- El 24,4% de la población española es fumadora
- La nicotina es lo que va a producir la mayoría de enfermedades
- España, lejos del objetivo de la OMS en reducción de consumo de tabaco
“Solo la COVID-19 causa más muertes que el tabaco, 50.000 anuales en el último año” según Antonio Sierra, catedrático de Salud Pública de la Universidad de La Laguna que participó esta mañana en una sesión científica virtual organizada por la Fundación España Salud y el Grupo de Investigación en Salud Pública de la UPC bajo el título “Políticas de control del tabaquismo: experiencia internacional”.
Junto a Antonio Sierra participaron el exsecretario general del Ministerio de Sanidad y catedrático de la Universidad de Valladolid Javier Castrodeza, el portavoz de la Plataforma para la Reducción de Daño por Tabaquismo y cirujano oncológico del Gómez Ulla Fernando Fernández Bueno, y Gonzalo Lloveras, médico experto en políticas sanitarias internacionales formado en Minnesota (EE.UU).
Las principales conclusiones de la sesión fueron:
Que el tabaco sigue siendo el principal factor de riesgo de muerte prematura en España: el 24,4% de la población adulta es fumadora, a pesar del descenso en la prevalencia en los últimos diez años.
Que España todavía está lejos del objetivo que marca la OMS de reducción del consumo de tabaco del 30% para el horizonte 2030.
Que las alternativas al tabaco pasan por elementos sin combustión (sin humo), que es el verdadero peligro para la salud. Concretamente estas alternativas son el cigarro electrónico y el tabaco de calentamiento que no queman, por lo que desaparecen la mayoría de los contaminantes del humo y, en líneas generales, los elementos cancerígenos se reducen entre un 90 y 95% respecto al tabaco convencional. Estas son alternativas basadas en evidencia científica en cuanto a reducción de riesgo.
Que en los países más avanzados de nuestro entorno se han reforzado las medidas de educación hacia los jóvenes al tiempo que se les brinda alternativas al tabaco convencional. También se facilitan dispositivos de deshabituación, como el Reino Unido, que es el más avanzado en este tema.
El catedrático Antonio Sierra subrayó que la dependencia química de la nicotina que atrapa a los fumadores se complementa con la dependencia psicológica, por lo que procede promover en mayor grado en España la deshabituación tabáquica. Fernández Bueno, cirujano oncológico, aseguró que “las herramientas para esta deshabituación se ven como algo negativo, en lugar de verse en positivo, pues el “desenganche” de la nicotina es fundamental al ser lo que produce el mayor número de patologías”. También el exsecretario del Ministerio de Sanidad, Javier Castrodeza, aseguró que “se debería volver a revisar las normas antitabaco pues no se conoce con certeza el nivel de cumplimiento”. “Sería deseable más campañas de información y formación sobre los efectos nocivos y trasladar estos debates más allá del mundo sanitario”.
