Cinco expertos mundiales, pioneros de reproducción asistida, han puesto en cuestión los actuales sistemas de regulación de las técnicas de fertilidad en países y regiones como Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, Reino Unido y Europa continental. Los cinco firman un editorial publicado en el último número de la revista Reproductive Biomedicine Online.
John Yovich (Perth, Australia), Robert Casper (Toronto, Canadá), Michael Chapman (Sydney, Australia), Jan Tesarik (Granada, España) y Richard Anderson (Edinburgh, Reino Unido) destacan los méritos pero también las deficiencias de los sistemas utilizados en diferentes partes del mundo para regular la introducción de nuevas tecnologías de la reproducción asistida en la práctica clínica de tratamiento de infertilidad. Los científicos critican, además, la falta de coordinación de mecanismos reguladores de reproducción asistida a nivel mundial.
Para los cinco científicos, que trabajaban en países como Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Francia, República Checa, Italia, Grecia, Malasia y Japón, esta falta de coordinación supone en la práctica un importante freno a la investigación y favorece unas prácticas que podrían ser cuestionables, incluso en la veracidad de sus resultados, en países donde no existe regulación.
Para ellos la gran cuestión es si la reproducción asistida ¿Necesita un órgano regulador? y recuerdan que en el Reino Unido, la cuna de la fecundación in vitro, no existía ninguna regulación específica de esta actividad entre el año 1978 (nacimiento del primer bebé probeta) y la creación, en 1984, del Comité Warnock posteriormente renombrado HFEA (Human Fertilisation and Embryology Athority) que sigue activo hoy día. Aunque la HFEA ha cometido varios errores, su actitud es considerada en general constructiva y útil. En otros países, como Australia, la reproducción asistida es objeto de una regulación particular solo en algunos estados, pero no en otros, que consideran suficientes las cláusulas del juramento hipocrático.
En Europa continental, según el doctor Tesarik, falta una unificación de criterios para aproximar las legislaciones de diferentes países, lo que alimenta fenómenos como el turismo de fertilidad. “España aparece en el primer puesto en Europa en número de tratamientos de reproducción asistida realizados, no por la calidad de su trabajo e innovación, sino por la permisividad de sus leyes en el tema de la ovodonación. Esta ventaja desaparecerá inmediatamente cuando otros países, consumidores de óvulos españoles, cambien su legislación”. En el caso español, además, existe una falta de claridad en cuanto a las competencias del gobierno central y las 17 comunidades autónomas.
La regulación de la aplicación clínica de nuevas tecnologías se ha puesto de actualidad como reacción a dos noticias recientes. La primera, la supuesta, aunque insuficientemente documentada, aplicación de la edición genética para manipular embriones humanos, dando lugar al nacimiento de niños genéticamente modificados en China. La segunda, el rechazo, por parte de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida española, de la proposición de aplicación clínica de la tecnología de donación de citoplasma en reproducción asistida (DORA), formulada por los propios autores de esta técnica, los doctores Jan Tesarik y Carmen Mendoza de Granada. Ambas noticias se refieren a tendencias esencialmente contrapuestas, sin embargo tienen un denominador común: una falta de coordinación de mecanismos reguladores de reproducción asistida a nivel mundial. Según el doctor Tesarik, además de falta de coordinación, “en muchas de las decisiones de estos órganos se esgrimen argumentos irracionales fundados en convicciones ideológicas”.