- Los pacientes con VIH pueden vivir casi tanto tiempo como la población en general pero aumenta el riesgo de que sufran comorbilidades relacionadas con la propia patología, el tratamiento y la edad
- En España, más de 20.000 personas desconocen que son portadores del VIH y el 48% de los nuevos diagnósticos son de forma tardía
- El objetivo de la jornada ha sido debatir acerca de cómo conseguir, entre todos, alcanzar en 2030 el objetivo de ONUSIDA 95-95-95-95
Madrid, 20 de junio de 2019- En la actualidad, la concienciación sobre las prácticas de riesgo, la promoción de la accesibilidad del test en entornos sanitarios y comunitarios, la automatización de petición de pruebas a las personas entre 20-59 años sexualmente activas al menos una vez aprovechando la extracción de sangre, así como impulsar el tratamiento temprano e inmediato, son algunas de las claves en el manejo del VIH presentadas hoy en la VIII Jornada de Salud Pública “VIH en España: Hacia la consecución del 95-95-95-95” organizada por la Fundación Gaspar Casal con la colaboración de Gilead Sciences.
En nuestro país, más de 20.000 personas infectadas desconocen que son portadoras del VIH. Las prácticas sexuales de riesgo, la pérdida del miedo a la infección y los prejuicios entorno a las vías de contagio y a la población infectada influyen en la evolución del perfil de los nuevos casos: mayoritariamente hombres, con 1 de cada 6 casos mayores de 50 años y donde los hombres que mantienen sexo con hombres (HSH) suponen casi el 50% del total. Así lo ha destacado Asunción Díaz, responsable de la Unidad de vigilancia de VIH/ITS y conductas de riesgo del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII, quien también ha recordado que en España viven entre 140.000 y 170.000 personas con VIH y que la media de edad en los nuevos contagios es de 35 años.
En la primera mesa de la jornada se han abordado las distintas medidas para alcanzar el objetivo “95-95-95-95” desde las CCAA’s en la que los ponentes han hablado de las diferentes acciones necesarias para conseguir este reto, las distintas políticas que se deben llevar a cabo desde las administraciones, los plazos que se manejan en cada una de las regiones y sobre todo la importancia del diagnóstico precoz.
María Vázquez, jefa de Área de Prevención del Plan Nacional sobre el VIH/SIDA del MSCBS, ha afirmado que a nivel nacional el porcentaje de diagnóstico tardío es del 48%. Esta cifra es más elevada en mujeres que en hombres, mayoritariamente en población heterosexual y se incrementa conforme aumenta la edad. Lo mismo ocurre en Cataluña y las Islas Canarias, donde Joan Colom, director del programa de Prevención, Control y Atención al VIH, las ITS y las Hepatitis Víricas de la Generalitat de Cataluña, y Domingo Núñez, jefe de Epidemiología y Prevención del Servicio Canario de Salud, han afirmado que el porcentaje en sus CC.AA es del 44% y 49%, respectivamente.
Colom ha incidido en la importancia de realizar pruebas y test diagnósticos en el ámbito sanitario utilizando la historia clínica electrónica a través de sistemas de alerta y, para el abordaje de algunas poblaciones de riesgo, apoyarse fuera de él en los centros comunitarios. Además, en la mesa se ha tratado la importancia de la derivación, la formación de los profesionales y la coordinación asistencial.
La revolución de los tratamientos para el VIH basados en la triple terapia, los planes de salud pública de combate al VIH y el trabajo incansable de profesionales sanitarios y asociaciones de pacientes, han sido claves para controlar la epidemia en nuestro país.
Por otro lado, es fundamental comenzar el tratamiento antirretroviral de forma rápida, sin necesidad de que las personas con VIH modifiquen su estilo de vida, y alcanzar la carga viral indetectable antes, con lo cual se mejora el control de la infección y la calidad de vida a largo plazo. De hecho, otra de las conclusiones de la jornada ha sido que hay reducir el tiempo entre el diagnóstico y el tratamiento y para ello es necesario establecer vías y procesos de derivación entre atención primaria y hospitalaria.
Hoy en día, con acceso a un tratamiento apropiado, los pacientes con VIH pueden vivir casi tanto tiempo como la población en general. No obstante, aumenta el riesgo de sufrir comorbilidades como la enfermedad coronaria y/o renal relacionadas con la propia patología, el tratamiento y la edad. Esto significa que ayudar a conservar la salud a largo plazo debería ser la máxima prioridad a la hora de adoptar decisiones sobre el tratamiento. En paralelo, es necesario plantear un abordaje integral y multidisciplinar del VIH con la coordinación de los centros de salud, las unidades especializadas hospitalarias y los centros comunitarios y asociaciones no gubernamentales para reforzar el control y seguimiento de estos pacientes. Esta ha sido una de las claves extraídas de la segunda mesa sobre atención a la cronicidad en los pacientes VIH.
A lo largo de la mesa, los ponentes han incidido en la importancia de incluir al paciente en la práctica clínica y en la lucha contra el estigma y la exclusión social de los pacientes, ayudándoles en la soledad no deseada que influye negativamente en su salud y calidad de vida.
Por último, la última mesa ha contado con la participación de los principales partidos políticos. A pesar de la inestabilidad política del país en este momento, han coincidido en la necesidad de consenso en la definición de políticas de salud pública para el VIH. Todos han abogado por cuidar y mantener la salud pública, hacer políticas basadas en la evidencia y llevar a cabo medidas de prevención para lograr, entre todos los agentes, el objetivo marcado por ONISIDA de 95-95-95-95.
En palabras de Juan del Llano, director de la Fundación Gaspar Casal, “la octava edición de esta jornada de Salud Pública que celebramos hoy es ya un clásico. Conseguir entre todos el reto de los tres 95 de Naciones Unidas para 2030 lograría evitar 21 millones de muertes relacionadas con el SIDA, 5,9 millones de infecciones evitadas entre niños, 28 millones de infecciones por VIH evitadas y un retorno a la inversión 15 veces mayor. Además, sería muy importante lograr el cuarto 95 de Lazarus, la buena salud relacionada con la calidad de vida, ya que los estudios longitudinales apuntan que la gente cuanto más feliz es, más vive y mantiene más conductas seguras”.
Para María Río, vicepresidenta y directora general de Gilead España: “esta jornada de salud pública es un punto de encuentro y debate entre los especialistas de VIH para abordar los principales retos de la infección. Además, es un ejemplo del compromiso de Gilead con el VIH y los pacientes. La compañía ha desarrollado en los últimos años medicamentos que han ido evolucionando en eficacia, posología y seguridad para así ofrecerles la respuesta adecuada a sus necesidades en cada momento y continuará trabajando con las autoridades sanitarias, los profesionales sanitarios y las personas que conviven con la infección para cubrir todas las necesidades existentes en su abordaje de la patología y llegar los objetivos de 95-95-95-95 en el año 2030, garantizando al mismo tiempo la sostenibilidad del sistema.”.
La inauguración del acto ha contado con la participación de Julia del Amo, directora del Plan para el VIH del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social; Juan del Llano, director de la Fundación Gaspar Casal y Tania Furtado, directora de Government Affairs de Gilead España. Además, Asunción Díaz, Responsable de la Unidad de vigilancia de VIH/ITS y conductas de riesgo, Centro Nacional de Epidemiología, ISCIII; y el Dr. Juan Carlos López, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas/VIH, Hospital Gregorio Marañón de Madrid; han impartido la conferencia inaugural y de clausura respectivamente sobre la epidemiología del VIH/SIDA en España y sobre las buenas prácticas en la atención crónica a largo plazo de los pacientes con VIH. El cierre de la jornada ha correspondido a Pilar Aparicio, directora de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social y María Río, vicepresidenta y directora general de Gilead España.
