Los profesores Usama Bilal y Manuel Franco hablan de la importancia de investigar y trabajar sobre la salud urbana en el curso que imparten en la Escuela de Salud Pública de Menorca
Las ciudades ofrecen oportunidades únicas para prevenir las enfermedades crónicas mediante cambios estructurales
La investigación en salud urbana contempla el estudio de los comportamientos de los ciudadanos trabajando sobre cuatro factores de riesgo, alimentación, tabaco, alcohol y actividad física
Los dos profesores llaman la atención sobre la necesidad de crear ciudades sin desigualdades. Si se construyen carriles bici o se potencian comercios de proximidad, que sea en todos los barrios
Más de dos tercios de la población mundial vivirá en zonas urbanas para el año 2050, según muestran las proyecciones demográficas mundiales. Este proceso de urbanización, unido al envejecimiento y al aumento de las enfermedades crónicas, hace que el estudio de la salud urbana sea cada día de mayor interés en el ámbito de la salud pública internacional.
Y es que las desigualdades en salud son muy patentes en las ciudades como reflejo de las diferencias sociales y la segregación económica y social que existe. A ello se suma el hecho de que las enfermedades crónicas continúen siendo el principal problema de salud internacional a diferentes niveles de desarrollo de todos los países.
Hoy, las ciudades ofrecen oportunidades únicas para prevenir las enfermedades crónicas mediante cambios estructurales que afectan a los comportamientos de los ciudadanos en términos de los cuatro factores de riesgo fundamentales: alimentación, tabaco, alcohol y actividad física.
“La salud es diferente en las zonas urbanas y no urbanas”, comentan los profesores Usama Bilal y Manuel Franco. Ambos participan en los cursos de la Escuela de Salud Pública de Menorca para hablar de investigación en salud urbana. Está demostrado que en la salud influyen los estilos de vida, desde el transporte y la contaminación, hasta el ruido o la actividad física, pasando por la alimentación. “En las ciudades se ha olvidado cocinar y cocinamos cada vez menos y peor”, con un elevado consumo de productos ultraprocesados frente a un consumo de productos más naturales en zonas no urbanas.
Manuel Franco recuerda la importancia de que las políticas “tienen que entender las desigualdades, no solo se debe tener en cuenta desde los que trabajamos en salud”. Si se construyen carriles bici o se potencian los comercios de proximidad “esto debe llegar a todas las zonas de la ciudad, no solo a determinados barrios, porque si es así también se crean desigualdades”.
En el Lazareto de Mahón, ambos investigadores expondrán la investigación en salud urbana que llevan a cabo en sus puestos de trabajo, la Dornsife School of Public Health at Drexel University (donde el Dr. Usama Bilal trabaja) y la Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health (donde el Dr. Manuel Franco es profesor adjunto).
Este curso de Investigación en Salud Urbana (Urban Health Research) es pionero en la formación de profesionales en este ámbito de la salud pública tanto en el ámbito nacional como internacional. “Esperamos que los alumnos, profesionales e investigadores, puedan entender los retos fundamentales de la investigación en salud urbana”, comentan Bilal y Franco.
En él explican qué es la salud urbana y la investigación en salud urbana, se hablará de prevención poblacional en las ciudades, investigación en sistemas de alimentación urbanos, actividad física y transporte en las ciudades, retos metodológicos de la investigación en salud urbana y traslación de la investigación a políticas públicas.
El número de muertes por enfermedades crónicas continúa aumentando aunque ya ocurren en poblaciones de más edad. A nivel global, la supervivencia a estas enfermedades aumenta por lo que la prevención primaria y secundaria son todavía más relevantes. Así se recoge en los diferentes informes de la OMS sobre enfermedades crónicas no transmisibles y en el informe de Carga Global de Enfermedad 2016 publicado en Lancet en septiembre.