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El desequilibrio de la microbiota del sistema reproductor femenino superior puede provocar situaciones de infertilidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la infertilidad está reconocida como una enfermedad de la civilización y su incidencia crece año tras año. Actualmente, entre el 10-12% de mujeres en la edad reproductiva son infértiles y la causa más común (~35%) está relacionada con afecciones de las trompas de Falopio (conductos que unen los ovarios con el útero). Una inflamación de las trompas afectadas, conduce a su obstrucción y, consecuentemente, una infertilidad llamada tubárica.

Un artículo publicado en la revista médica y científica Gynecological and Reproductive Endocrinology and Metabolism por un equipo multinacional, con la participación destacada del científico granadino, el doctor Jan Tesarik, director de la clínica MARGen de Granada, presenta una revisión crítica de las causas de la infertilidad femenina, con una particular atención a la posible implicación del desequilibrio de la microbiota del sistema reproductor femenino superior.

La infertilidad tubárica fue la primera indicación de la fecundación in vitro (FIV) al nivel mundial en los años 70-80 del último siglo. Como un tratamiento alternativo, se realizaban intentos de reparación de las trompas obstruidas por una microcirugía. Un estudio coordinado por el doctor Tesarik, y publicado ya en el año 1983 en la prestigiosa revista médica Fertility and Sterility, demostró que la transferencia de óvulos, junto con los espermatozoides dentro de las trompas recién operadas puede resultar en un embarazo y nacimientos de niños normales. Sin embargo, la experiencia de Tesarik y otros médicos indicó que la reparación por microcirugía de las trompas dura poco y las trompas suelen obstruirse de nuevo algún tiempo después.

En los años 1980 estábamos lejos de encontrar la respuesta a esta pregunta, y la microcirugía de las trompas se iba progresivamente abandonada a favor de la FIV. Hoy sabemos que hay otras causas probables, relacionadas con la microbiota del sistema reproductor femenino”, comenta el doctor Tesarik.

Según la doctora Raquel Mendoza Tesarik, co-directora de la clínica MARGen, “Es llamativo que muchas parejas jóvenes sufren fracasos repetidos de la FIV, a pesar de la calidad de espermatozoides y de los óvulos normales. Queda por determinar la prevalencia de obstrucción de las trompas en aquellos casos y compararla con la de las parejas con éxito.

A la luz de esta probabilidad, el doctor Tesarik señala que “Si la microbiota tubárica es responsable (una hipótesis probable), la obstrucción de las trompas no impedirá que la misma microbiota esté en la cavidad superior uterina, donde se transfieren los embriones después de la fecundación in vitro para su implantación. De este modo, las anomalías de la microbiota tubárica serían las mismas que las del fondo de la cavidad uterina, dónde los embriones son transferidos después de la FIV y dónde tendría ocurrir su implantación. Y estas anomalías pueden provocar una condición de inflamación y el rechazo a la implantación de los embriones transferidos. Si es así, la FIV no podrá resolver el problema de infertilidad en esos casos.

El primer artículo mencionado arriba analiza todos los datos científicos, publicados hasta ahora, relacionados con la posibilidad de que situaciones de infertilidad femenina puedan estar relacionadas con un desequilibrio de la microbiota del tracto superior del sistema reproductor (las trompas). La mayoría de los órganos del cuerpo humano contienen microorganismos, cuyo conjunto se llama “microbiota”. Por ejemplo, en la microbiota vaginal de mujeres sanas normalmente prevalecen bacterias del género Lactobacillus. La disminución de la prevalencia de Lactobacillus, favorece la proliferación de otros tipos de microorganismos que puedan provocar una reacción inflamatoria local. Sin embargo, la microbiota vaginal y cervical (del cérvix uterino) no es necesariamente la misma que la de la cavidad uterina y tubárica. Por lo cual, el problema que causa la enfermedad tubárica no se pueden detectar analizando la microbiota vaginal. Un análisis de muestras obtenidas por aspiración del líquido desde los orificios internos de las trompas desde la cavidad uterina, mediante una histeroscopia, parece ser la única vía para detectar un problema.

Las nuevas posibilidades que ofrece la histeroscopia ambulatoria permiten detectar este tipo de desequilibrio, lo que podrá permitir, en un futuro no lejano, el desarrollo de tratamientos específicos antimicrobiales que podrán mejorar la fertilidad femenina. La histeroscopia ambulatoria (office hysterocopy) utiliza una nueva generación de herramientas para evitar dolor de la paciente, no necesita anestesia y se puede realizar en el despacho médico al lugar del quirófano. Durante la intervención por histeroscopia ambulatoria, el médico puede aspirar el líquido presente en los orificios tubáricos internos para un posterior análisis. De este modo, la composición de la microbiota tubárica puede ser determinada para realizar un tratamiento antibiótico adecuado.

Se trata de una proposición que marca la vía por seguir y necesitará una confirmación mediante futuros estudios, ya en marcha en algunas clínicas en el mundo. Con los medios disponibles hoy día, la disponibilidad de métodos eficientes del diagnóstico y tratamiento en esos casos no debería tardar mucho.

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