura esta investigadora, quien subraya que “actualmente seguimos investigando el papel de la dieta atlántica en la reducción del riesgo de enfermedades prevalentes y en su impacto ambiental”.
En este estudio, el 46% de los participantes adultos presentaban obesidad abdominal al inicio. Tras 6 meses, el 11,1% de los adultos del grupo de intervención lograron perder más del 5% de su peso corporal. Asimismo, se observó una reducción del IMC de 0.44 kg/m² y una disminución significativa del perímetro abdominal de 1.79 cm en comparación con los controles. Estos resultados son significativos si se tiene en cuenta, por ejemplo, que por cada aumento de 5 kg/m² en el IMC, el riesgo de mortalidad general incrementa un 30%, y que una pérdida de peso de tan sólo el 5-10% del peso corporal puede reducir significativamente los triglicéridos y el colesterol y aumentar el colesterol HDL. “Estos hallazgos subrayan la importancia de implementar intervenciones dietéticas como la desarrollada en nuestro estudio para mitigar el impacto de la obesidad a nivel poblacional y de salud pública”, según la Dra. Calvo.
A la luz de estos resultados, la responsable principal del estudio GALIAT asegura que “promover las dietas territoriales saludables podría no solo a contribuir a preservar las tradiciones culturales, sino que incrementaría las probabilidades de adherencia a la dieta y la sostenibilidad a largo plazo de los resultados obtenidos en el estudio”. Además, reclama “la urgente necesidad de promover dietas que sean saludables y tengan bajo impacto ambiental, y éstas deben ser socioculturalmente aceptables y económicamente accesibles para todos”.
Con todo, se aprecia una reducción en el seguimiento de esta dieta clásica entre la población, “una evidencia que constatan los diferentes grupos científicos que estudiamos la dieta atlántica”. En palabras de María del Mar Calvo, “el patrón dietético actual en Galicia presenta unos índices nutricionales muy inferiores y un impacto medioambiental superior a los obtenidos si se siguiera con el patrón de la dieta atlántica tradicional”.
Un recordatorio
La dieta atlántica es la dieta tradicional del noroeste de España y el norte de Portugal. Se caracteriza por un elevado consumo de alimentos frescos, de temporada y de origen local, como frutas, verduras, cereales integrales, principalmente en forma de pan, legumbres, patatas, pescados y productos lácteos. Los pescados y mariscos son elementos básicos de la gastronomía atlántica, con un consumo frecuente (alrededor de 3-4 porciones por semana), al igual que el consumo elevado de lácteos, especialmente de leche y quesos. Presenta un consumo más moderado de carne, principalmente de ternera y cerdo, y huevos.
El consumo diario de frutas y verduras, y particularmente de verduras de la familia de las Brassicas (como el grelo, la berza o el repollo), es una característica distintiva de la gastronomía atlántica. El aceite de oliva es la principal fuente de grasa para cocina y aliño, y el consumo de vino es moderado, generalmente en las comidas.
Pero más allá del tipo y frecuencia del consumo de alimentos, “la cocina atlántica es reconocida mundialmente por la calidad de su gastronomía”, señala la Dra. María del Mar Calvo. Este reconocimiento se basa no solo en la calidad de sus productos, sino también en el respeto con la que la tradición culinaria atlántica trata los alimentos, preservando tanto su apariencia como sus características nutricionales. Además, “la convivencia durante las comidas, el placer y el disfrute de los alimentos están estrechamente asociados con los ideales atlánticos, reflejando la cultura de la gente del norte de España y Portugal, y enfatizando la importancia de la vida familiar”, concluye.
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