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La Asociación Ictus de Aragón recuerda la necesidad de prestar atención y trabajar las secuelas que no son tan visibles: los aspectos cognitivos y emocionales y no quedarse solo en los signos físicos que, inicialmente, son los visibles

Para AIDA, el objetivo es lograr que los pacientes miren hacia delante y aprendan a vivir su nueva vida, dotándoles de todas las herramientas necesarias para ello

 

Pasar por un ictus es pasar por una situación de duelo, de pérdida. A los efectos físicos que pueda dejar, se suman muchas dificultades que habrá que afrontar, tanto en el ámbito cognitivo como emocional. Los pacientes se enfrentan a una nueva situación, para ellos y para sus familias es un cambio drástico. El ictus interrumpe la vida anterior.

Lorena Larios y Marta Mañeru, son la psicóloga y la logopeda de la Asociación Ictus de Aragón (AIDA), ellas conocen bien las situaciones y los diferentes momentos por los que pasan las personas que han tenido un ictus. El ICTUS no solo afecta a la persona que lo sufre, también sus familias, “a las que debemos tener en cuenta siempre porque su actitud también repercute en el paciente”, explican.

De ahí que, en su día a día, la capacidad de escucha y de conexión con quienes acuden al Centro de Neuro-Rehabilitación de AIDA sea uno de sus primeros objetivos. A partir de ahí comienza un trabajo interdisciplinar, “tenemos que ver a la persona como un todo, , debemos entender lo que está pasándole emocionalmente para evitar bloqueos y que en su recuperación vaya todo acompasado”. Ponen como ejemplo el caso del lenguaje y del habla “si su capacidad de comprensión y expresión mejora; si su habla es más inteligible, le permitirá comunicarse mejor ayudándole así a poder expresar sus sentimientos, a tomar parte más activa en su tratamiento integral”

Las personas que han sufrido un ictus se enfrentan a una nueva vida que deben aprender a gestionar, “tenemos que darles los recursos necesarios y mostrarles que en esta nueva fase ellos tienen un papel activo”,  subrayan Lorena y Marta.

Su lema en la consulta con sus pacientes, “fija tus ojos hacia delante en lo que puedes hacer, no hacia atrás en lo que no puedes cambiar”.

La disfagia o dificultad de tragar, asociada al ictus

Y en este camino, la Asociación quiere llamar la atención sobre la disfagia, la dificultad para tragar. Afecta a un 45% de las personas que han tenido un accidente cerebro vascular (ACV), pero también al 27% de las personas de más de 70 años y más de del 60% de los pacientes institucionalizados.

Puede alterar la eficacia y la seguridad de la deglución y con ello se puede producir desnutrición y deshidratación. Pero, además, puede producir penetración laríngea y aspiraciones que generan infecciones y complicaciones respiratorias importantes. Desde AIDA, se trabaja para dar a conocer esta consecuencia del ictus, para mostrar a las familias cómo identificar la disfagia, qué medidas se deben tomar y cómo actuar para evitar comprometer la vida de las personas.

Al mismo tiempo, señalan la necesidad de realizar protocolos de exploración, para poder identificar cuanto antes a los pacientes con disfagia, realizar la evaluación, diagnóstico y establecer el tratamiento adecuado adaptando la dieta a la viscosidad, textura, aporte calórico y proteico adecuado para conseguir una alimentación segura y eficaz. Implicar de forma activa a la familia y al cuidador.

Centro de Neuro-Rehabilitación, más de 13.400 atenciones a usuarios

La Asociación Ictus de Aragón cuenta con 14 profesionales dedicados a la rehabilitación y apoyo a quienes un día vieron su vida interrumpida por el ictus. Un equipo multidisciplinar del que forma parte un médico rehabilitador, cuatro fisioterapeutas, tres terapeutas ocupacionales, dos logopedas, dos neuro-psicólogas y una trabajadora social. 

En el último año, han realizado 13.411 atenciones a usuarios en rehabilitación. El servicio más demandado es el de fisioterapia, seguido de terapia ocupacional, neuropsicología, logopedia y psicología. Desde mediados de este año, cuentan también con terapia acuática.

Una actividad que complementan con diferentes talleres gratuitos para los socios, desde fisioterapia, terapia ocupacional, de familias, ajedrez, relajación, cine-fórum, debate, y de ocio y tiempo libre.

El ictus en cifras

En Aragón, dada su pirámide de edades, con más de un 30% de la población mayor de 50 años, es la primera causa de muerte y discapacidad, con una frecuencia de ictus de 250/100.000 habitantes. Eso supone unos 3.000 ictus al año en nuestra comunidad, alrededor del 20% de los cuales fallece en los primeros meses, quedando el 50% del resto con algún grado de incapacidad. Es también una de las primeras causas de ingreso en residencias asistidas, causa un porcentaje elevado de las consultas y más del 50% de los ingresos en los Servicios de Neurología. Por cada 100.000 personas de más de 65 años vivas, 8.500 han padecido un ictus. Más de 5.000 aragoneses tienen alguna discapacidad secundaria a esta patología.

Más información: www.ictusdearagon.com

 

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